La frase que da título a esta entrada puede encontrarse con alarmante frecuencia y desde hace ya unos años en portadas, contraportadas y adhesivos en el precinto de álbumes imprescindibles del rock progresivo. Steven Wilson, a quien tuvimos por aquí cuando reseñamos su álbum The Raven that Refused to Sing (and Other Stories) de 2013, viene a ser el más importante referente actual del prog, si no contamos a artistas que siguen en activo desde los sesenta/setenta como Robert Fripp o Steve Hackett por decir un par. Lo cierto es que mi crítica fue un poco tibia, sobre todo admitiendo que el antes mencionado es un álbum que he vuelto a escuchar con agrado varias veces y hoy tengo en mayor estima.
Steven Wilson en una foto promocional de su último álbum.
Sigo pensando, y cada vez con mayor seguridad, que Wilson tiene tanto éxito dentro del circuito por ser sobre todo un gran gestor del sonido de las grandes bandas de referencia de la edad de oro. Lo mismo graba un largo solo de bajo y batería que te coloca un suntuoso arreglo de cuerdas clásicas o te sorprende con un largo fragmento atmosférico/ambient, casi todo muy en la línea de los inevitables King Crimson, Yes o Pink Floyd. Vale que hay un aglutinante propio, seguramente más notable en los trabajos dentro de su banda Porcupine Tree que en sus discos en solitario, pero Wilson tiene, a mi parecer, bastante más madera de erudito que de innovador.
El estuche con vinilos de Yes.
La erudición es un plus si, como él, conoces tan perfectamente tus fuentes primarias que llega un punto en el que sabes dónde está el secreto de cada nota, cada acorde de los que hacen mágicos los trabajos imprescindibles del género. No es de extrañar que Wilson lleve más de diez años colaborando en multitud de reediciones de clásicos del progresivo, con resultados como mínimo interesantes, la mayoría de las veces deslumbrantes, algunas veces alcanzando lo sublime. Steven Wilson actualiza el sonido de álbumes que rondan los 50 años de antigüedad sin resultar invasivo. Optimiza los arreglos de sintetizador, aporta nitidez a los solos, hace maravillas con el efecto envolvente del estéreo. Y como sabe exactamente con qué fragmentos tocarnos la fibra, nuestro disfrute de sus remezclas se multiplica por diez.
In Search of Hades. De este ya hablamos.
En estos tiempos raros he tenido ocasión de emplearme a fondo con sus remezclas de los álbumes más míticos de Yes (The Yes Album, Fragile, Close to the Edge, Tales from Topographic Oceans y Relayer) en la edición que se publicó en 2018, y también con el estupendo estuche In Search of Hades de Tangerine Dream, de 2019. Wilson tiene también una faceta electrónica y ambient, y su trabajo con piezas de Phaedra, Ricochet y sobre todo el inédito Oedipus Tyrannus es una gozada. Ahora estoy dando caña a sus actualizaciones del catálogo de King Crimson, incluyendo el reciente lanzamiento de la edición 50 aniversario de In the Court of the Crimson King. Lo siguiente será ponerme en serio con una discografía en la que de momento solo he picoteado, la de Jethro Tull, en la que Steven Wilson también metió mano; y varios trabajos de Gentle Giant, una banda que desconozco por completo. No sé qué otros trabajos prog le esperan en el futuro, pero habrá que estar atentos porque creo que merecerán la pena.
La mejor parte de Close to the Edge.
Hace tiempo que no se le escucha nada nuevo a este hombre desde su último disco más ligero de 2017 To the Bone. Algunos dicen que puede que haya un retorno de Porcupine Tree. Ya veremos.
ResponderEliminarEn cuanto a sus remixed...bueno, no soy especialista pero a mi no me desagradan y es una manera de redescubrir ciertos discos. Como bien dices, creo que es poco invasivo y es de agradecer. Lo que está haciendo con los discos de Jethro Tull está bastante bien y me ha encantado la caja de Tangerine Dream, aunque no solo por el trabajo de este señor sino por rescatarse piezas perdidas como las que has comentado.
Por último, si no has escuchado a Gentle Giant hazlo cuanto antes, sobre todo sus 5 o 6 primeros discos. son autenticas joyas. Y el trabajo de Wilson es notable.
Como a la mayoría, conocí a Steven Wilson por su banda Porcupine Tree. Luego escuché algunos de sus trabajos en colaboración con otros artistas y, finalmente, los hechos en solitario. Personalmente, me decanto por los cuatro últimos trabajos con PT y con 'The Raven' y 'Hand, Cannot, Erase'. Sí, se puede debatir cuánto hay de homenaje, de pastiche o de reciclaje en su obra. También es discutible la decisión de dar la espalda a las tendencias musicales actuales, aunque sea con pleno convencimiento (si no le he entendido mal en alguna de sus entrevistas colgadas en YouTube). Pero, al fin, lo importante es si te llega o no. Y a mí me llega, desde luego, sin que me suene a copia pura y dura de los originales (cosa que es bastante habitual en el progresivo desde los 90, si no antes). La línea más popera por la que parece haber optado últimamente tampoco me desagrada del todo. Habrá que esperar a 'The Future Bites', el álbum que publicará el 12 de junio, para saber qué rumbo toma ahora.
ResponderEliminarEn cuanto a las remezclas, como no dispongo de un equipo de alta fidelidad en condiciones, no puedo apreciar en su justa medida las mejoras en el sonido de estos clásicos del progresivo. Y del no-progresivo, porque veo que Wilson ha metido mano a una variedad de artistas, desde Emerson Lake & Palmer hasta Yes, pasando por Tears For Fears, Caravan, Simple Minds, Chicago, Steve Hackett, Opeth, Jethro Tull, Roxy Music, Marillion, Rush, King Crimson...
Hola, no conozco a fondo la obra de Wilson ni la de Porcupine Tree. Soy un arcaico que me he quedado en los 70. Pero he notado al igual que el responsable de este blog que su nombre está en una infinidad de remezclas. Algunas de ellas las he escuchado. Tampoco tengo en este momento un equipo de alta fidelidad para poder apreciar en detalle las diferencias entre los originales y las nuevas versiones. Pero me he topado, azarosamente, con un ejemplo adverso para el prestigio remezclador de Wilson. No quiero con esto empañar una trayectoria impecable, pero me ha llamado la atención.
ResponderEliminarEn la edición 30 aniversario de "Lark´s Tongues In Aspic", el tema "The Book Of Saturday", tiene hacia su final una edición que se nota bastante, y mal. Comparé esa versión con otras anteriores y así es, hacia el final del tema se produce un "adelantamiento" de unos coros, que suena, por lo menos para mi oído, bastante desprolijo. Supongo que Wilson habrá tenido sus razones para tal arreglo. No soy músico, sólo oyente calificado, y seguro mi observación podrá ser refutable. Pero escuchar un tema que uno conoce casi de memoria con una disonancia así me genera la imperiosa necesidad de refugiarme en las antiguas grabaciones. Creo que voy a recuperar mi equipo Pioneer 1981 de la casa de mis padres, convenceré a mi esposa de que hagamos lugar al cacharro, y volveré a escuchar los viejos vinilos, con su sonido imperfecto pero originalmente real.
Saludos.