CD 1
1. Fire and Water (5:57)
2. Shores of the Long Lake (4:01)
3. Beyond Sorrow and Grief (Extended Version) (4:12)
4. Guardians of the Three (Extended Version) (5:48)
5. The Ruins of Dale (3:39)
6. The Gathering of the Clouds (Extended Version) (5:52)
7. Mithril (3:08)
8. Bred for War (3:20)
9. A Thief in the Night (4:14)
10. The Clouds Burst (4:13)
11. Battle for the Mountain (4:38)
CD 2
1. The Darkest Hour (5:33)
2. Sons of Durin (4:24)
3. The Fallen (4:56)
4. Ravenhill (5:48)
5. To the Death (Extended Version) (7:23)
6. Courage and Wisdom (5:10)
7. The Return Journey (4:18)
8. There and Back Again (4:20)
9. The Last Goodbye (4:07)
10. Ironfoot (Extended Version) (6:11)
11. Dragon-Sickness (Bonus Track) (3:52)
12. Thrain (Bonus Track) (3:25)
Con La batalla de los cinco ejércitos (2014) ha llegado a su fin el periplo de Peter Jackson y Howard Shore por la Tierra Media. No caben demasiadas esperanzas de que veamos en pantalla nuevas adaptaciones de la obra de J. R. R. Tolkien hasta dentro de una buena cantidad de años, o bien cuando la familia Tolkien dé su brazo a torcer con los derechos -cosa que a día de hoy es impensable- o bien cuando estos sean de dominio público. Dentro de muchísimos años. De modo que esta es, presumiblemente, la última vez que escucharemos una banda sonora de Howard Shore para ese universo que le ha hecho inconmensurablemente importante como compositor en el panorama actual.
La película en sí funciona más como una especie de apéndice-resolución al grueso de la narración de El hobbit, que salvo por sus últimos cabos sueltos viene a desarrollarse casi entera en las dos entregas anteriores. De hecho, esta última película sufre de una simplicidad argumental que la hace demasiado dependiente, a mi entender, de sus predecesoras. Es una última gran escena de batalla que cierra la saga, y se nota que el director no ha querido estirarla más de lo necesario. Quien sí se ha estirado, incluso más de lo que cabía esperar, ha sido el canadiense Howard Shore, que nos trae una maravillosa banda sonora que mezcla, de manera magistral, toda la épica de una película poco menos que bélica con algunos de los pasajes más líricos y evocadores que ha compuesto para la(s) franquicia(s).
Howard Shore (de interviewly.com, procedente de Creative Commons).
Efectivamente, The Battle of the Five Armies funciona como casi todas las últimas bandas sonoras de las trilogías más famosas: recupera los temas y leitmotivs emblemáticos y los mezcla para buscar una sensación de redondez, de cierre de libro. Lo que ocurre es que Shore tiene el listón tan alto (el que le ponemos nosotros y el que se pone a sí mismo) que no puede limitarse a componer toda una partitura de más de dos horas a base de reciclajes, sino que procura seguir añadiendo pasajes memorables totalmente novedosos, y hasta cuando tira de lo conocido sabe darle los tintes dramáticos necesarios para la ocasión. Echaremos de menos, eso sí, aquel "Tema de la Montaña Solitaria" que nos deslumbró en Un viaje inesperado, y que al no ser una composición suya (parece que la compuso Plan 9 con la inspiración del sonido de las Minas de Moria en La Comunidad del Anillo) se ha preferido prescindir de él. O eso o tenemos de nuevo un problema de derechos entre manos, pero está claro que seguirá siendo siempre uno de los temas musicales distintivos de El hobbit.
La experiencia musical de La desolación de Smaug fue bastante elaborada, sesuda incluso, aunque aquella se trataba de una partitura sobria y madura que funcionaba más a nivel de inmersión que si intentábamos buscar en ella momentos concretos que nos deslumbrasen con su brío. Fue, por así decirlo, bastante más oscura que la de Un viaje inesperado. La batalla de los cinco ejércitos logra equilibrar ambos tonos acudiendo eficientemente a la emocionalidad de una película repleta de escenas espectaculares de batalla por un lado, y de algunos momentos de amargo dramatismo, por otro.
Uno de los carteles ilustra el inicio del filme.
La banda sonora, como la película, comienza con el ataque del dragón a la ciudad del lago. Nos encontramos en Fire and Water con los temas de Smaug y de Bardo entremezclados en un ambiente de tensión más que de acción pura, con pinceladas pícaras del gobernador y su ayudante intentando huir. Seguiremos escuchando el leitmotiv del dragón en Beyond Sorrow and Grief y otras escenas en que el enano Thorin sufre la enfermedad de la codicia. En Shores of the Long Lake disfrutamos de un ambiente de quietud tras el trauma inicial, y retomamos aquel tema maravilloso para la guerrera Tauriel. En Guardians of the Three nos reencontramos con temas de la otra trilogía, como el de Lothlorien, con unos efectos bastante ominosos.
Guardians of the Three
The Ruins of Dale combina distintos momentos musicales, comenzando por el de la ciudad del lago, muy emotivo con su violín. Es en The Gathering of the Clouds cuando empezamos a encontrarnos piezas musicales de batalla, humanas y élficas, mientras unos y otros combatientes se van apostando en las cercanías del reino enano. El tema de la ciudad del lago, en concreto, alcanza cimas de gran espectacularidad en el corte Mithril, que comienza con una bella melodía mientras Thorin entrega a Bilbo Bolsón su famosa cota de metal enano.
Mithril
En Bred for War nos encontramos también parafernalia prebélica, en este caso macabras melodías asociadas al bando orco. A Thief in the Night viene a ser un tema meramente funcional, para subrayar la silenciosa fuga de Bilbo y su pacto con Bardo y el rey elfo. The Clouds Burst es ya un corte plenamente marcial, y en él se nos presenta el leitmotiv de Dain, el aliado enano, que suena a fanfarria celta con gaitas. Concluye el primer CD con la incidental y bélica Battle for the Mountain.
Comienza el segundo disco con el solemne The Darkest Hour, otro tema -como el anterior- construido a base de leitmotivs varios, y que tiene también la función de subrayar una secuencia de escenas rápidas de lucha. Pero para solemnidad, Sons of Durin, con los enanos de Thorin lanzándose a la lucha y sus temas asociados sonando con toda su épica.
Sons of Durin
The Fallen y Ravenhill son otros dos temas incidentales, con tiras y aflojas entre los buenos, los malos y sus respectivos temas conductores. La tensa To the Death acompaña a un par de escenas hiperdramáticas, tanto la despedida de algún personaje principal como la resolución de la batalla. Con Courage and Wisdom vamos cerrando tramas individuales, esta vez con la distensión de lo que ya ha terminado, y temas individuales de varios personajes aportando su grano de arena a este emotivo fragmento. Se insinúa, por cierto, el tema de La Comunidad del Anillo. En The Return Journey cerramos lo ya comenzado en la pista anterior, con atisbos del mundo hobbit y del tema del anillo; y en There and Back Again nos reencontramos ya a las claras con el tema de la Comarca y el del anillo.
El tema cantado de esta película, pese a no tener el glamour del ex-Crowded House Neil Finn, ni la actualidad del cantautor juvenil de moda Ed Sheeran, suena bonito y cálido en la voz de Billy Boyd, quien interpretó al hobbit Pippin en la trilogía anterior. Ya cantó alguna cosilla para el senescal de Gondor, pero su The Last Goodbye no puede ser más apropiado para despedirnos tanto de esta otra saga como de la Tierra Media fílmica de Peter Jackson y su gente.
The Last Goodbye
A modo de epílogo, Ironfoot contiene un desarrollo más o menos concertante del tema de Dain, seguido de otros fragmentos más o menos identificables con temas conductores de la película. Y en la edición especial (en la que, por cierto, me he basado para este análisis) hay dos temas más, Dragon-Sickness y Thrain, el primero relacionado con el tema de Smaug y su reutilización cuando Thorin se vuelve avaricioso, y el segundo relativo al padre de este último, que en la versión extendida de La desolación de Smaug -que no he visto-, debe aparecer para hacer alguna referencia a Sauron y Mordor. Curiosa la elección para cerrar el álbum.
Portada de la edición normal, que también tiene 2 CDs.
Toda la música ha sido compuesta por Howard Shore, aunque las orquestaciones corren a cargo de Conrad Pope. También se encarga Pope de dirigir a la Orquesta Sinfónica de Nueva Zelanda, la intérprete "material" de la música de las dos últimas entregas de El hobbit.
¿Qué más podemos decir? Que aunque Shore tenía poco margen para componer nuevos temas conductores en la sexta película realizada sobre Tolkien, al menos sí que gestiona a la perfección -musical y emocionalmente hablando- todos sus esfuerzos previos, logrando una composición, en su conjunto, tan redonda como merecía la ocasión. En cualquier caso, y a modo de aviso, debemos tener en cuenta que la música de ambas ediciones del álbum no guarda una correspondencia exacta con la utilizada en la película. Algunas piezas han sido reelaboradas para un formato o para el otro, y otras han sido unidas o separadas a base de fragmentos que en la película estaban situadas de manera distinta, sin duda para mejorar la experiencia del álbum en su escucha aislada.
Como siempre, una gozada que ya deberíamos ir colocando en nuestra colección. Cómo vamos a echar esto de menos...
Me cuesta reconocer cada uno de los cortes en su sitio exacto en la película pero en cualquier caso la música es sensacional. me asombra en esta última entrega el escaso minutaje para una película tan larga (no digamos la extendida) pero se disfruta por igual.
ResponderEliminarPor cierto que solo las dos últimas entregas tiene a la Sinfónica de nueva Zelanda que no desmerece nada con la de Londrés.
Vaya, hombre. Esto podría llamarse un error de auto-documentación, porque yo mismo dije en su entrada correspondiente que en la primera del Hobbit estaba la de Londres. Corregido queda, y gracias por comentar.
ResponderEliminarMusicaza, como siempre, la de este señor Shore.
Y dijiste bien. En la primera es la de Londres. En las otras dos no porque, según Jackson, era un lio de viajes y mucha distancia. Yo, desde luego, no he notado la diferencia.
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