1. Preludio (Prelude) (00:15)
2. Amaneceres (Sunrises) (4:24)
3. Pasto y naturaleza (Grass and Nature) (5:35)
4. Blues del tabique nasal (Septum Blues) (1:56)
5. Los libros (The Books) (6:45)
6. Viaje alrededor de mi mente (Journey Around my Mind) (1:52)
7. Conocimiento (Knowledge) (4:00)
8. Ingressus in tenebris (Entrada en la oscuridad / Entrance in the Darkness (3:58)
9. Tenebrae (Oscuridad / Darkness) (1:31)
10. Interludio (Interlude) (1:17)
11. Claridad (Clarity) (4:25)
12. Futuro (Future) (3:56)
13. En algún lugar perdido en el tiempo (Somewhere Lost in Time) (1:46)
14. Para toda la vida (For Life) (4:04)
En su página de bandcamp, el argentino Agustín Haro se autodefine como músico aficionado y autor, e intérprete de guitarra, órgano, kalimba y ukulele. Escuchando este trabajo que me hizo llegar hace algunos meses, titulado Viaje alrededor de mi mente (2014), también podríamos calificarlo de "diseñador de espacios sonoros" o "soundscapes" de línea ambient. Al menos esa es la impresión que queda tras una primera aproximación al álbum, mucho más rico en texturas que en rifirrafes melódicos. Puede escucharse aquí paralelamente al análisis -muy subjetivo, como siempre- que le dedico a continuación.
A base de guitarras y alambiques de laboratorio sonoro, en plan casero pero con bastante cuidado, Haro nos presenta una colección de temas instrumentales que él mismo considera una obra más o menos conceptual. La primera impresión que nos llevamos es la de que el álbum consiste en un juego constante entre notas de guitarra más o menos aisladas y las réplicas que las mismas producen en ese espacio casi geográfico que crea el eco. Siendo el primer tema poco más que una floritura, la inmersión comienza con Amaneceres y Pasto y naturaleza, el primero de los cuales posee cierta lejana cualidad rockera o a lo Brian Eno, mientras que el segundo me ha recordado en sus armonías, a mí al menos, a aquellos trabajos medio electrónicos, medio bucólicos, de los Popol Vuh de los setenta.
Pasto y naturaleza.
Blues del tabique nasal es efectivamente un pequeño ejercicio del género de su título, aunque lo del tabique nasal se me escapa. Con Los libros recuperamos los ambientes planeadores de temas anteriores, aquí con un toque algo más inquietante y una guitarra, de nuevo, en permanente diálogo consigo misma. Viaje alrededor de mi mente retoma los conceptos del corte anterior, y aunque no parece ir mucho más lejos creo detectar en algún punto una sutil sonoridad oriental, como de música china, que se acentúa de manera notable en Conocimiento.
Ingressus in tenebris continúa por la senda previa, recurriendo en este caso a un clima más oscuro y con algunos extraños efectos sonoros (algunos parecen samples, aunque seguramente sean jugueteos y roces con las cuerdas de la guitarra). Tenebrae endurece bastante su tratamiento de la guitarra hasta hacerla casi irreconocible, logrando un tema claramente experimental.
Hombre contemplando a la Luna, de Ramiro Tamayo.
El cuadro va incluido en el artwork del disco, quizá como fuente de inspiración dado su carácter contemplativo.
Con Interludio regresamos a sonidos de blues y rock, casi como si Haro estuviese ensayando para saltar al escenario y acompañar a alguna banda del género. No se molesta en limpiar la estática del fondo, logrando un curioso efecto de "suciedad" acústica. Con claridad regresa el espíritu horizontal y místico de la mayor parte del álbum, aunque todavía podemos detectar pinceladas de rock, quizá como si de un etéreo tema de rock progresivo instrumental se tratase. Con Futuro regresamos de algún modo a los sonidos de Amaneceres, quizá buscando la redondez de la obra, y con En algún lugar perdido en el tiempo (no sé si será por su título) creemos encontrarnos ante una especie de maqueta olvidada de algún álbum de rock psicodélico antiguo. Finalmente, Para toda la vida concluye el trabajo con otra delicada y planeadora pieza de guitarra y ecos.
Personalmente, y sin que de ello deba deducirse una visión negativa del disco por mi parte, creo que Agustín Haro ha realizado Viaje alrededor de mi mente pensando mucho más en la experimentación que en el uso y disfrute del aficionado a la música. Por supuesto que en este mismo blog hemos tenido obras muchísimo más áridas y opacas que esta, pero aun así pienso que estamos ante una obra entendida como ejercicio de investigación musical, como si el artista sopesara sus posibilidades y nos ofreciera, más por generosidad hacia el curioso que por un verdadero interés de difusión, los resultados imprecisos de sus pesquisas. De ahí que prácticamente todo el trabajo se nutra de la dualidad sonido-eco, y que muchos de los temas jueguen de manera clara con diferentes tratamientos de la misma. En cualquier caso, como obra ambient no hay muchas pegas que ponerle, y definitivamente posee esa cualidad nada desdeñable que es la de la evocación, una de las más difíciles de lograr cuando se realiza música instrumental. Muy interesante.
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