1. This Majestic Land (3:33)
2. So You (3:54)
3. Romance for Violin and Orchestra (4:35)
4. Lachrymosa (2:46)
5. Beloved (3:06)
6. Renouncement (5:14)
7. Jude's Theme (4:35)
8. Nimbus (4:08)
9. Elegy (for Joan) (4:18)
10. Pie Jesu (4:03)
11. Farewell (3:12)
12. The Parting (7:48)
Como la etiqueta "new age" recoge una diversidad muy amplia de estilos, y porque muchos de los artistas así etiquetados no se sienten del todo cómodos (quizá por la abundancia de terapistas-flautistas), es frecuente que muchos aficionados se tapen un poco la nariz a la hora de considerar si una obra que les gusta es new age o no. Por lo general, en estos casos echamos al cajón new age lo que nos incomoda y usamos un calificativo más elegante para lo que nos toca la fibra. En el caso de álbumes como este, puede ocasionar todo un conflicto encasillarlo, porque cualquier subgénero o variante del maremágnum new age querría considerarlo como propio. Es una gozada.
Michael Hoppé
Se trata de Solace (2003), del pianista y compositor británico afincado en EEUU Michael Hoppé, y si tuviera que describirlo diría que contiene música orquestal contemporánea muy melódica, neo-clásica, neo-romántica quizá, pero con un espíritu preciosista y espiritualmente reconfortante muy new age. Hoppé logra un efecto embelesante del que emana una rutilante belleza pese a que muchos de los temas son decadentistas y melancólicos. No es que las melodías sean demasiado complejas, pero los arreglos sinfónicos obran un auténtico milagro. Llega a bordearse lo excesivamente sentimental en algún fragmento, pero la línea nunca se cruza.
"Artwork" de la edición limitada en vinilo de Solace.
Además del buen hacer del compositor, contribuye la presencia de la Sinfónica de Praga. El sonido de temas como el inicial -e impresionante- This Majestic Land debe mucho al sinfonismo de las solemnes oberturas wagnerianas y, por qué no decirlo, a alguna que otra pieza fílmica del gran John Barry. No obstante, en general nos encontramos ante temas tan llamativos que difícilmente podríamos considerarlos útiles como bandas sonoras de cine.
Contraportada
Michael Hoppé, por cierto, comenzó su andadura musical en un despacho, como ejecutivo encargado de los fichajes del sello PolyGram, y cuando decidió en cierto momento pasarse al bando de los creadores, supo mantener ciertos toques de estilo de sus mejores reclutas. No es casual que todo un álbum estrictamente clasicista reserve su última pieza, la más extensa además, para ser interpretada íntegramente por los inconfundibles sintetizadores del mismísimo Vangelis, uno de los artistas que contrató en su empleo anterior. The Parting es una composición que Hoppé ya había grabado en una versión propia en su álbum Homeland de 1993.
Exquisita maravilla por una parte, placer culpable algo azucarado por otro, Solace es uno de los discos más celebrados de su autor y todo un referente de lo mejor que puede dar la new age. Para la colección, sin dudarlo ni un instante.
This Majestic Land
The Parting
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