1. When We Were Young (1:39)
2. Déjà Vu (4:27)
3. The Last Refugee (4:12)
4. Picture That (6:47)
5. Broken Bones (4:57)
6. Is This the Life We Really Want? (5:55)
7. Bird in a Gale (5:31)
8. The Most Beautiful Girl (3:09)
9. Smell the Roses (5:15)
10. Wait for Her (4:56)
11. Oceans Apart (1:07)
12. Part of Me Died (3:14)
Tengo la mala costumbre, lo sé, de empezar ofreciendo excusas cada vez que analizo un álbum que no se ajusta exactamente al tono estilístico del blog, esto es, cada vez que el disco no tienda a lo instrumental, lo sinfónico o lo electrónico. Conociendo la mayor parte -que no la totalidad- de la obra en solitario de Roger Waters, no pensé que su nuevo álbum fuera a ir más allá de la mera noticia en lo que a su paso por este blog se refiere. Craso error, y los motivos entroncan directamente con lo que me gustaría comentar sobre el disco. Iremos por partes y no me perderé en la retórica.
Roger Waters (de Floydian Slip)
El caso es que Is This the Life We Really Want? ("¿Es esta la vida que realmente queremos?", 2017) es un álbum que surge de tres necesidades que parece tener su autor. La primera es la muy probable necesidad de tener material nuevo que presentar en directo, continuando con una larga racha en la que Waters se ha hecho de oro presentando versiones espectaculares de sus trabajos dentro de Pink Floyd, especialmente The Wall. La segunda necesidad viene del conocido compromiso del músico con numerosas causas pacifistas y anticapitalistas, cuando no directamente antisistema. El nuevo álbum es un desparrame de bilis contra el actual estado de las cosas en el mundo, nuestras vidas en exceso organizadas, nuestras convenciones burguesas y conservadoras. En mas de un momento, Waters no duda en usar lenguaje malsonante (Picture That) para expresar lo mucho que le gustaría echarse a la calle para tirar piedras a la autoridad, cuando no habla directamente (Déjà Vu) de lo mucho que le fastidia no tener ya edad para hacerlo.
Déjà Vu
Mencioné una tercera necesidad del músico para que exista este nuevo álbum, y a muchos no les gustará lo que van a leer. Creo que Roger Waters quería volver a sonar como Pink Floyd. Quería sonar como aquella banda, una de las más aclamadas de la historia, en aquellos tiempos en los que iban todos a una, antes de que todo saltara por los aires, en gran medida, a causa de las ansias de protagonismo de uno de sus miembros: el propio Waters. Las asperezas se han limado, y su excompañero y archienemigo David Gilmour ha llegado a cantar con él de nuevo por puro placer. Pelillos a la mar. Pero puede hacerse una lectura un tanto patética en los esfuerzos que hace este álbum por recrear u "homenajear" los ambientes de mitos como Meddle, The Dark Side of the Moon o el propio The Wall (todo está cuajado de grabaciones de radio y TV y efectos sonoros). No vale decir que todo es cosa del productor Nigel Godrich (habitual de Radiohead y gurú del post-rock) y su gusto por aquellos años dorados hoy tan vintage, porque una figura de la talla de Waters siempre va a tener la última palabra en cada portada que firme.
Smell the Roses
Especialmente dolorosos son los momentos en los que los solos de guitarra eléctrica quieren y no no pueden sonar como los de Gilmour, y sobre todo los fragmentos en los que los arreglos de teclado quieren y no pueden sonar como los del añorado Rick Wright. Recordemos que el mítico teclista fue literalmente expulsado de la banda y sustituido por una orquesta en The Final Cut porque, según Waters, no era lo bastante bueno para hacer lo que él quería. Is This the Life We Really Want? es el intento desesperado y no muy afortunado de Roger Waters por volver a un pasado ya irrecuperable, un Pink Floyd sin Pink y sin Floyd.
Diseño de la edición en vinilo.
Esto no significa que no recomiende el álbum, porque los aficionados al progresivo y a los Pink Floyd clásicos con menos remilgos disfrutarán como enanos. Por este motivo he querido comentar el álbum en el blog. A esto me refería al principio. Hay un gran trabajo de producción detrás de cada tema (Bird in a Gale es todo un despliegue cósmico), y Waters se ha currado tanto las letras (me ha impresionado en especial el tema homónimo al álbum) como la interpretación, con esa peculiar voz suya de cantautor cazallero. El disco se escucha con mucho agrado pese a sus referencias fallidas, y siempre podrá esgrimirse en su defensa -como ya han hecho algunos críticos- aquello de que Waters ha querido demostrar que se siente cómodo con su pasado. Ya sea entendido como homenaje, autoafirmación o revival por razones comerciales, Is This the Life We Really Want? merece como poco un par de escuchas, aunque sea por el gusto de criticarlo.