2. Disintegration (5:46)
3. Solari (3:52)
4. ZURE (5:11)
5. Walker (5:20)
6. Stakra (3:41)
7. Ubi (4:03)
8. Fullmoon (5:13)
9. Async (2:44)
10. Tri (3:28)
11. Life, Life (4:23)
12. Honj (3:41)
13. Ff (5:12)
14. Garden (4:18)
15. Water State 2 (7:14) [sólo en vinilo]
15. Water State 2 (7:14) [sólo en vinilo]
El álbum que nos ocupa en esta ocasión no es precisamente uno fácil, de consumo rápido o que resulte accesible a la primera. Un artista tan heterodoxo y reconocido como Ryuichi Sakamoto puede permitirse el lujo de hacer algo como Async (2017) sin que sus fans se echen las manos a la cabeza y sin que la crítica le acuse de pretencioso. Hay que saber quién es el artista y de dónde viene para entender y valorar del todo obras como esta.
En el momento en que Sakamoto se embarcó en la creación de Async, y pese a que ya tenía alguno de los temas compuesto previamente, el músico se encontraba en un delicado momento personal. Se estaba recuperando de un cáncer de garganta y acababa de tener lugar el devastador tsunami de Japón de 2011 que causó, además, la catástrofe nuclear de Fukushima. El último álbum de estudio de Sakamoto había sido publicado en 2009, y en el largo hiato que tuvo lugar hasta la publicación de Async, las anteriores circunstancias lo sumieron en una actitud reflexiva sobre la pequeñez de la vida humana. Te parece que el mundo se acaba porque tienes cáncer y entonces una catástrofe natural con miles de víctimas causa una tragedia digna del auténtico fin del mundo, junto al cual lo tuyo es una tontería.
Se ve que Sakamoto ya tenía en mente desde hacía tiempo el proyecto de realizar un álbum que hablase sobre la "sincronía" vital que se establece -a veces forzadamente- entre las personas y el mundo que nos rodea y que se plasmase en piezas musicales que jugasen con esta idea de la asincronía. El comecocos existencial de Sakamoto contribuyó a que el proyecto se hiciese realidad, y Async es uno de los trabajos mejor valorados del músico japonés en toda su carrera.
Sakamoto concibe el sonido de Async como si se tratase, literalmente, de la banda sonora de una película de Andrei Tarkovsky. Quien haya visto películas suyas como Solaris, Stalker (La Zona) o El espejo sabrá que Tarkovsky solía utilizar la música para aumentar la sensación de extrañamiento en el espectador, ya fuese indagando en rincones oscuros de la psique o recreando directamente ambientes alienígenas. Es una música que, sin pasar desapercibida, parece un fenómeno que brota de las imágenes más que un añadido de la sala de montaje. Sakamoto crea con Async un extraño, a veces inquietante paisaje sonoro "ambient" con una densidad casi física, logrando quizá justo lo contrario que hacía Tarkovsky: de sus sonidos parecen brotar imágenes. Curiosamente, en el tema Life, Life se incluye una recitación de un poema de Arseny Tarkovsky, padre del director de cine, a cargo del colaborador habitual de Sakamoto, David Sylvian.
Sakamoto utiliza sonidos de todo tipo para luego distorsionarlos con sus herramientas de estudio, desde pianos y triángulos hasta voces humanas tratadas, pasando por alguna que otra toma de sonido de objetos no musicales. Se supone que algunas de las técnicas de grabación que utilizaron Sakamoto y Alva Noto para la BSO de El renacido (The Revenant, 2015). La idea es que todo parezca fluir a un ritmo distinto del de la música convencional, como si ésta fuese vista por un observador desde una dimensión paralela en la que el tiempo fluyese a otra velocidad y la visión de volviese difusa. Asincronía. Entran también en escena, según se especifica en la larga entrada de la Wikipedia, conceptos matemáticos y de física cuántica. Async no es fácil de describir (renuncio al análisis tema a tema, me vais a perdonar), pero sí que te mantiene de principio a fin en un estado a medio camino entre el agrado -hay fragmentos en él de una delicadeza prístina- y el desconcierto.
Creo que Async debe escucharse como observaríamos una pintura o una escultura del arte contemporáneo más vanguardista. No podemos decidir claramente si es bonito o no, si nos gusta o no, si lo pondríamos en el salón de casa o en un oscuro pasillo, pero sí que vislumbramos ciertas intenciones expresivas por parte del artista y con eso tenemos que quedarnos.
Una preview de Async en vídeo.
En el momento en que Sakamoto se embarcó en la creación de Async, y pese a que ya tenía alguno de los temas compuesto previamente, el músico se encontraba en un delicado momento personal. Se estaba recuperando de un cáncer de garganta y acababa de tener lugar el devastador tsunami de Japón de 2011 que causó, además, la catástrofe nuclear de Fukushima. El último álbum de estudio de Sakamoto había sido publicado en 2009, y en el largo hiato que tuvo lugar hasta la publicación de Async, las anteriores circunstancias lo sumieron en una actitud reflexiva sobre la pequeñez de la vida humana. Te parece que el mundo se acaba porque tienes cáncer y entonces una catástrofe natural con miles de víctimas causa una tragedia digna del auténtico fin del mundo, junto al cual lo tuyo es una tontería.
Se ve que Sakamoto ya tenía en mente desde hacía tiempo el proyecto de realizar un álbum que hablase sobre la "sincronía" vital que se establece -a veces forzadamente- entre las personas y el mundo que nos rodea y que se plasmase en piezas musicales que jugasen con esta idea de la asincronía. El comecocos existencial de Sakamoto contribuyó a que el proyecto se hiciese realidad, y Async es uno de los trabajos mejor valorados del músico japonés en toda su carrera.
Andata
Sakamoto concibe el sonido de Async como si se tratase, literalmente, de la banda sonora de una película de Andrei Tarkovsky. Quien haya visto películas suyas como Solaris, Stalker (La Zona) o El espejo sabrá que Tarkovsky solía utilizar la música para aumentar la sensación de extrañamiento en el espectador, ya fuese indagando en rincones oscuros de la psique o recreando directamente ambientes alienígenas. Es una música que, sin pasar desapercibida, parece un fenómeno que brota de las imágenes más que un añadido de la sala de montaje. Sakamoto crea con Async un extraño, a veces inquietante paisaje sonoro "ambient" con una densidad casi física, logrando quizá justo lo contrario que hacía Tarkovsky: de sus sonidos parecen brotar imágenes. Curiosamente, en el tema Life, Life se incluye una recitación de un poema de Arseny Tarkovsky, padre del director de cine, a cargo del colaborador habitual de Sakamoto, David Sylvian.
Life, Life
Sakamoto utiliza sonidos de todo tipo para luego distorsionarlos con sus herramientas de estudio, desde pianos y triángulos hasta voces humanas tratadas, pasando por alguna que otra toma de sonido de objetos no musicales. Se supone que algunas de las técnicas de grabación que utilizaron Sakamoto y Alva Noto para la BSO de El renacido (The Revenant, 2015). La idea es que todo parezca fluir a un ritmo distinto del de la música convencional, como si ésta fuese vista por un observador desde una dimensión paralela en la que el tiempo fluyese a otra velocidad y la visión de volviese difusa. Asincronía. Entran también en escena, según se especifica en la larga entrada de la Wikipedia, conceptos matemáticos y de física cuántica. Async no es fácil de describir (renuncio al análisis tema a tema, me vais a perdonar), pero sí que te mantiene de principio a fin en un estado a medio camino entre el agrado -hay fragmentos en él de una delicadeza prístina- y el desconcierto.
Solari
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