1. The Raiders March (2:50)
2. Main Title: South America, 1936 (4:10)
3. In the Idol's Temple (5:26)
4. Flight from Peru (2:20)
5. Journey to Nepal (2:11)
6. The Medallion (2:55)
7. To Cairo (1:29)
8. The Basket Game (5:04)
9. The Map Room: Dawn (3:52)
10. Reunion and The Dig Begins (4:10)
11. The Well of the Souls (5:28)
12. Airplane Fight (4:37)
13. Desert Chase (8:15)
14. Marion's Theme (2:08)
15. The German Sub / To the Nazi Hideout (4:32)
16. Ark Trek (1:33)
17. The Miracle of the Ark (6:05)
18. The Warehouse (0:56)
19. End Credits (5:23)
(Nótese que la lista de temas corresponde a la edición de 1995)
"Saqueadores del arca perdida" es el verdadero título de esta película que Steven Spielberg dirigió en 1981. La historia de su gestación es bastante conocida entre los cinéfilos: Spielberg deseaba dirigir una película de James Bond y su amigo George Lucas -casualmente- había inventado un personaje cuyas aventuras iban en una línea parecida a las del superespía. En los documentales que acompañan el DVD de El reino de la calavera de cristal, Spielberg dice bien claro que su intención era dirigir una gran película de aventuras internacionales "con una banda sonora de John Williams" (sic.).
Williams era ya para Spielberg su indispensable alter-ego musical. Desde su primera y desapercibida película Loca evasión (The Sugarland Express, 1974), John Williams daba al director exactamente la clase de banda sonora que se necesitaba en cada caso, ya fuese algo con colorido folclórico americano en el filme antes mencionado, las escuetas y aterradoras notas de Tiburón, los sonidos sobrenaturales de Encuentros en la tercera fase, o las divertidas tonadas castrenses de 1941. Si bien Steven Spielberg siempre se ha caracterizado por su imaginación, también es cierto que su lenguaje como cineasta mantiene una estética clasicista que invita a contar con una música de corte sinfónico como la de John Williams. Por su parte, el músico ya tenía tres Oscars en su haber cuando llegó a sus manos el proyecto de Lucas-Spielberg, se había hecho de oro con sus obras para películas de catástrofes en los setenta y había puesto una pica en Flandes con Star Wars y todo lo que aquella banda sonora supondría para el porvenir de la música de cine.
John Williams y Steven Spielberg, más o menos por aquellas fechas.
¿Cómo superarse? No iba a ser fácil para John Williams ir más allá en lo que a su estilo compositivo se refería. Con la saga galáctica de Lucas se marcó una ópera wagneriana instrumental llena de leitmotivs, compleja hasta decir basta si además contamos con la expansión de todo aquel universo musical que supuso El imperio contraataca. Había que mantener las esencias, que seguían tan vigentes como el primer día... pero también había que aportar algo nuevo, sobre todo porque se esperaba mucho de él, y sobre todo porque el concepto de En busca del arca perdida no tenía nada que ver con el de Star Wars. El héroe creado por Lucas, Indiana Jones, vivía una serie de aventuras en las que intervenían nazis de tebeo, villanos de acento exótico, mujeres fatales, amén de una sucesión de bichejos repugnantes, trampas y peligros mortales de los que solamente lograría escapar por los pelos. Todo ello sacado directamente de las películas de sesión matinal y las revistas pulp que ambos cineastas habían devorado en la adolescencia. Se trataba de un argumento, en fin, bastante más ligero que el folletín fatalista y filosófico que es La guerra de las galaxias, y la música que acompañase a la película debía seguir (o al menos así lo parece, a posteriori) las siguientes directrices:
1) Tenía que ser una música variada y con distintos registros que ayudase al público a identificar con facilidad los diferentes elementos de la película: los buenos, los malos, las situaciones de peligro, las cómicas, las de acción. John Williams, como ya hemos dicho, dominaba mejor que nadie esta técnica del leitmotiv, así que ningún problema. Los nazis tienen sus fanfarrias belicosas, la chica tiene su tema sensual lleno de glamur años treinta (Marion's Theme), los hallazgos arqueológicos cuentan con temas misteriosos y amenazadores (The Medallion, The Map Room) y el protagonista, Indiana Jones, cuenta con el que es sin la menor duda el mejor tema que jamás ha asociado la música de cine con un personaje individual: The Raiders March, construido -por consejo de Spielberg- a base de trozos de "propuestas" que había compuesto John Williams. El director no se decantó por ninguna, sino que animó al músico a fundirlas en una sola. The Raiders March es un tema aparentemente sencillo, una marcha cantabile como dirían antiguamente, que ayuda a otorgar a Indy un halo tremendo de épica y aventura.
2) Tenía que ser una música potente, heroica, que inclinase al espectador a sentir la emoción precisa en el momento preciso, enfatizando cada momento clave con una música que le diese profundidad. Una ventaja con la que contó Williams fue que, al tratarse de una película que homenajeaba todo el mundillo del pulp, no había que andarse con demasiadas sutilezas: la banda sonora podía ser todo lo evidente que le viniese en gana, incluso cuanto más mejor, saltándose adrede esa máxima que dice que "las mejores bandas sonoras son las que no se notan". Ya desde la escena inicial en Perú suena atronadora la música de Williams.
Taaa... tachaaaa... chaaaaa... chaaaaaaaaaaaaa... ¡cha-chán!
3) Tenía que ir un paso más allá de Star Wars, sobre todo en lo cualitativo, ya que en lo cuantitativo no había forma humana de superarse. Y lo logró, profundizando no solamente en la paleta de colores que se aportaba a la partitura, sino sobre todo logrando una sincronía, un feliz matrimonio entre imágenes y música que en algún punto deja con la boca abierta. Véase la escena de la persecución en camión.
Lo siento, pero en YouTube nadie ha colgado todavía la escena en cuestión.
La banda sonora de En busca del arca perdida supone de principio a fin una experiencia narrativa paralela a la cinematográfica. La cosa comienza entre melodías algo inconexas en South America, 1936, In the Idol's Temple y Flight from Peru, poniéndonos en situación: el viaje a través de la jungla, el descubrimiento del ídolo de oro y, sobre todo, la presentación de Indy, cuyo tema propio suena al final del tercer corte mencionado. En Journey to Nepal escuchamos de nuevo el tema del Dr. Jones, aunque con connotaciones más dramáticas y un final exótico, a modo de cortinilla. En The Medallion tenemos uno de los temas principales de la parte "oscura" de la partitura, con un cierto sonido oriental que parece devolvernos a una lejana antigüedad antes de mezclarse con una música que hace palpable la entrada en escena de uno de los villanos, el oficial de la Gestapo Toht. To Cairo es el émulo luminoso de Journey to Nepal, otro viaje a través del mapa que esta vez concluye con más exotismo oriental, y The Basket Game se podría definir como el corte más cómico de la obra, casi un tema de persecución en una película muda, hasta su parte final, cuando Indiana cree haber causado la muerte de Marion. Los siguientes tres cortes del disco se centran en el descubrimiento arqueológico principal, primero con el magistral The Map Room: Dawn, una maravilla in-crescendo con final triunfal en el que las melodías místicas de Indy en la sala de mapas se funden con los tensos retazos incidentales de Sallah distrayendo a los nazis; después con Reunion and The Dig Begins, un corte algo más sosegado con otro momento extático; y finalmente con The Well of the Souls, una pieza más o menos experimental y muy incidental que no hace sino enfatizar la sensación de peligro y repulsión de la cámara de las serpientes donde está el arca.
Indy se sitúa en la cámara de mapas, al amanecer.
Los siguientes dos cortes acompañan a las más importantes escenas de acción de la película, la pelea con los mecánicos en el aeropuerto de Airplane Fight y la persecución en camión hacia El Cairo, Desert Chase, que es el tema más completo de la banda sonora. Ambos mezclan músicas que acompañan los vaivenes de los elementos en pantalla con fanfarrias tanto de los nazis como de Indy, todos intentando hacerse con el arca a toda costa. La música ilustra perfectamente el forcejeo.
Marion Ravenwood observa el cabezal del Bastón de Ra, el medallón.
Marion's Theme es una mezcla de sensualidad con ternura y nostalgia. Por una parte subraya el hecho de que Marion e Indy tuvieron una relación en el pasado, y por otra, parece (solo parece) indicar que van a tener un encuentro íntimo ahora. Según Williams, su intención era que el tema tuviese tintes amorosos aun no habiendo escenas puramente amorosas en la película. The German Sub / To the Nazi Hideout recupera, por un lado, más fanfarrias nazis cuando éstos abordan el barco donde Indy y Marion escapan con el arca; y por otro, supone el último gran regreso de The Raiders March antes del final de la película, absolutamente atronador y épico. Indy es inasequible al desaliento.
Los últimos cortes de la banda sonora se centran en el aparente triunfo de los villanos, que en Ark Trek se disponen a realizar el ritual de apertura del Arca de la Alianza mediante una marcha procesional, y en The Miracle of the Ark ese sencillo tema exótico que hasta ahora ha ido acompañando discretamente cada referencia al artefacto se transforma en un temazo hiperdramático y terrorífico a orquesta completa que parece aterrar tanto a los nazis como los espectros que salen inesperadamente del fondo del arca para convertirlos en cenizas humeantes. Concluye la banda sonora con The Warehouse, con ese señor mayor que mete el arca en una caja de madera y la pierde en un enorme almacén en el que nadie sabe qué otras maravillas están guardadas. Los títulos finales consisten en un desarrollo completo de The Raiders March, mezclada con una variación larga de Marion's Theme de un modo tan perfecto que en muchas antologías y versiones publicadas desde entonces casi se da por hecho que el segundo forma parte del primero.
Portada de la edición de 1995 que recuperaba el cartel original.
Todavía hay quien se queja de que John Williams no ganase otro Oscar por este trabajo, y de que fuese a parar a Vangelis y Chariots of Fire. Yo tengo un lugar en mi corazoncito para ambos compositores, aunque es evidente que en términos de mérito artístico tiene mucho más calado el trabajo de Williams. No obstante, y pese a que aquella banda sonora de Vangelis no es su mejor trabajo ahora ni lo fue entonces, también hay que admitir lo que supuso aquel premio para el contexto general de las "otras músicas". En fin, está claro que un galardón más o menos no resta mérito a la que, si no es la mejor banda sonora compuesta por John Williams, sí que es seguramente la que mejor se ajustó a la clase de película a la que acompañaba, y la que con mayor gusto retomamos los aficionados, ¿a que sí? Tiene algo especial, una especie de brillo mítico y un afán por hacernos viajar con la imaginación que ni siquiera la sempiterna saga galáctica logra igualar. En Spotify está la edición "completa" de 2008.
Creo que he batido mi récord de longitud. Volvemos pronto con Indiana Jones y el templo maldito.
The Raiders March y el tema de Marion, unidos en los créditos finales.
Hola a todos, soy nuevo aquí. Felicitar y dar mi más grande admiración por el magnifico blog de múscia de estas tendecias.
ResponderEliminarLa música de John Williams es un seguro de sentimientos a flor de piel y de transportare a las peliculas donde aparece su trabajo. ¿Quién no se pone, digamos "nervioso" cuando escucha Tiburon? y ¿cuando escuchas sSar Wars?, no queremos ser un caballero "jedai" y que decir de Indiana Jones, sombrero a la cabeza y látigo por doquier..
Saludos y a seguir adelante, que aquí hay un seguidor incondicional de este blog.
Muchas gracias, Francisco. Me alegra que te guste el trabajo que hago por aquí, y me encantará saludarte de vez en cuando, si sigues visitando el blog.
ResponderEliminarSaludos!