1. Amanecer (4:36)
2. A Irmandade das Estrelas (4:11)
3. Nubes del otro lado (4:03)
4. Negra Sombra (5:27)
5. Os Gaiteiros da Noite (3:27)
6. Cantigueiras (4:10)
7. Villancico para la Navidad de 1829 (3:10)
8. Bailando con Rosiña (2:14)
9. Lela (3:55)
10. The Flight of the Earls (2:31)
11. Canto de Afiador (1:19)
12. Para Vigo me voy (2:36)
La Hermandad de las Estrellas (1996) es el título en castellano del álbum de debut del gaitero y flautista gallego Carlos Núñez. Pese a que fue un disco de enormes repercusiones comerciales y populares, siempre me ha gustado más Os amores libres (ya comentado en este blog). No obstantes mis preferencias, A Irmandade das Estrelas es un disco enorme, tan completo y satisfactorio para cualquier público que con razón estuvo muchas semanas en lo más alto de las listas de ventas españolas y tampoco le fue nada mal en el extranjero.
Carlos Núñez fue todo un descubrimiento para los aficionados a la música celta, sobre todo porque no estamos hablando únicamente de un dotado folclorista e intérprete de su instrumento. Es un artista redondo con hambre de creación, con capacidad para el riesgo y la reinvención personal, y precisamente este aperturismo lo aproxima a sus "padrinos" musicales, los mismísimos The Chieftains, que en alguna ocasión le han considerado como uno de ellos. Núñez representa, dentro de la música celta de la cornisa cantábrica española, los mismos valores de sus amigos irlandeses: pureza total cuando se persigue ésta, y heterodoxia aventurera cuando se tercia. Es bien sabido que el artista que nos ocupa es, además de músico, todo un investigador del folclore de su tierra y un viajero bastante inquieto.
Trasera del libreto del CD.
A Irmandade das Estrelas no se queda lejos de lo que otros muchos músicos, dentro y fuera de su género, suelen ofrecer como primer trabajo publicado: un colorido "muestrario de moquetas" en el que cabe un poquito de todo, desde temas tranquilos y meditabundos en la línea un tanto melancólica del propio paisaje gallego, a auténticas algarabías virtuosas. Especialmente populares se hicieron las excelentes Bailando con Rosiña (que alguien calificó acertadamente de "música para una película muda") y Villancico para la Navidad de 1829, maravillosa mezcla de solemnidad y optimismo. Era normal que Núñez también dejase un espacio para algunas colaboraciones de lujo que le apoyasen en su debut, y consiguió colar al menos a un peso pesado en cada tema del disco: la guitarra de Ry Cooder, Luz Casal cantando a Rosalía de Castro, dos miembros de Nightnoise, Kepa Junkera y su trikitixa, Dulce Pontes, La Vieja Trova Santiaguera y otros muchos, incluyendo por supuesto a The Chieftains. Podríamos ver A Irmandade das Estrelas como un preludio al genial despiporre multiétnico de Os amores libres, ya que incluye flamenco, jotas, polkas, un son cubano... aunque en mi opinión este primer álbum pone a los colaboradores al servicio del músico, y no al contrario (como quizá ocurría en su segundo lanzamiento). En este sentido, es de admirar la gran disponibilidad que suelen tener los más respetados músicos celtas cuando se les llama incluso para participar en trabajos de artistas jóvenes o desconocidos, un hecho del que este disco es un ejemplo entre muchísimos. Chapeau por ellos, toda una "hermandad de estrellas".
Portada de la edición internacional del disco.
Es cierto que en los años de esplendor de lo celta se lanzaban discos como churros y muchos de ellos daban en la diana, pero Carlos Núñez destacó por su seriedad y la profundidad de su propuesta. No fue este un trabajo coyuntural que se aprovechase de la moda del momento, sino una obra madura y muy rica que estaba hecha para perdurar. En Spotify.
Villancico para la Navidad de 1829.
Negra Sombra.
Villancico para la Navidad de 1829.
Negra Sombra.
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