martes, 27 de noviembre de 2012

Klaus Schulze - BLACKDANCE


1. Ways of Changes (17:16)
2. Some Velvet Phasing (8:29)
3. Voices of Syn (22:26)

¿Qué es lo que nos fascina de la música de Klaus Schulze a algunos oyentes? Es difícil decirlo. Debe ser una mezcla de pasión por lo raro, necesidad de disfrutar de algo realmente único, y -por qué no- un cierto esnobismo. Podríamos añadir un último factor: el viaje musical, una posibilidad sensorial y mental que la música comercial difícilmente explora, precisamente porque se considera a sí misma como "solamente música". Esto no era así en los años setenta, una época de verdadera ilusión por lo creativo en la que se pensaba que la música podía ofrecer experiencias más completas que una bonita melodía o unas buenas letras. Hemos hablado largo y tendido sobre los derroches de imaginación del rock progresivo y la música cósmica (a la que Blackdance pertenece en mayor o menor medida, siendo un género de límites indefinidos), pero en el caso de discos como este hay que retroceder tres o cuatro pasos más para ver el cuadro completo.

Blackdance (1974) es el tercer álbum compuesto por Klaus Schulze. Generalmente es considerado un disco menor dentro de aquella fabulosa primera época suya, metido entre los rompedores Cyborg y Timewind, y quizá algo más prescindible que éstos. Sus planteamientos son los ya conocidos de la obra de Schulze: desarrollos largos y lentos, capas de sonido superpuestas y tendencia al oscurantismo. Hablábamos de sonidos que hacen viajar, y se hace patente que con una música tan extraña nos dirigiremos probablemente a lugares tan extraños como los que representan las pinturas surrealistas del suizo Urs Amann que ilustran los álbumes clásicos de este compositor que nos ocupa: eriales en penumbra en los que extrañas figuras difícilmente reconocibles surgen aquí y allá como cactus en un desierto infinito de otro universo. Se puede hablar de que esta concepción experimental de la música, un tanto abismal, es más bien fría y deshumanizada. No diré lo contrario, pero apuntaré que Blackdance contiene más elementos no-sintéticos de los que puede parecer.

Imagen del interior de la carpeta del vinilo.

Es cierto que predominan los fabulosos armatostes que entonces eran sintetizadores punteros, pero también tenemos a Klaus tocando una guitarra en el tema inicial Ways of Changes, tema en el que incluso se atreve con percusiones acústicas. No me parece que queden del todo bien, ni en Ways of Changes ni en fragmentos posteriores, pero el intento es loable. El segundo tema, de título Some Velvet Phasing, es un sencillo monólogo electrónico y ambiental que constituye uno de los mejores momentos del álbum. Y puestos a buscarle el lado cálido a Blackdance, hasta la voz humana tiene su hueco en el tercer corte, Voices of Syn. Según leo en una página de referencia (progarchives), se trata del barítono Ernst Walter Siemon, grabado en algún ensayo mucho tiempo antes.

No es un disco especialmente recomendable para principiantes, primero porque el músico estuvo menos inspirado que en otras obras más o menos contemporáneas, y segundo porque enfrentarse a su repertorio exige haber pasado antes por discografías más accesibles como la de Tangerine Dream o quizá Kraftwerk o Jean Michel Jarre, que ayuden a preparar nuestra percepción. En cualquier caso, tener Blackdance en nuestra colección es -una vez más- como poseer un pequeño universo contenido en un estuche de CD al que podemos escapar de vez en cuando con solo apretar unas teclas y cerrar los ojos. Eso no lo da cualquier disco.

Enterito.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Howard Shore - THE HOBBIT: AN UNEXPECTED JOURNEY


CD 1*

1. My Dear Frodo
2. Old Friends
3. An Unexpected Party
4. Axe or Sword
5. Misty Mountains
6. The Adventure Begins
7. The World Is Ahead
8. An Ancient Enemy
9. Radagast the Brown
10. Roast Mutton
11. A Troll-hoard
12. The Hill of Sorcery
13. Warg-scouts

CD 2

1. The Hidden Valley
2. Moon Runes
3. The Defiler
4. The White Council
5. Over Hill
6. A Thunder Battle
7. Under Hill
8. Riddles in the Dark
9. Brass Buttons
10. Out of the Frying-Pan
11. A Good Omen
12. Song of the Lonely Mountain
13. Dreaming of Bag End

(*No incluyo la duración de cada pista, ya que no existe información oficial al respecto. La edición con la que se ha elaborado la entrada es promocional y puede sufrir variaciones en el momento de su publicación oficial.)

Harto de trabajar en algún rutinario día de clase de 1937, el profesor Tolkien de la Universidad de Oxford cogió uno de los exámenes que corregía y le dio la vuelta. Sobre el papel en blanco escribió: "En un agujero en el suelo, vivía un hobbit". Esa es la famosa anécdota que se cuenta sobre el nacimiento de una de las piedras angulares de la moderna literatura fantástica y de aventuras, El hobbit, cuya versión fílmica llega a los cines en diciembre de 2012. La trilogía literaria de El Señor de los Anillos fue realmente una secuela de esta primera novela de J. R. R. Tolkien que terminó adquiriendo dimensiones gigantescas, opacando en gran medida las virtudes sobresalientes de su más modesta (que no menos brillante) predecesora. 

Howard Shore en el tajo (de locoxelcine.com).

Mucho se habló en su día sobre los recortes argumentales que sufrió la adaptación al cine de El Señor de los Anillos (2001, 2002, 2003) para su estreno como trilogía, y en el caso de El hobbit las cosas parecen haber funcionado al revés. Es un libro de 200 páginas que, para convertirse en una nueva trilogía, ha necesitado combinar una traslación escrupulosa de cada fragmento del libro con algunos añadidos procedentes de los llamados ambiguamente "apéndices" de la obra de Tolkien, así como de la imaginación del director y co-guionista Peter Jackson. También al revés ha funcionado el desarrollo del argumento, ya que, como decíamos antes, El hobbit fue anterior a El Señor de los Anillos y aquí su trama es tratada como "precuela". El hobbit era  de todos modos un estreno inevitable tras la aclamada trilogía de hace una década, pero su creación ha pasado por innumerables obstáculos, desde los problemas para rodar en Nueva Zelanda a la renuncia de su director original, Guillermo del Toro. Pero El hobbit tenía que llegar, y Howard Shore era indiscutible como autor de su(s) banda(s) sonora(s). Incluso cuando Jackson prescindió de Shore en King Kong (2005) por tener distintas visiones sobre su ambientación musical, el compositor canadiense estuvo asegurado para cualquier futurible proyecto ligado a la Tierra Media y sus habitantes. Le avalan 3 Oscars por su monumental trabajo en la trilogía y el reconocimiento absoluto de crítica y público, de modo que las expectativas respecto a El hobbit eran enormes. Podemos respirar tranquilos, porque Howard Shore se ha vuelto a superar. La película no lo sé, pero su B.S.O. ya es un clásico.

Los enanos que van a recuperar la Montaña Solitaria.

Lógicamente, no he visto la película, pero acabo de escuchar el CD doble con la versión "normal" de su banda sonora y afirmo rotundamente que está a la altura de sus anteriores aproximaciones al universo tolkiano. Leí el libro hace años, y aunque la película contenga escenas que desconozco, su música es tan autosuficiente en lo narrativo como cabría desear. Por eso es fácil deducir a qué escena corresponde cada fragmento musical del álbum (a esto ayuda el que la película El hobbit: un viaje inesperado ha sido concebida, también musicalmente, como precuela de El Señor de los Anillos, y que muchos cortes de los CDs se titulan como capítulos del libro). Advierto de que el análisis puede contener destripes del argumento.

Imagen de un póster de la película.

Howard Shore parte de una serie de melodías conocidas para construir una nueva composición con entidad propia, quizá un poco más incidental que en la trilogía anterior, pero igualmente sostenida en temas conductores o "leitmotivs", y escrita con el mismo lenguaje musical sencillo, muy clasicista y abundante en fragmentos corales (aquí muy variados) y épicos a rabiar. No abusa de los viejos temas, por cierto, y hay numerosas novedades que ayudan a diferenciar mucho a esta aventura de las anteriores. La primera -y quizá más destacable- es una potenciación de las cuerdas que aporta una dimensión muy orgánica, directa y llena de matices, a la música. La segunda novedad es un tema principal que sirve como melodía recurrente de la partitura. Se trata de la "Canción de la Montaña Solitaria", que suena con distintos tonos dramáticos en temas como The World Is Ahead, Roast Mutton, Over Hill y sobre todo en Misty Mountains y The Song of the Lonely Mountain

En el primer trailer, los enanos cantan Misty Mountains y después suena Over Hill.

Se trata de la adaptación que hace Shore, con la colaboración del grupo pseudo-étnico Plan 9, del poema que Tolkien pone en boca de la compañía de enanos protagonistas de su libro. Es una especie de arenga que reivindica el derecho de Thorin Escudo-De-Roble y sus enanos sobre el tesoro robado por el dragón Smaug muchos años atrás en el antiguo reino minero de la Montaña Solitaria, que funciona tanto en la película como en su banda sonora como principal motor (y motivador) dramático. El cantante de Crowded House, Neil Finn, canta una versión alargada del mismo tema en el penúltimo corte del álbum. Es el clásico tema pseudo-pop que suele incluirse para aumentar las ventas, y sin embargo suena genialmente integrado gracias a sus coros y sus repiqueteos de yunques, como si los enanos cantaran mientras preparan las armas para el asalto a su Montaña.

The Song of the Lonely Mountain, con Neil Finn y Plan 9.

Un tema bien conocido que también tiene gran importancia aquí es el de la Comarca, esa pieza amable y bucólica que nos recuerda el apacible país de los hobbits. Es utilizado como leitmotiv del protagonista, Bilbo Bolsón, tanto de su persona como de su constante añoranza de su bonita casa en la verde colina de Bolsón Cerrado. Está muy presente, por ejemplo, en el tema inicial My Dear Frodo y en el siguiente Old Friends.

Los primeros temas del álbum corresponden a la visita de los enanos a Bilbo.

Otras piezas de El Señor de los Anillos tienen también breves -pero notables- apariciones, un tanto tímidas, casi como subrayando su carácter premonitorio. Por ejemplo, escuchamos el exótico tema de Lothlórien para evidenciar la presencia de la reina élfica Galadriel en el Concilio Blanco (The White Council) al que asiste el mago Gandalf el Gris. A este respecto, decir que hay trocitos dispersos aquí y allá, de los temas que en la trilogía correspondían a Mordor y Sauron (en An Ancient Enemy, por ejemplo), un villano que todavía no ha dado la cara y se hace pasar por el Nigromante contra el que lucha el Concilio. 

Gandalf el Gris y Radagast el Marrón.

También asiste al mismo el mago Radagast, que cuenta con un excelente y novedoso tema propio (Radagast the Brown) lleno de violines y bellos coros infantiles. Para terminar, y sin pretender ser exhaustivo, decir que también podemos escuchar melodías correspondientes a Rivendel en The Hidden Valley; y al Anillo Único y su maldición, muy sutiles, en el tema Riddles in the Dark, correspondiente al encuentro de Bilbo y el torturado Gollum.

Bilbo Bolsón en Rivendel.

Mención aparte merecen los fragmentos de acción (Warg-scouts, Out of the Frying-Pan), casi siempre caracterizados por composiciones simples y potentes para instrumentos de viento y coros amenazadores. No son orcos sino trasgos los principales villanos que acechan en las cavernas y bosques de El hobbit, pero su música -así como la naturaleza de ambas criaturas- es parecida. 

Evidentemente, habrá que esperar a la película para saber al detalle qué clase de aventuras esperan a Gandalf en sus investigaciones sobre el Nigromante, que son las escenas menos definidas de antemano al ser en gran medida obra de los guionistas y no tanto de Tolkien. Temas bastante incidentales como The Hill of Sorcery ("La Colina de la Hechicería"), An Ancient Enemy y buena parte de la larga The White Council parecen claramente ligadas a esta rama argumental, pero no me atrevo a describirlas más allá de su carácter oscurantista y premonitorio. En cualquier caso, si atendemos a la lista de temas del álbum llegaremos a la conclusión de que no hay en la película El hobbit tantos añadidos de cosecha propia de Peter Jackson y compañía como podría parecer a priori, y eso que la historia de esta primera entrega termina -creo- con el rescate de los protas gracias a las águilas en una arboleda en llamas, justo después de escapar de los trasgos de las Montañas Nubladas. Un bonito cierre para el álbum es la breve pero hermosísima Dreaming of Bag End ("Soñando con Bolsón Cerrado"), onírica y fantástica a reventar.

Neil Finn (de rollingstone.es).

Y poco más hay que decir, salvo que para esta ocasión Howard Shore ha contado con la Orquesta Filarmónica de Londres y que el álbum ha sido grabado en los estudios Abbey Road. Salvo por Neil Finn, Plan 9 y el actor Richard Armitage (que interpreta al líder enano Thorin), no hay, que yo sepa, colaboradores de campanillas procedentes del ámbito de las "nuevas músicas" o la world music como en el pasado estuvieron Enya o Sheila Chandra. Tampoco es que hagan mucha falta, considerando la sobrada calidad de la obra. Los temas de cada CD, por cierto, van todos enlazados y sin interrupciones como en una única gran pieza de concierto, por lo que es recomendable contar con el álbum original o con un reproductor que no introduzca pausas entre los cortes si queremos disfrutar de la música plenamente. Se publicará una edición especial con algunos cortes extra, y con temas extendidos ya presentes aquí.

En fin, una maravilla que nos devuelve felizmente a la añorada Tierra Media. Y el año que viene, otra.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Carlos Núñez - A IRMANDADE DAS ESTRELAS


1. Amanecer (4:36)
2. A Irmandade das Estrelas (4:11)
3. Nubes del otro lado (4:03)
4. Negra Sombra (5:27)
5. Os Gaiteiros da Noite (3:27)
6. Cantigueiras (4:10)
7. Villancico para la Navidad de 1829 (3:10)
8. Bailando con Rosiña (2:14)
9. Lela (3:55)
10. The Flight of the Earls (2:31)
11. Canto de Afiador (1:19)
12. Para Vigo me voy (2:36)

La Hermandad de las Estrellas (1996) es el título en castellano del álbum de debut del gaitero y flautista gallego Carlos Núñez. Pese a que fue un disco de enormes repercusiones comerciales y populares, siempre me ha gustado más Os amores libres (ya comentado en este blog). No obstantes mis preferencias, A Irmandade das Estrelas es un disco enorme, tan completo y satisfactorio para cualquier público que con razón estuvo muchas semanas en lo más alto de las listas de ventas españolas y tampoco le fue nada mal en el extranjero.

Carlos Núñez fue todo un descubrimiento para los aficionados a la música celta, sobre todo porque no estamos hablando únicamente de un dotado folclorista e intérprete de su instrumento. Es un artista redondo con hambre de creación, con capacidad para el riesgo y la reinvención personal, y precisamente este aperturismo lo aproxima a sus "padrinos" musicales, los mismísimos The Chieftains, que en alguna ocasión le han considerado como uno de ellos. Núñez representa, dentro de la música celta de la cornisa cantábrica española, los mismos valores de sus amigos irlandeses: pureza total cuando se persigue ésta, y heterodoxia aventurera cuando se tercia. Es bien sabido que el artista que nos ocupa es, además de músico, todo un investigador del folclore de su tierra y un viajero bastante inquieto.

Trasera del libreto del CD.

A Irmandade das Estrelas no se queda lejos de lo que otros muchos músicos, dentro y fuera de su género, suelen ofrecer como primer trabajo publicado: un colorido "muestrario de moquetas" en el que cabe un poquito de todo, desde temas tranquilos y meditabundos en la línea un tanto melancólica del propio paisaje gallego, a auténticas algarabías virtuosas. Especialmente populares se hicieron las excelentes Bailando con Rosiña (que alguien calificó acertadamente de "música para una película muda") y Villancico para la Navidad de 1829, maravillosa mezcla de solemnidad y optimismo. Era normal que Núñez también dejase un espacio para algunas colaboraciones de lujo que le apoyasen en su debut, y consiguió colar al menos a un peso pesado en cada tema del disco: la guitarra de Ry Cooder, Luz Casal cantando a Rosalía de Castro, dos miembros de Nightnoise, Kepa Junkera y su trikitixa, Dulce Pontes, La Vieja Trova Santiaguera y otros muchos, incluyendo por supuesto a The Chieftains. Podríamos ver A Irmandade das Estrelas como un preludio al genial despiporre multiétnico de Os amores libres, ya que incluye flamenco, jotas, polkas, un son cubano... aunque en mi opinión este primer álbum pone a los colaboradores al servicio del músico, y no al contrario (como quizá ocurría en su segundo lanzamiento). En este sentido, es de admirar la gran disponibilidad que suelen tener los más respetados músicos celtas cuando se les llama incluso para participar en trabajos de artistas jóvenes o desconocidos, un hecho del que este disco es un ejemplo entre muchísimos. Chapeau por ellos, toda una "hermandad de estrellas".

Portada de la edición internacional del disco.

Es cierto que en los años de esplendor de lo celta se lanzaban discos como churros y muchos de ellos daban en la diana, pero Carlos Núñez destacó por su seriedad y la profundidad de su propuesta. No fue este un trabajo coyuntural que se aprovechase de la moda del momento, sino una obra madura y muy rica que estaba hecha para perdurar. En Spotify.


Villancico para la Navidad de 1829.


Negra Sombra.

martes, 13 de noviembre de 2012

El sonido macarra de James Bond.


Estos días, entre el estreno de Skyfall y el 50 cumpleaños de la franquicia, han llegado numerosos productos al mercado para los fans de James Bond. Hay deuvedés, blurais y también un bonito CD doble que lleva el título de Best of Bond... James Bond, que realiza un interesante recorrido por ese peculiar sonido que caracteriza la música de la saga. Y digo que es interesante porque no solamente incluye las 22 canciones pop-rock que acompañan los sensuales títulos iniciales de cada película hasta la fecha, sino que en el segundo disco (en la edición "deluxe") hay acertados extractos de las partituras instrumentales. En este sentido, el músico más mimado es el inevitable John Barry, autor que con más música ha contribuido a la serie. No obstante, también hay piezas de compositores de renombre como Marvin Hamlisch, David Arnold, Bill Conti o Eric Serra, así como alguna rareza.

Portada de la edición con 2 CDs.

Ni soy un gran admirador de la música pop ni especialmente seguidor de las andanzas de 007, pero es de justicia reconocer el encanto que suele caracterizar los temas cantados de los filmes de Bond. Por esta tarea ha pasado gente tan popular como Nancy Sinatra, Shirley Bassey, Paul McCartney, Tom Jones y Madonna. No se incluye el último tema, el elegante Skyfall que canta Adelle. ¿Es "elegante" la palabra, en realidad? Yo diría que los arreglos orquestales que acompañan estos temas son más que nada macarras, en el sentido más divertido de la expresión. Es divertidísimo descubrir cómo ha ido evolucionando el prototipo de la canción Bond desde hace cincuenta años, y cómo en esencia es siempre la misma. Yo me quedo con We Have All the Time in the World de 007 al servicio secreto de Su Majestad, cantada magníficamente por Louis Armstrong, con You Only Live Twice (Sólo se vive dos veces) y su inconfundible toque Barry, Live and Let Die (Vive y deja morir) de Paul McCartney & Wings, y You Know my Name, de Casino Royale.

Contraportada. Pinchando podemos verla a mayor tamaño para leer la lista de temas.

Hay cabida en esta colección para la famosa controversia sobre la autoría del tema de Bond, ya que se incluye tanto música de su autor primigenio Monty Norman en la película Dr. No como del arreglista en la misma película, John Barry junto a su orquesta. Cuando el tema salió publicado, lo único que pudo hacerse para establecer su autoría fue confiar en la palabra de ambos artistas, y tanto el uno como el otro se apuntaron el tanto. Pese a que una sentencia judicial otorgó finalmente la autoría a Norman, mucho se ha comentado aun después sobre a quién se debe realmente el mérito de la composición. Hoy en día es aceptado -en general- el reconocimiento a ambos: Norman como probable compositor de la melodía "en bruto", y Barry como responsable de su forma definitiva, más elegante y perfecta por su exquisita macarrería, en parte debida a su riff surfero de guitarra, de moda entonces. Como anécdota, el segundo CD contiene la versión que hizo Moby del tema en cuestión, que también se ha hecho bastante célebre.

El tema en cuestión.

No me atrevería a recomendar ningún disco en concreto, dentro de la larga colección de bandas sonoras de 007, como un trabajo esencial dentro del género; pero es obvio que la música de la saga, ese sonido Bond cuya personalidad nadie discute, sí que es de obligado conocimiento para todo aficionado a la música de cine. Evidentemente, esta colección es algo escueta si queremos tener una idea general de lo que ha dado la franquicia del agente secreto al género de las bandas sonoras. De hecho, la evolución del estilo compositivo de cada banda sonora es fiel reflejo de la evolución de todo el gremio del soundtrack de cine durante los últimos cincuenta años, desde las orquestas instrumentales que en los años sesenta incorporaban un cierto talante pop, al sinfonismo gigantesco que resurgió en los setenta y se mantiene vivo hoy con algún detalle electrónico. No es que una antología en dos discos profundice demasiado pero, no obstante, es muy apta para tener un primer acercamiento. Puede escucharse al completo como playlist en Spotify.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Michael Nyman - DROWNING BY NUMBERS


1. Trysting Fields (3:29)
2. Sheep and Tides (1:45)
3. Great Death Game (2:21)
4. Drowning by Number 3 (3:31)
5. Wheelbarrow Walk (2:13)
6. Dead Man's Catch (2:32)
7. Drowning by Number 2 (6:13)
8. Bees in Trees (2:14)
9. Fish Beach (2:29)
10. Wedding Tango (4:00)
11. Crematorium Conspiracy (2:39)
12. Knowing the Ropes (3:18)
13. Endgame (8:05)

Drowning by Numbers (1988) es el título de una de las bandas sonoras cinematográficas más populares en la carrera del compositor minimalista Michael Nyman. Se trata de la partitura original para la película del mismo título de Peter Greenaway, que en España se tituló Conspiración de mujeres, y cuyo título original, naturalizado, viene a significar "Ahogamiento paso a paso".

Peter Greenaway y Michael Nyman.

Peter Greenaway es especialmente conocido por su tendencia hacia un cine altamente surrealista y provocador, algo frío en la línea de Kubrick, pero en general bastante imaginativo y merecedor de gran aceptación por parte del público culto. Su labor como cineasta parece haberse desarrollado, al menos durante los mejores años de la misma, de la mano de Michael Nyman y su música. Teniendo en cuenta que Greenaway y Nyman se conocían desde mucho antes de que ambos saltasen a la fama, casi podríamos decir que su colaboración vino a ser la deseada consecución de un proyecto común. Desde luego, se hace muy difícil no asociar los ambientes enrarecidos de películas como El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante o El contrato del dibujante con las pinceladas sonoras del conjunto de cámara de Nyman y su sonido estrambóticamente británico. 

Cartel de la película.

Habrá quien diga que algunas bandas sonoras de cine son extrañamente "ruidosas" si consideramos que han sido realizadas por músicos minimalistas, pero es que el minimalismo desarrollado dentro de la música clásica contemporánea tiene en realidad poco que ver con esa "sencilla tranquilidad" que el término parece sugerir a los oídos de los neófitos. El minimalismo es simplicidad estructural, melódica y compositiva, pero poco espíritu zen vamos a encontrar en obras tan conocidas como Koyaanisqatsi de Philip Glass o la propia El contrato del dibujante, de Nyman. El minimalismo puede resultar incluso descacharrante, y en esto el músico que nos ocupa es un especialista.

Trailer de la película, con su música original.

No obstante, en Drowning by Numbers encontramos a un Michael Nyman algo más clasicista y reposado (que no necesariamente relajado) que en otros trabajos para Greenaway. La película -que no he visto- trata sobre un grupo de mujeres que deciden ahogar a sus maridos, y pese a una premisa tan heavy, Nyman compone una serie de piezas que fluyen como la seda, a ratos como si fuesen pequeñas piezas de baile de salón coloristas y amables, con todo lo mejor del estilo de su autor. En mi opinión, Drowning by Numbers  puede verse como el trabajo de Michael Nyman que más perfectamente resume su personal sonido como compositor.

Trasera de alguna edición en CD.

Los temas del álbum son cortitos y precisamente por eso no sobra nada en el disco. No hay material de relleno, y eso que no se abusa de la revisión de melodías más allá de lo normal en cualquier banda sonora al uso. Si de todos modos nos empeñamos en destacar algún tema, yo me quedaría con Sheep and Tides (que sonó bastante en algún anuncio o en alguna cabecera de TV), Great Death Game y Knowing the Ropes. El álbum al completo es un clásico de los gordos dentro de las "nuevas músicas" en su vertiente más madura, y también puede ser un buen título para iniciarse en el repertorio de Michael Nyman. En fin, muy completo. En Spotify.

Sheep and Tides, en concierto.

domingo, 4 de noviembre de 2012

La música de "El Hobbit", el 10 de diciembre.


Muchos ya sabréis que esta navidad tendrá lugar el esperado regreso de Peter Jackson a la Tierra Media con su adaptación de la novela El Hobbit, en la que será su primera entrega titulada Un viaje inesperado. Pues bien, desde hace un par de días ya se conoce la fecha de publicación (repito: 10 de diciembre) de su esperadísima banda sonora a cargo de Howard Shore, quien ya ganó dos Oscars con la trilogía de El Señor de los Anillos, mérito sin precedentes en una sola saga fílmica. Existe ya una lista con los temas del álbum en cuestión (aquí mismo), que se publicará en dos formatos: uno "sencillo" que contará con 2CDs (por lo que será bastante exhaustivo, entendemos) y una edición especial con todavía más música. También sabemos que el cantante invitado a participar en la música de los créditos finales es Neil Finn, vocalista de Crowded House. Y como podéis ver aquí mismo, ya hay también portada para ambas ediciones. Me huelo que se va a filtrar a Internet mucho antes del lanzamiento oficial. Cuánta nostalgia de buen cine fantástico, y cuántas ganas de volver a los "locus amoenus" tolkianos.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Enya - AMARANTINE


1. Less Than a Pearl (3:44)
2. Amarantine (3:13)
3. It's in the Rain (4:08)
4. If I Could Be Where You Are (4:01)
5. The River Sings (2:49)
6. Long Long Journey (3:17)
7. Sumiregusa (Wild Violet) (4:42)
8. Someone Said Goodbye (4:02)
9. A Moment Lost (3:08)
10. Drifting (4:12)
11. Amid the Falling Snow (3:38)
12. Water Shows the Hidden Heart (4:39)

Si es bastante difícil publicar un segundo álbum de éxito tras un bombazo inicial, todavía más complicado es publicar un álbum de éxito cuando el anterior ha supuesto prácticamente una resurrección comercial. No es que la carrera de Enya estuviese precisamente agonizando cuando el éxito de A Day Without Rain (2000) desbordó todas las previsiones, pero se puede decir que la irlandesa recuperó el tirón mediático que había ido disipándose levemente desde los tiempos de Watermark. Su participación en la banda sonora de El Señor de los Anillos: La comunidad del anillo (2001) terminó de confirmar su excelente estado de forma. Cuando en 2005 se publicó Amarantine, pese a que llegó a vender más de 6 millones de copias y a ganar  el enésimo Grammy para Enya, se tuvo cierta sensación de agotamiento en la creatividad de su autora que con el tiempo ha ido agudizándose.

Portada del single Amarantine.

Objetivamente, no es que haya mucho que reprocharle a Amarantine, pero en mi caso personal fue un álbum que no cuajó. Y que conste que con Enya suelo ir con las defensas bajas, ya que entiendo perfectamente el carácter único y, por lo tanto, naturalmente inmutable estilo de su música. En esencia, y salvo que uno esté familiarizado con su discografía (o al menos con eso que llamaríamos "nuevas músicas"), todos los discos de Enya suenan igual: canciones polifónicas a base de montar su propia voz en diversas capas que parecen coros, sutiles sintetizadores y algún toque de piano, fondos extraordinariamente bien trabajados, textos en inglés, gaélico, latín y/o Loxian (un idioma inventado por su colaboradora Roma Ryan), inclusión de varios cortes instrumentales... Es terreno conocido, y el mero hecho de saber que uno va a transitarlo otra ven en un nuevo CD hace que le pongamos pocas pegas. Lo que ocurre con Amarantine es que resulta más difícil que en otras ocasiones empaparse del saborcillo del conjunto. Probablemente no se trate de un trabajo conceptual como sí lo fue A Day Without Rain, y aun así su escucha de cabo a rabo carece del encanto fascinante de trabajos anteriores. La fórmula se hace demasiado evidente, y al final Amarantine se percibe más como una colección de temas sueltos que como un concienzudo álbum con carácter propio.

Vídeo oficial de Amarantine.

También influye en esta opinión mía que el tema central del álbum y primer single, Amarantine, me resulte más bien sosito. No es un mal tema para incluir en recopilatorios de Enya, pero está lejos de la frescura onírica de Orinoco Flow, Caribbean Blue o Wild Child. El vídeo promocional era bonito, eso sí, y encima se publicó una golosa edición navideña con un segundo disco de villancicos.

La edición navideña.

El álbum incluye otros temas destacables, como el inicial y grandilocuente Less Than a Pearl, la potente It's in the Rain (que también fue single), la bella y cálida If I Could Be Where You Are o la etérea Sumiregusa (cantada en japonés). Andan por ahí algunas composiciones algo tontas -para mi gusto- como Long Long Journey o Someone Said Goodbye, pero en general hablamos de temas de muy alto nivel. Siendo capaz de admitir plenamente la gran calidad de Amarantine, e incapaz de ser objetivo en mi respetuosa disidencia, me pregunto qué será lo que falla.

Vídeo del tema It's in the Rain.

Quizá pueda resumir este ligero desencanto en un par de reflexiones. Lo primero que me viene a la cabeza es que, cuando empecé a escuchar a Enya a mediados de los noventa, su estilo tan personal me cautivó por completo. Sus discos fueron mi primera aproximación al género new age en estado puro, y por lo tanto no tenía nada con lo que compararlos. Creo que cuando escuché Amarantine, sobre todo considerando que la perfección de A Day Without Rain me había entusiasmado en tiempos de mayor experiencia musical, no esperaba encontrarme con una Enya mucho más "a palo seco", mucho más libre, que no me sorprendió ni por el fondo ni por la forma. Con todo, sigo teniendo Amarantine como una asignatura pendiente. Sé que algún día me va a encantar, lo voy a comprender por fin, pero sigo sin encontrar el momento ni el estado de ánimo. Hoy en día sigo concibiéndolo (¡y sé que me equivoco!) como un Watermark acartonado y fósil, pero si tuviese delante a Enya seguramente le dedicaría sinceramente aquella vieja excusa de las rupturas de pareja: no es por ti, es por mí. En Spotify.