1. The Time Machine (con Boys Noize) (3:52)
2. Glory (con M83) (3:56)
3. Close Your Eyes (con AIR) (6:25)
4. Automatic Pt. 1 (con Vince Clarke) (3:09)
5. Automatic Pt. 2 (con Vince Clarke) (2:59)
6. If...! (con Little Boots) (3:13)
7. Immortals (con Fuck Buttons) (4:24)
8. Suns Have Gone (con Moby) (5:55)
9. Conquistador (con Gesaffelstein) (3:09)
10. Travelator (Part 2) (con Pete Townshend) (3:10)
11. Zero Gravity (con Tangerine Dream) (7:12)
12. Rely on Me (con Laurie Anderson) (2:54)
13. Stardust (con Armin Van Buuren) (4:37)
14. Watching You (con 3D de Massive Attack) (4:09)
15. A Question of Blood (con John Carpenter) (2:58)
16. The Train & The River (con Lang Lang) (7:13)
Fue a principios de los noventa cuando por primera vez llegó a mis manos un casete con música de Jarre en plan popurrí. Su imagen, la de un tipo chulete de amplia sonrisa y pelazo que me recordaba al mago David Copperfield (un poco mago también era) y que hacía unos conciertos espectaculares estaba en mi cabeza desde muchos años antes. Por entonces no era muy aficionado a la música, a ninguna, pero aquellos temas cósmicos me sonaron a gloria. Estaban llenos de imaginación y creatividad, y aunque eran fáciles de digerir para un indocumentado musical como yo, sonaban muy distintos de cualquier otra cosa que hubiese tenido en mis manos hasta entonces. Me convertí en seguidor de Jarre y fui consiguiendo -y disfrutando de- su discografía en CD.3. Close Your Eyes (con AIR) (6:25)
4. Automatic Pt. 1 (con Vince Clarke) (3:09)
5. Automatic Pt. 2 (con Vince Clarke) (2:59)
6. If...! (con Little Boots) (3:13)
7. Immortals (con Fuck Buttons) (4:24)
8. Suns Have Gone (con Moby) (5:55)
9. Conquistador (con Gesaffelstein) (3:09)
10. Travelator (Part 2) (con Pete Townshend) (3:10)
11. Zero Gravity (con Tangerine Dream) (7:12)
12. Rely on Me (con Laurie Anderson) (2:54)
13. Stardust (con Armin Van Buuren) (4:37)
14. Watching You (con 3D de Massive Attack) (4:09)
15. A Question of Blood (con John Carpenter) (2:58)
16. The Train & The River (con Lang Lang) (7:13)
Llegué a hacerme con su Oxygene 7-13 (1997) nada más salir, ya como fan suyo, pero su siguiente álbum, Metamorphoses (2000) tomaba un rumbo que no terminé de reconocer, calidades aparte. Desde entonces, como ya he comentado en otras entradas, Jarre anda buscando dentro de sí mismo una nueva identidad como músico, más acorde con los tiempos, y si bien no puedo dejar de defender a cualquier artista que luche contra su propio estancamiento, no puedo dejar de sentir que los conceptos que movían al gran Jean Michel Jarre de sus mejores tiempos todavía no habían caducado cuando él decidió cortar por lo sano con todos ellos.
Contenido de la edición Fan Box (misma música y unos cuantos ítems de coleccionista).
Aquí tendríamos que recordar también el brote, más repentino que paulatino, de la música electrónica de consumo, en general prosaica y utilitarista, a partir de ciertos postulados técnicos de la "electronic music" cósmica previa, cosa que sucedió en algún momento en la segunda mitad de los ochenta. No sé si es solo una impresión personal, pero siempre me ha parecido que el género electrónico cósmico y la electrónica pop de baile son dos géneros totalmente distintos. Cuando uno escuchaba un álbum como Equinoxe, lo que buscaba era el viaje mental, el pelotazo de imaginación futurista, el apartarse de lo mundano de la radiofórmula y los ídolos efímeros y forracarpetas de la SuperPop. Hoy en día existen compositores electrónicos que se dedican a la música de baile, pero en general este rol es desempeñado por el DJ, un señor que, aun siendo merecedor de todo nuestro respeto, es mucho más un gestor de la obra ajena que un creador por derecho propio. Pone música y la va mezclando mientras nos bebemos unas copas e intentamos acercarnos a esas mujeres que quizá nos miran de reojo.
Siguiendo con lo anterior... ¿Por qué deseaba tanto Jean-Michel Jarre bajarse del burro, aun sabiendo que precisamente seguir en sus trece con la música cósmica le habría mantenido entre algodones? ¿Por qué la necesidad de simplificarse, en fin, de empeorar para adaptarse a un campo musical que no solamente no es el suyo, sino que es a todas luces más pobre, más limitado desde cualquier óptica creativa? Como no creo que sea una cuestión de dinero, sigo pensando en su miedo a envejecer, a convertirse en un fósil, y en su necesidad de seguir vigente ante un público joven, (lamento mucho decirlo) mucho menos exigente y que concibe la música como un rutinario bien consumible. Es posible que Jarre solamente quiera postularse como un improbable eslabón perdido entre ambos estilos electrónicos, el cósmico y el fiestero, el segundo hijo bastardo del primero, haciendo poco menos que revisionismo histórico en favor de su persona mediante su último trabajo. Lo peor del producto resultante es que, si bien es verdad que no todos los artistas invitados pertenecen a la segunda concepción de la electrónica (ahí tenemos al mismísimo Edgar Froese, a quien está dedicado el disco), se percibe que Jarre se decanta mucho más por ésta, trivializando cualquier atisbo sinfonista o conceptual para adaptarlo al formato fast-food de iTunes. Fuera de la edición básica del disco queda el Continuous Mix, una versión del álbum entero con todos los temas sin pausas entre ellos, enlazados, que tiene algo más de carisma aunque sea más bien artificial.
Todo esto es lo que me planteo al manejar Electronica 1 con el omnipotente mando de la minicadena en la mano. Es un disco concebido para los teóricos actuales consumidores de música popular comercial: la estructura de los temas es en general predecible y estática, no hay ningún hilo melódico conductor obvio que contribuya a la coherencia narrativa sonora del álbum, no hay temas demasiado experimentales o extensos... Electronica 1 está hecho para bajártelo. Lo siento en el alma, pero sí: es carne de torrent, un disco excelente para llevar en tu teléfono y escuchar sin prestarle mucha atención mientras sales a correr o viajas en autobús. Lo consumes hasta que te aburres de él y luego lo borras para siempre de tu dispositivo y de tus recuerdos. Ni siquiera el estuche digipack en el que se vende, aburrido y utilitario a más no poder, puede convencer a quien se sienta atraído por aquello del fetichismo coleccionista.
Y es una pena, porque Electronica 1, tras varias escuchas, resulta ser un disco muy meritorio. Efectivamente, tal como muchos han dicho, es lo mejor que ha publicado Jarre en este siglo. El planteamiento que hizo el francés es sin duda interesante: contactar personalmente con una serie de personajes destacados de la electrónica de ayer y hoy, hacerles llegar un esbozo del tema para el que se requiere su colaboración, y publicar juntos los resultados en dos volúmenes extensos aunados por una producción maravillosa. El segundo disco saldrá en 2016. Lo malo es que, en vez del prometido recorrido por la historia de la música electrónica que se anunciaba, el CD parece mucho más un recopilatorio tipo "greatest hits" que un nuevo álbum al uso, y en muchos de los temas la presencia del recopilador Jean-Michel es solo anecdótica. Hay un retazo de Oxygene por aquí, una pincelada de Metamorphoses por allá, una salpicadura de Zoolook... y Jarre está pero no está. Hay que buscarle haciendo un esfuerzo para el que no todos los aficionados a su música tienen paciencia, y su presencia (en el 90% del álbum) no es mayor que la que en cualquier otro caso habría tenido un simple productor o un ingeniero de sonido de esos de prestigio. Jarre es a Electronica 1, a nivel sonoro, lo que Phil Spector a Let It Be o Alan Parsons a The Dark Side of the Moon.
Pero no pretendo dejar la impresión de que mi crítica es solo destructiva. Hay momentos estupendos en Electronica 1. Mis favoritos son las colaboraciones con Air (Close Your Eyes), Fuck Buttons (Immortals) y Little Boots (If...!). No están mal los temas junto a Boys Noize (The Time Machine, quizá el tema más Jarre del CD), Armin Van Buuren (Stardust), 3D de Massive Attack (Watching You), M83 (Glory) y el inesperado Lang Lang (The Train & The River). A las tan celebradas intervenciones de Moby (Suns Have Gone) y Tangerine Dream (Zero Gravity) parece faltarles algo de chispa, aunque no están nada mal. Lo demás, salvo quizá la simpática presencia de John Carpenter en un tema tipo película "slasher" ochentera (A Question of Blood), cumple, no estorba, pero no tiene un excesivo interés si lo sacamos del contexto del álbum. Que conste: el balance general es de notable alto para arriba.
La discografía de Jarre está mucho mejor con Electronica 1 que sin él, eso que quede claro, y falta hacía algo tan bien realizado -y tan sólido- tras el fiasco de Téo & Téa (2007), pero no puedo evitar estar un poco enfadado por lo que podría haber sido y no es. Esto no es un nuevo disco de aquel Jarre, nuestro añorado Jean-Michel, sino una exhibición de colorida pirotecnia, un ejercicio de autoafirmación que le pone de actualidad otra vez. Siempre defenderé a los artistas que innovan, que evolucionan, que se arriesgan, y Jarre lo ha hecho incluso en los viejos tiempos donde su genio era indiscutido. No podemos decir, por lo tanto, que un trabajo como este nos haya pillado por sorpresa. Pero no sé por qué millones de aficionados no pueden esperar que su músico preferido les dé algo más cercano a lo que desean, a lo que en su momento les cautivó de él. Quiero viajar al espacio con su música, quiero sentir que estoy disfrutando de una experiencia de inmersión completa, quiero asombrarme con la progresión de sus texturas, con la alternancia de la luz y la oscuridad, quiero flotar en la sofisticada y fría elegancia de sus ritmos aéreos. Pero mi pensamiento recurrente en este momento es grabarme el entretenidísimo Electronica 1 en un CD mp3 para escucharlo en el coche, cosa que jamás habría hecho con uno de sus álbumes clásicos.
El trailer.
Siguiendo con lo anterior... ¿Por qué deseaba tanto Jean-Michel Jarre bajarse del burro, aun sabiendo que precisamente seguir en sus trece con la música cósmica le habría mantenido entre algodones? ¿Por qué la necesidad de simplificarse, en fin, de empeorar para adaptarse a un campo musical que no solamente no es el suyo, sino que es a todas luces más pobre, más limitado desde cualquier óptica creativa? Como no creo que sea una cuestión de dinero, sigo pensando en su miedo a envejecer, a convertirse en un fósil, y en su necesidad de seguir vigente ante un público joven, (lamento mucho decirlo) mucho menos exigente y que concibe la música como un rutinario bien consumible. Es posible que Jarre solamente quiera postularse como un improbable eslabón perdido entre ambos estilos electrónicos, el cósmico y el fiestero, el segundo hijo bastardo del primero, haciendo poco menos que revisionismo histórico en favor de su persona mediante su último trabajo. Lo peor del producto resultante es que, si bien es verdad que no todos los artistas invitados pertenecen a la segunda concepción de la electrónica (ahí tenemos al mismísimo Edgar Froese, a quien está dedicado el disco), se percibe que Jarre se decanta mucho más por ésta, trivializando cualquier atisbo sinfonista o conceptual para adaptarlo al formato fast-food de iTunes. Fuera de la edición básica del disco queda el Continuous Mix, una versión del álbum entero con todos los temas sin pausas entre ellos, enlazados, que tiene algo más de carisma aunque sea más bien artificial.
Diseño de la contraportada.
Todo esto es lo que me planteo al manejar Electronica 1 con el omnipotente mando de la minicadena en la mano. Es un disco concebido para los teóricos actuales consumidores de música popular comercial: la estructura de los temas es en general predecible y estática, no hay ningún hilo melódico conductor obvio que contribuya a la coherencia narrativa sonora del álbum, no hay temas demasiado experimentales o extensos... Electronica 1 está hecho para bajártelo. Lo siento en el alma, pero sí: es carne de torrent, un disco excelente para llevar en tu teléfono y escuchar sin prestarle mucha atención mientras sales a correr o viajas en autobús. Lo consumes hasta que te aburres de él y luego lo borras para siempre de tu dispositivo y de tus recuerdos. Ni siquiera el estuche digipack en el que se vende, aburrido y utilitario a más no poder, puede convencer a quien se sienta atraído por aquello del fetichismo coleccionista.
Un vídeo con el "cómo se hizo".
Y es una pena, porque Electronica 1, tras varias escuchas, resulta ser un disco muy meritorio. Efectivamente, tal como muchos han dicho, es lo mejor que ha publicado Jarre en este siglo. El planteamiento que hizo el francés es sin duda interesante: contactar personalmente con una serie de personajes destacados de la electrónica de ayer y hoy, hacerles llegar un esbozo del tema para el que se requiere su colaboración, y publicar juntos los resultados en dos volúmenes extensos aunados por una producción maravillosa. El segundo disco saldrá en 2016. Lo malo es que, en vez del prometido recorrido por la historia de la música electrónica que se anunciaba, el CD parece mucho más un recopilatorio tipo "greatest hits" que un nuevo álbum al uso, y en muchos de los temas la presencia del recopilador Jean-Michel es solo anecdótica. Hay un retazo de Oxygene por aquí, una pincelada de Metamorphoses por allá, una salpicadura de Zoolook... y Jarre está pero no está. Hay que buscarle haciendo un esfuerzo para el que no todos los aficionados a su música tienen paciencia, y su presencia (en el 90% del álbum) no es mayor que la que en cualquier otro caso habría tenido un simple productor o un ingeniero de sonido de esos de prestigio. Jarre es a Electronica 1, a nivel sonoro, lo que Phil Spector a Let It Be o Alan Parsons a The Dark Side of the Moon.
Contenido de la edición Deluxe (misma música, más trastos y todo en color dorado).
Pero no pretendo dejar la impresión de que mi crítica es solo destructiva. Hay momentos estupendos en Electronica 1. Mis favoritos son las colaboraciones con Air (Close Your Eyes), Fuck Buttons (Immortals) y Little Boots (If...!). No están mal los temas junto a Boys Noize (The Time Machine, quizá el tema más Jarre del CD), Armin Van Buuren (Stardust), 3D de Massive Attack (Watching You), M83 (Glory) y el inesperado Lang Lang (The Train & The River). A las tan celebradas intervenciones de Moby (Suns Have Gone) y Tangerine Dream (Zero Gravity) parece faltarles algo de chispa, aunque no están nada mal. Lo demás, salvo quizá la simpática presencia de John Carpenter en un tema tipo película "slasher" ochentera (A Question of Blood), cumple, no estorba, pero no tiene un excesivo interés si lo sacamos del contexto del álbum. Que conste: el balance general es de notable alto para arriba.
Glory
If...!
La discografía de Jarre está mucho mejor con Electronica 1 que sin él, eso que quede claro, y falta hacía algo tan bien realizado -y tan sólido- tras el fiasco de Téo & Téa (2007), pero no puedo evitar estar un poco enfadado por lo que podría haber sido y no es. Esto no es un nuevo disco de aquel Jarre, nuestro añorado Jean-Michel, sino una exhibición de colorida pirotecnia, un ejercicio de autoafirmación que le pone de actualidad otra vez. Siempre defenderé a los artistas que innovan, que evolucionan, que se arriesgan, y Jarre lo ha hecho incluso en los viejos tiempos donde su genio era indiscutido. No podemos decir, por lo tanto, que un trabajo como este nos haya pillado por sorpresa. Pero no sé por qué millones de aficionados no pueden esperar que su músico preferido les dé algo más cercano a lo que desean, a lo que en su momento les cautivó de él. Quiero viajar al espacio con su música, quiero sentir que estoy disfrutando de una experiencia de inmersión completa, quiero asombrarme con la progresión de sus texturas, con la alternancia de la luz y la oscuridad, quiero flotar en la sofisticada y fría elegancia de sus ritmos aéreos. Pero mi pensamiento recurrente en este momento es grabarme el entretenidísimo Electronica 1 en un CD mp3 para escucharlo en el coche, cosa que jamás habría hecho con uno de sus álbumes clásicos.
Yo creo que, si el Jarre cósmico vuelve en alguna ocasión, tendrá que ser a partir de este Electronica. A mí me ha parecido un disco notable, y me ha gustado bastante. Mucha sobreproducción en ocasiones, y el toque Jarre desaparece para dejar paso a los colaboradores, cierto; pero hacía mucho que no me lo pasaba tan bien con un disco del francés. No veo nada desmeritorio que un artista decida desmarcarse de lo que la gente espera de él, y que lo haga con dignidad. El Jarre post-Metamorphoses carecía de dignidad; este, por suerte, prueba cosas nuevas con la cabeza bien alta. Si nosotros queremos volver a verle por los derroteros de siempre (yo también quiero, que conste), perfecto, pero él no tiene por qué hacerlo. Ya tendrá tiempo. Por ahora, este proyecto me parecía necesario, a varios niveles: 1- consigue que Jarre recupere las ganas de componer; 2- le vuelve a poner, en cierto modo, en la escena, al conectar tanto con los clásicos como con las nuevas tendencias, y mostrar así su versatilidad con diferentes subgéneros de la electrónica; y 3- le asienta en su estatus de clásico, maestro y fuente de inspiración para todos ellos, y Jarre, sabiendo que forma parte de la historia de la electrónica, crea este disco como ejercicio egocéntrico por una parte, pero también como deuda para con otros que han crecido junto a él o a partir de él. Por eso mismo, después de lo que podría ser algo "catárquico" o renovador a partir de este proyecto, creo que Jarre estaría listo para enfrentarse de nuevo a lo que siempre ha sido lo suyo: sinfonías electrónicas. Yo también me pondría este álbum en el coche, pero personalmente no le pido nada más.
ResponderEliminarHe hecho pequeñas modificaciones de estilo en el texto de la entrada, ya que no estaba del todo satisfecho con algunas partes.
ResponderEliminarDescendiendoorion, cuando me planteé comentar Electronica 1 se me apareció un condecillo con cuernos sobre mi hombro derecho y otro con alas en el izquierdo. Debatieron un rato, y aunque en la entrada hay un poco de cada uno, supongo que el derecho hablaba más alto en aquel momento. Igual comento el disco unos días antes o después y son todo alabanzas. Así me siento con este CD.
A mi sinceramente me encantó.No llevaba a casa nada de JMJ desde "Metamorphoses" (que también leí tu entrada sobre él, claro).Sólo por las colaboraciones con Moby, Froese (Mr.TD itself...), con Clarke...¡con Townshend! (no es un momento brillante pero sí curioso para mí)...No se, ayer mismo recibí el disco (y puse una entrada ipso facto en mi modesto blog) y le hice dos escuchas profundas y un par más mientras hacía otras cosas y resistió la prueba en ambas intensidades.Dale otra oportunidad jeje.
ResponderEliminarUn saludo de un seguidor de tu excelente blog.
El concepto del album es especial, así que no se puede esperar que sea lo que no es.
ResponderEliminarSon temas sueltos con colaboradores muy diferentes. Jarre está en todas partes, porque la música con la que empieza a trabajar con el otro es suya. En algún caso parece que la música es suya al 100%, o casi.
El tema con Froese es maravilloso, pero hay que escucharlo con atención. El segundo con Clarke es el típico tema pegadizo de Jarre.
Todo está cargado de imaginación, inventiva y una producción muy cuidada. Resulta magnífico desde todos los puntos de vista.
Pero no es un album conceptual... eso sí.
Estoy muy de acuerdo con Nemo. No se puede esperar de este disco lo que no es ni tampoco lo que no esperábamos de él (al menos yo...). Como no esperaba mucho, tampoco me ha decepcionado del todo, sobre todo, si lo comparamos con TEO & TEA o incluso con METAMORPHOSES, que tampoco era conceptual, ni mucho menos... Es un album..., chulo, con temitas sueltos que tienen mucho de singles, de bailables, incluso, de "asequibles" , en una palabra. Por supuesto que los temas más interesantes, al menos para mí, son los más elaborados o "serios": CONQUISTADOR, CLOSE YOUR EYES, IMMORTALS, THE TIME MACHINE... Otros,son molones, y nos recuerdan al Jarre más comercial, como AUTOMATIC, WATCHING YOU o STARDUST... lógicamente, algún tema prescindible, pero en general estoy muy de acuerdo con Mike Shooter cuando dice que esto es una especie de auto homenaje que Jarre se ha brindado a sí mismo, como una manera de auto reivindicarse, con la colaboración de otros músicos de prestigio, y como manera de darse a conocer también ante las nuevas generaciones. Me quedo también con lo que dices, Conde, en algunos casos, parece que su papel ha sido el de arreglista o productor de lujo, pero hay que tener en cuenta que los temas son suyos, más que de sus colaboradores, y ese sonido tan característico sigue estando ahí, y nos lleva a otras épocas, nos transporta a tiempos que seguramente no volverán, pero que siempre estarán ahí para regalo de nuestros oídos... THE TIME MACHINE???... Bien, gracias.
ResponderEliminarSi normalmente empatizo con tus reseñas al...90%? Hoy lo hago al 100%. Impecable descripción de lo que nos encontraremos con este trabajo. Y tan de acuerdo estoy que no quiero ni añadir ni quitar nada a tus palabras. Si acaso subrayar algunas frases en las que tienes toda la razón: "Jarre está pero no está", "está hecho para bajártelo", "mi pensamiento es escucharlo en el coche, cosa que jamás habría hecho con unos de sus álbumes clásicos". Que manera más buena de finalizar la reseña. Bravo.
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