1. Ascension Now (20:00)
2. A Higher Energy Realm (20:00)
Tengo entre mis archivos de audio este trabajo desde hace bastante tiempo, perdido en un maremagnum de álbumes por comentar que, entre unas cosas y otras, se me van quedando en el tintero. Sin ánimo de que parezca que a veces ignoro el material que me envían, que no suelo hacerlo, lo cierto es que sí tengo la mala costumbre de ir empujando cosas hacia delante en función de lo que me va surgiendo en cada momento. En concreto, habría sido una auténtica injusticia dejar este Ascension Now (2018) en la cuneta, primero por la gran calidad del trabajo, y segundo porque debo decir que lo he escuchado muchísimo.
El nombre propio debajo de Lunaria es Daniel Guillén, un músico español, zaragozano para más señas, que en obras posteriores ha optado por no utilizar nombre artístico. No me ha resultado fácil encontrar mucha más información sobre él, pero sí que hay una foto en Discogs:
Daniel Guillén
Está claro que Guillén conoce bien el terreno del ambient y la electronic music, la música "planeadora" de la Escuela de Berlín (Klaus Schulze, Ash Ra Tempel) y la música cósmica, trascendental e introspectiva, practicada por gente como Robert Rich, Jonn Serrie o Constance Demby, por mencionar a algunos de los artistas que hemos tenido en entradas del blog. Ascension Now ("Ascensión ahora") está planteado, y ya su título lo anuncia, como un viaje interior en busca de un nivel más alto de conciencia.
Utilizando terminología específica, este álbum pertenece al subgénero dronescape, en la que la columna vertebral de la composición es un "drone" o pedal, una pieza musical sostenida y/o repetida de forma cíclica. Evidentemente, es la clase de álbum que se basa en un trabajo de texturas más que en desarrollos melódicos. Las capas de sonido evocan amplios paisajes en los que, pese a lo estático de las dos piezas que componen el trabajo, pasan muchas más cosas de lo que parece. Basta con prestar atención para vez cómo hay sutiles cambios en las piezas que suponen una lenta evolución, así como diversos detalles. La primera pieza, que se titula como el álbum, está dominada por una atmósfera un poco más luminosa en la que se cuela desde alguna campanada a cantos de aves en varios puntos. Uno de los sonidos sintéticos predominantes aquí parece un profundo canto coral.
La segunda pieza, A Higher Energy Realm ("Un reino de energía superior") no es tampoco una pieza oscura, si acaso un poco más que la anterior, y también es más minimalista y más cósmica, si cabe. Algunos de los golpes de efecto que suponen los cambios en la urdimbre melódica recuerdan para bien la sutil espectacularidad de Michael Stearns.
Utilizando terminología específica, este álbum pertenece al subgénero dronescape, en la que la columna vertebral de la composición es un "drone" o pedal, una pieza musical sostenida y/o repetida de forma cíclica. Evidentemente, es la clase de álbum que se basa en un trabajo de texturas más que en desarrollos melódicos. Las capas de sonido evocan amplios paisajes en los que, pese a lo estático de las dos piezas que componen el trabajo, pasan muchas más cosas de lo que parece. Basta con prestar atención para vez cómo hay sutiles cambios en las piezas que suponen una lenta evolución, así como diversos detalles. La primera pieza, que se titula como el álbum, está dominada por una atmósfera un poco más luminosa en la que se cuela desde alguna campanada a cantos de aves en varios puntos. Uno de los sonidos sintéticos predominantes aquí parece un profundo canto coral.
Ascension Now
La segunda pieza, A Higher Energy Realm ("Un reino de energía superior") no es tampoco una pieza oscura, si acaso un poco más que la anterior, y también es más minimalista y más cósmica, si cabe. Algunos de los golpes de efecto que suponen los cambios en la urdimbre melódica recuerdan para bien la sutil espectacularidad de Michael Stearns.
Entiendo que esta clase de música debe ser disfrutada plenamente en momentos de relajación, con toda nuestra atención puesta en la experiencia inmersiva que nos propone, aunque en mi caso la he escuchado a menudo trabajando con las tareas de clase en mi ordenador. Como profesor dando clases no presenciales a causa del confinamiento, agradezco bastante la posibilidad de escapar en pequeños ratos del griterío de la sala de videoconferencia con 30 chavales de la ESO pidiendo paso. Daniel Guillén ofreció incluso el acceso gratuito a su música durante un tiempo, en las primeras semanas de encierro, cosa que habrá disfrutado bastante quien aprovechase en aquel momento para descubrir trabajos como este. Como esta música me ha sorprendido muy gratamente, prometo comentar en breve su siguiente trabajo discográfico Inner Vision (2019). Ascension Now está en este enlace a Bandcamp. Y se puede escuchar en Spotify:
Reconociendo que tal vez me falta darle una oportunidad de verdad a este tipo de música, veo en ella una primacía absoluta de la armonía sobre la melodía que, la verdad, me parece que descompensa el difícil equilibrio de una esperiencia de escucha. Por supuesto, esta es una mera opinión que no pretende minusvalorar este trabajo, sino meramente compartir el modo en que lo recibo.
ResponderEliminarUn saludo al autor de esta página y a todos los lectores.
Está claro que este tipo de música no es lo más accesible del mundo, a menudo es un gusto adquirido con la experiencia. En realidad, quizá tiene de particular el que sea el propio oyente quien de algún modo "construye" el significado de lo que escucha.
ResponderEliminarEn todo caso, y a sabiendas de que es tentador pensar que es una música fácil de hacer, basta con escuchar un par de trabajos mediocres en una línea parecida para apreciar cuando algo está bien hecho. Mi opinión no es más válida que la de cualquier otro, pero la experiencia me dice que este trabajo es de muy alta calidad.
Suena bastante bien, y con el aderezo de ser zaragozano como yo, así que investigaré sobre este amigo de curioso nombre artístico. Gracias.
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