Hace un par de meses recibí un EP de Jorge Marredo, músico patrio que se mueve bastante -al parecer- al cobijo de las indudables posibilidades de Internet para difundir nuevas creaciones. Se titula Ad nutum, y es entendido por el autor, que publica bajo el seudónimo de Satisfacción Lab, como una sutil mezcla de realidad y fantasía a través de sonidos "cotidianos". Entiéndase esto último a un nivel más bien inconsciente, como perteneciente a las pequeñas escapadas mentales que realizamos cuando nos quedamos un momento... digamos en blanco. No estamos hablando de música que ilustre un mundo realista, ni un mundo fantástico, sino pura abstracción que exige un importante esfuerzo de concentración por parte del oyente. Tampoco es que se trate de música concreta en términos ortodoxos, pero sí que hay algo en ella muy de cada día: ruido.
Imagen promocional del EP Ad Nutum, de Satisfacción Lab, de Zeronoize.
El ruido molesta, el ruido irrita o desconcierta, aunque existe una rama en la música vanguardista actual que, con resultados variables, explora sus posibilidades como forma de expresión artística. Ruido intencionado, premeditado. Se conoce oficialmente como Noise ("ruido" en inglés, literalmente) y suele consistir en variaciones sobre espesos fondos de ruido de interferencias estáticas creadas en estudio, algo así como si grabásemos lo que suena en una televisión o un aparato de radio sin sintonizar, para luego añadir una variedad de sampleados sutiles, percusiones, efectos en cinta magnética o incluso voces. Buscando en páginas de consulta, descubriremos que el noise es una manifestación de aquella vanguardia de comienzos del siglo XX que fue el Futurismo, y que partía de la admiración hacia la tecnología como base para la creación artística y literaria. Ya estamos bastante lejos de componer una oda a la máquina de vapor o a las autopistas, pero seguimos nadando en un universo de electricidades y ondas varias que nos siguen a todas partes y que, aun sin que nos demos cuenta, nos envuelven por completo. Vivimos, por así decirlo, en la ciencia ficción que imaginaron algunos pioneros. No es de extrañar que haya músicos fascinados por la posibilidad de convertir el ruido de las máquinas en arte.
Fotografía artística de Jorge Marredo.
En Otras músicas. Otros mundos hemos comentado ya varios discos de dark ambient ("psicodelia oscura" también lo llaman por ahí, que personalmente me parece lo mismo aunque sean términos distintos) que inciden en las posibilidades del noise, como aquel tan estupendo de Lustmord o, hace unos días, el último de Marc Broude. Creo que Ad Nutum, el EP que comentaba al principio y que contiene un único tema, va mucho más allá en su grado de exigencia de cara al oyente. Debí comentarlo hace mucho, pero no he querido hacerlo hasta estar plenamente convencido de qué quería decir sobre él, para lo que he tenido que informarme mucho más a fondo sobre el noise y sus aledaños: la música industrial, la "música del tercer mundo", etc. Al final me he quedado un poco igual que al principio, porque Ad Nutum, como ejemplo claro de noise, me sigue desconcertando. ¿Realmente estoy escuchando algo que Satisfacción Lab ha plasmado ahí? ¿O soy yo quien oigo lo que quiero oír? No puedo responder a estas cuestiones, pero sí puedo recomendaros este enlace donde escuchar Ad Nutum y, de paso, plantearnos si el noise es o no ruido, y si el ruido puede ser o no bello. Por cierto, en este otro enlace podemos escuchar otras muy interesantes piezas del mismo autor. Habrá que seguirlo.
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