1. Progeny (2:13)
2. The Wheat (1:03)
3. The Battle (10:02)
4. Earth (3:01)
5. Sorrow (1:26)
6. To Zucchabar (3:16)
7. Patricide (4:08)
8. The Emperor Is Dead (1:21)
9. The Might of Rome (5:18)
10. Strength and Honor (2:09)
11. Reunion (1:14)
12. Slaves to Rome (1:00)
13. Barbarian Horde (10:33)
14. Am I Not Merciful? (6:33)
15. Elysium (2:41)
16. Honor Him (1:19)
17. Now We Are Free (4:14)
Podemos odiar a Hans Zimmer o podemos admirarle, pero difícilmente podemos pasar de él. Entre otras cosas porque ha dado al cine obras como esta, que lo mismo vale para ponerla de ejemplo de las malas artes de algunos músicos de cine actuales, que para motivar a equipos de fútbol justo antes de salir al campo. ¿Por qué hablar de Gladiator? Sobre todo porque está en vías de convertirse en película habitual para emitir en TV en Semana Santa; y también porque, inevitablemente, contiene una de las partituras de cine más importantes e influyentes de los últimos tiempos. A un nivel más populista que popular, me temo.
Gladiator, cuyo título me gusta pronunciar como si estuviese en latín y no en inglés, fue la película-evento del año 2000. Su director, Ridley Scott, volvió a reivindicarse como el gran "recreador histórico-estético" del cine actual tras una larga etapa de estrenos fallidos, y se puede considerar que la elección de Zimmer fue relativamente arriesgada al tratarse de una película de época y ser el alemán muy dado a los sintetizadores. Este músico tenía en su haber un Oscar por la más bien escueta partitura instrumental de El Rey León (1994), y ya había trabajado con Scott, que yo recuerde al menos, en Black Rain (1989) y Thelma & Louise (1991). Gladiator es un peplum, una película de romanos de las de toda la vida, y el músico tuvo que rebajar el uso de electrónica en su banda sonora.
Contraportada.
La historia del vengador general Máximo se articula tanto a nivel de acción espectacular y épica de espada y sandalia como a un nivel más íntimo y humano, ya que la película puede entenderse en buena medida como un amargo drama personal. A Hans Zimmer le tocó poner música a la parte más guerrera de la película a base de fanfarrias colosales y muchísimo tachán-tatatachán melódico (alguien lo bautizó como "vals de batalla"), además de con algún tema que funcionase como melodía dramática principal que tocase la fibra del público. Para ofrecer un buen contrapunto al sonido algo artificial del sujeto anterior se contó con la co-autoría en la banda sonora de Lisa Gerrard, que se encargó sobre todo de las piezas más místicas de la partitura, además de cantar el tema central que se promocionó en los medios, Now We Are Free, que hasta se bailó en discotecas. En cualquier caso, tampoco se puede afirmar a las claras que estemos ante una BSO con dos partituras paralelas, ya que en muchos de los temas -si bien la integración no es del todo completa- hay un poco de cada uno de los autores, sea el chunda-chunda de Zimmer, sea la voz o el murmullo estremecedor de Gerrard. También es notoria la presencia de Klaus Badelt, compositor de la escuela zimmeriana algo verde por aquel entonces, que se limita a reforzar la testosterona musical de su maestro y a tomar buena nota para perpetrar en el futuro engendros como su infame Piratas del Caribe.
Aprovechando el tirón, se lanzó un disco con "más música" bastante oportunista, con diálogos integrados en los temas.
La música de Gladiator, la de Hans Zimmer, tiene ciertos toques de buen gusto cuando parece recordar en discretos pasajes algunos éxitos clásicos del cine de romanos, su fuente natural, sobre todo la monumental partitura de Miklós Rózsa para Ben-Hur (1959). Fracasa estrepitosamente, en lo creativo al menos, cuando plagia con desvergüenza el tema correspondiente a Marte de Los Planetas de Gustav Holst en los cortes The Battle y Barbarian Horde. Es cierto que muchos músicos de cine han recurrido a los clásicos para su inspiración, y esto es algo que se asume y se comprende. No obstante, tirar de una obra popular como Los Planetas de un modo tan evidente y notorio es una osadía que llevó a los herederos del músico a los tribunales. No sé si esto ocurrió antes o después de los Oscars de aquel año pero, de ser así, habría influido de manera decisiva para que el galardón fuese a parar a Tan Dun por Tigre y Dragón (acusada también de plagio, por cierto), cuando Gladiator era la favorita aplastante. También hay un parecido razonable entre el paisaje sonoro propuesto en temas como The Might of Rome y ciertos fragmentos instrumentales de obras de Richard Wagner, como la marcha fúnebre de Sigfrido en El crepúsculo de los dioses, que a su vez se hizo muy popular gracias al filme Excalibur.
Consideraciones personales y legales aparte, sí que es justo decir que Gladiator contiene muy buenos momentos de música épica (pongamos la solemne Strength and Honor), con excelentes pasajes de sonido exótico que parecen propios del mundo antiguo (Progeny) o que tienen un agradecido sabor a world music algo indefinida (To Zucchabar). Un tema que me gusta especialmente es Earth, acertadísimo pasaje dramático que, pese a que amenaza con parecerse demasiado a algo tipo Braveheart, llega a sonar más bien como el melancólico Morricone del western almeriense, pero con un toque étnico y "de época". Es en temas como este, afortunadamente abundantes en el álbum, donde encuentro motivos para reivindicar el legado de Gladiator una década y pico después, por mucho que la horda bárbara de los seguidores de Zimmer hayan preferido quedarse con sus gongs pregrabados y sus epilépticos toques de trompeta sintética.
Esta edición contiene los dos álbumes lanzados previamente con la banda sonora. Por cierto, ¿alguien ha visto el error?
En definitiva, podemos decir que la de Gladiator es una banda sonora muy interesante aunque lastrada por enormes defectos artísticos, cuyo mayor mérito es quizá el haber logrado una aceptación popular y comercial poco habitual en el género gracias a su apelación constante a las vísceras de la masculinidad, lo que se logra -no sin mérito para Zimmer y compañía- al ser plenamente consciente de cómo hay que elevar hasta lo más alto los sentimientos expresados por el guión y las imágenes de la película. Más placer culpable para la colección.
Versión remix de Now We Are Free. Clip oficial, por cierto.
Earth.