domingo, 29 de mayo de 2022

La quintaesencia de Vangelis en 20 temazos: Pulstar (1976)


Este era evidente. Con Pulstar comienza el que, a mi entender, es el gran clásico cósmico de Vangelis: Albedo 0.39, cumbre de la fusión entre electrónica y rock progresivo. Pulstar es una proeza no solo del uso de los teclados, sino también de las percusiones, ya sea para marcar el ritmo o para crear efectos alucinantes Se pone la piel de gallina al imaginar cómo debió ser la primera escucha de este trabajo para un aficionado de la época.

En España, Pulstar se popularizó al utilizarse repetidamente como cabecera de un informativo de radio. Tampoco podemos olvidar la parodia que le dedicó una inolvidable pareja cómica.

viernes, 27 de mayo de 2022

La quintaesencia de Vangelis en 20 temazos: Heaven and Hell Part 1, Movement 3 (1975)

El título del tema es difícil de recordar, pero efectivamente es de los más conocidos de Vangelis. Es el sosegado, solemne final de la primera suite del álbum Heaven and Hell, trabajo conceptual sobre el cielo y el infierno en el que el cielo está repleto de colosales coros operísticos, y el infierno queda encarnado en una de las piezas musicales más cargadas de terror y angustia que he escuchado jamás. 

En cualquier caso, este extracto en concreto pasó a la posteridad al ser elegido como tema de cabecera de la serie de televisión Cosmos, creada por Carl Sagan, que contenía algunas otras piezas del músico griego. Se dice que Vangelis llegó a grabar una banda sonora original completa para una versión actualizada de Cosmos, de la que solo se publicó el tema Comet 16 en un recopilatorio sobre la serie con música de varios artistas. Es de los pocos temas de Vangelis que nunca han aparecido en un álbum oficial suyo.

martes, 24 de mayo de 2022

La quintaesencia de Vangelis en 20 temazos: La petite fille de la mer (1973)


"La hija pequeña del mar" es el tema más difundido del primer disco de éxito de Vangelis. Se trata de L'Apocalypse des animaux ("El apocalipsis de los animales") y es la banda sonora de la serie de TV del mismo título dirigida por Frédéric Rossif, cineasta especializado en películas documentales montadas a partir de grabaciones de archivo. Tras contar varias veces con Maurice Jarre en los sesenta, Vangelis se convirtió en su compositor fetiche hasta su última producción, la popular De Nuremberg a Nuremberg (1989), sobre el nazismo. 

L'Apocalypse des animaux, el álbum, es único por su atmósfera musical brumosa, muy minimalista y con matices melancólicos (pese a ser una obra a la vanguardia técnica de su época). Quizá sea más fascinante el largo tema Création du monde, antecedente claro de lo que después se llamaría música ambient, pero el delicado La petite fille de la mer es inmensamente popular. En España, fue sintonía de la carta de ajuste de TVE, un patrón fijo de líneas y colores que veíamos de madrugada cuando terminaba la programación. También se ha utilizado a menudo como melodía en cajitas de música, donde rivaliza con el tema de Francis Lai para Love Story.

domingo, 22 de mayo de 2022

La quintaesencia de Vangelis en 20 temazos: Djemilla (1970)


Djemilla es el nombre que recibió un breve extracto del primer disco en solitario de Vangelis Papathanassiou (así firmaba entonces), publicado en un single que hoy es oro puro para los coleccionistas. El álbum se llamó Sex Power y era la BSO de un largometraje francés más experimental que erótico dirigido por Henry Chapier. La película ganó la Concha de plata en el Festival de San Sebastián, pero entiendo que el disco pasó un poco desapercibido. Hay que recordar que Vangelis seguía siendo componente de Aphrodite's Child, pero Djemilla ya tiene ese toque suyo característico, con unos arreglos cósmicos tremendos, coros mixtos potentes y un sugerente sabor mediterráneo.

Sex Power puede descargarse en internet con excelente calidad pero, a 52 años de su publicación, sigue sin tener una edición legal en CD. Es, por cierto, uno de los dos únicos vinilos que he comprado en mi vida, a pesar de que no tengo tocadiscos.

viernes, 20 de mayo de 2022

La quintaesencia de Vangelis en 20 temazos: Rain and Tears (1968)

No es exclusivamente de Vangelis sino de su antigua banda de pop-rock psicodélico, Aphrodite's Child. Junto a la voz y guitarras de Demis Roussos y las percusiones de Loukas Sideras, Vangelis adaptó el Canon de Pachelbel con un estilo en la línea del A Whiter Shade of Pale de Procol Harum, logrando un single que superó el millón de copias vendidas. Rain and Tears ("Lluvia y lágrimas", sin nada que ver con el discurso del replicante Roy Batty en Blade Runner) formó parte del exquisito álbum End of the World (1968), que también fue un gran éxito comercial y crítico.

jueves, 19 de mayo de 2022

Vangelis (1943-2022)


Escribo con un nudo en la garganta.

El martes de madrugada murió Vangelis en París, parece que a causa de complicaciones por el Covid-19. Creo que es la primera vez en mi vida que muere uno de mis ídolos absolutos. Vangelis ha formado parte de mi mundo desde mediados de los años noventa, cuando un amigo me prestó un casete mal grabado con la BSO de 1492: Conquest of Paradise y aquel sonido hizo que mi imaginación explotara. He coleccionado sus discos, esperado con ilusión cada nueva obra, disfrutado con total abandono de una música que solo puede ser definida como la obra de un genio.

Porque Vangelis era un genio en el sentido más básico y elemental del término, la clase de músico que ya ofrecía recitales con composiciones propias en su infancia, que era capaz de improvisar (ante testigos) melodías memorables que después pasaban a formar parte del núcleo duro de la cultura popular, que lo mismo ganaba un Oscar que era elegido por la NASA y la ESA para enviar su sonido a Marte, a Júpiter o a un misterioso cometa. Su importancia en la música instrumental de finales del siglo XX y comienzos del XXI es la mayor imaginable. En una época en la que la opaca música clásica contemporánea ha ido perdiendo cada vez más el favor del público masivo, Vangelis Papathanassiou la reinventó mediante la electrónica y los sintetizadores, sutilmente pero con audacia, a través de lo que entonces se consideraba música psicodélica, avant-garde, rock progresivo y free jazz. Es el artista que mayores cotas de popularidad y admiración crítica ha logrado jamás en el campo de la música realizada con sintetizadores. El músico electrónico más importante de todos los tiempos.

La discografía de Vangelis (compositor, teclista y percusionista), observada en su conjunto, lo deja a uno pálido. Es el creador de las atmósferas brumosas de L'apocalypse des Animaux (1973), de los impresionantes sonidos cósmicos de Albedo 0.39 (1976), del himno oficioso del deporte que es Chariots of Fire (1981) y, por supuesto, de esa banda sonora tan fascinante que contribuye como ningún otro elemento artístico a que Blade Runner (1982) sea uno de los grandes clásicos del cine de todos los tiempos. Y es el autor de otras maravillas como Heaven and HellSpiral, Opera Sauvage, Antarctica, Direct, Voices o El Greco. Incluso aquellos álbumes experimentales que él mismo terminó menospreciando (Beaubourg e Invisible Connections) tienen algo especial e inexplicable. También están ahí sus maravillosas colaboraciones con el cantante Jon Anderson, la soprano española Montserrat Caballé y su compatriota griega Irene Papas.

Deja atrás infinidad de álbumes de estudio y bandas sonoras para ficción y documentales, piezas para teatro, ballet, performances de danza, exposiciones, galerías de arte y pasarelas de moda, e incluso numerosos álbumes inéditos o descatalogados que, esperemos, acaben viendo la luz algún día. No se sabe muy bien, por otra parte, a qué seres queridos deja atrás, ya que siempre ha conseguido mantener su vida privada lejos de los medios. Además de su esposa Laura, no sabemos a quién quería Vangelis, pero sí sabemos que somos millones quienes le amábamos a él. Por tantas experiencias, por tanto placer puro dirigido en línea recta desde su mente y sus manos hacia nuestros espíritus.

En algún lugar del cielo, no sé si en el paraíso beatífico de las religiones mayoritarias, en el espacio infinito por el que viaja un asteroide con su nombre, o más bien en un nuboso olimpo de dioses, héroes y titanes, ahora zumba suavemente un teclado Yamaha.

Descansa en paz, amigo. Y muchas gracias por todo lo que nos has dado.

lunes, 9 de mayo de 2022

John Carpenter - LOST THEMES II


1. Distant Dream (3:51)
2. White Pulse (4:20)
3. Persia Rising (3:39)
4. Angel's Asylum (4:16)
5. Hofner Dawn (3:15)
6. Windy Death (3:39)
7. Dark Blues (4:16)
8. Virtual Survivor (3:58)
9. Bela Lugosi (3:23)
10. Last Sunrise (4:28)
11. Utopian Facade (3:47)
12. Real Xeno (4:30) (Solo en la edición en CD)

Debe ser uno de los directores de cine comercial que peor suerte han tenido con sus estrenos más interesantes (La estupenda La cosa se estrenó fatalmente el mismo día que E.T., por ejemplo), y aunque ha tocado varios palos, casi siempre en la periferia del género de terror, seguramente nunca ha obtenido el reconocimiento que merecía por el público masivo. No es que sea un director desconocido precisamente, pero no puede evitar que sus películas se relacionen con el mundillo de la serie B. Además de su gusto por lo siniestro, una de las cosas que caraterizan su estilo es la música de sus bandas sonoras, que en muchos casos se encargaba de componer él mismo utilizando sobre todo sintetizadores. No dirige una película desde 2010.

Pero John Carpenter sí que ha demostrado ser capaz de reinventarse. En 2015 se publicó su primer álbum de estudio, Lost Themes, seguido un año después por el que nos ocupa, y en 2021 por Lost Themes III. Ha tenido tiempo de participar en el Electronica de Jean-Michel Jarre y de emplearse solo como músico en las BSOs de las últimas entregas de la saga Halloween, iniciada por él mismo en los setenta. Incluso está consiguiendo que cuenten con él para películas en las que no tiene otra participación creativa, como la nueva versión de Ojos de fuego, adaptación de Stephen King a estrenar próximamente. Ya tuvimos el primer Lost Themes por aquí hace tiempo, y la verdad es que esta segunda parte contiene la misma fórmula, solo que ampliada y mejorada.

Distant Dream

Por destacar algunos momentos, mencionaremos la inicial Distant Dream y su sección de furiosa batería en su segunda mitad; White Pulse, con una melodía sencilla pero pegadiza que es puro años ochenta; las guitarras eléctricas estupendas de Angel's Asylum, amén de su delicado tramo final; la siniestra pero soñadora Hofner Dream; la chulesca Dark Blues; la casi operística Bela Lugosi, tan draculiana como el actor homenajeado; la tensa pero finalmente no tan oscura Last Sunrise; y los arreglos tipo cuerdas de la grandilocuente y futurista Utopian Facade.

Angel's Asylum

John Carpenter vuelve a trabar aquí con su hijo Cody Carpenter y su ahijado Daniel Davies, que se encargan de apoyar al maestro en la composición, la interpretación y la producción, a partes iguales si atendemos a los créditos del álbum, por mucho que seamos conscientes de que la "saga" Lost Themes se nutre del estilo musical que el cineasta lleva desarrollando desde 1974. No parece que necesite a jovenzuelos que inventen de pronto la pólvora para él.

Utopian Facade

La mayor diferencia que se aprecia en este segundo álbum de estudio respecto al primero es que, de algún modo, Lost Themes II no suena tanto a banda sonora descartada (cosa que no era mala, ni mucho menos) como su predecesor. Da la impresión de que John Carpenter se siente mucho más cómodo y busca que su sonido sea más rico en matices y -decíamos- aporte atmósferas propias que no recuerden tanto a una escena de Michael Myers con el cuchillo persiguiendo a la chica, o a Serpiente Plissken macarreando con la melenita y el parche en el ojo. No sé si logra del todo que los cortes de Lost Themes II tengan un poder de evocación propio, pero al ser temas más elaborados siempre nos podemos recrear en lo puramente musical.

John Carpenter nunca ha pretendido destacar como un buen compositor. De la inmensa mayoría de sus bandas sonoras se puede decir, como mucho, que son meramente un añadido para que determinada escena tenga el efecto deseado. La banda sonora de su primer gran éxito Halloween (1979) fue compuesta en tres días, prácticamente fusilando el tema inicial de El exorcista, o sea, Tubular Bells. Ennio Morricone, a quien Carpenter contrató para dar prestigio "europeo" a La cosa (1982), explicaba que el director prácticamente huyó asustado después de dejarle sobre la mesa unos cuantos esbozos sobre el tipo de música que quería para esta película de terror polar, sin dar lugar siquiera a un intercambio verbal de ideas. Pero oye, al final ese sonido tan reconocible de su música se ha hecho un hueco en la cultura popular (recordemos, por ejemplo, la sintonía de la serie Stranger Things) y escuchar Lost Themes II es tan guay como Kurt Russell diciendo aquello de "¡Pero qué pasa!".