martes, 4 de enero de 2011

Lito Vitale Cuarteto - ESE AMIGO DEL ALMA


1. La vida es un tango (7:47)
2. Estar entre nosotros (5:11)
3. Ese amigo del alma (12:53)
4. Recuerdos en mi bemol (8:23)
5. Estar vivo hoy (9:21)

Clasicazo donde los haya, este álbum del Lito Vitale Cuarteto publicado en 1988 es uno de los imprescindibles de quienes comenzaron a descubrir eso que llamamos "nuevas músicas" a finales de los ochenta, en una de las edades de oro del género por lo menos aquí en España. No es especialmente habitual que el mundo hispanohablante se deje seducir por estos estilos creativos tan especiales como este jazz experimental con tintes new age (si me lee algún experto, me mata), pero el bonaerense Vitale y los suyos ofrecen aquí una composición elegante, muy estilizada y que responde perfectamente a lo que cualquiera puede exigir a un álbum instrumental: colorido sonoro, poder de evocación, virtuosismo técnico y un sonido cuidadísimo.

Lito Vitale

Lito Vitale, talentoso pianista desde la infancia, se ha movido tanto en distintos campos compositivos (ballet, bandas sonoras, dirección musical y arreglos en general, chapa y pintura, buen precio) como en multitud de formaciones, tanto dúos como tríos, quintetos y como solista. Sin embargo, es seguramente este trabajo concreto, con el cuarteto que formaba junto al bajista Marcelo Torres, Manuel Miranda a los aerófonos y Cristhian Judurcha a la batería, el más célebre de su variada discografía. Según apuntan varias fuentes, el tema que da título al disco es una de las piezas que aparecen sin falta en casi cualquier concierto de Lito Vitale.

Estar entre nosotros, en vivo, en un especial de la TV en Argentina.

Ese amigo del alma se inspira, que no se copia, parcialmente, en el estilo musical que hizo famosa a gente como Pat Metheny, con un jazz suave y no demasiado retorcido, y con una producción delicada. No es la clase de jazz "clásico" que uno relaciona con oscuros bares de Nueva Orleans donde el humo y la canallesca se pueden cortar con cuchillo, sino uno más luminoso y accesible que exige algo menos de preparación. El tema homónimo, que viene a ser el alma del álbum, es un homenaje precisamente a Lyle Mays, colaborador habitual de Metheny. Es un corte maravilloso, mágico, con una melodía dulce e incluso pegadiza que uno puede escuchar cuantas veces quiera sin llegar nunca a cansarse. Sabe a novedad, casi como si Vitale fuera consciente de la maravilla que estaba realizando y lo feliz que iba a hacer con ella a muchos oyentes. El álbum, sin embargo, se abre con La vida es un tango, tema con protagonismo del saxo cuyo título ya se hace eco de su ambiente -más que su estructura, creo yo- de auténtico tango argentino. Estar entre nosotros es muy rítmico, casi con algún deje de bossa nova; Recuerdos en mi bemol está completamente al servicio del piano del propio Lito Vitale y algunas flautas maravillosas, y se trata de una pieza muy hermosa, larga y cuidada, de lo mejor del álbum; y Estar vivo hoy es un muy optimista desenlace para el disco, tanto que en algún momento casi se echan de menos algunas voces o incluso arreglos un poco más ricos.

El Cuarteto, en una fotografía del libreto del álbum.

Al final el único defecto que podemos encontrar en Ese amigo del alma es la misma sencillez y honestidad que son a la vez su mayor virtud. Los músicos son quienes son, tocan como tocan, y salvo por algún pequeño efecto de eco y la limpieza de ruido ambiente e imperfecciones sonoras que pudiesen colarse en la grabación, como es lógico y normal, la producción no va más allá, aunque quizá habría estado bien alguna sorpresilla más, como algún instrumento inesperado o un arreglo más original. Pero el cuarteto era un cuarteto sin más necesidades reales, y lo que hay es lo que hay. Gran disco, y mejor todavía en su edición argentina con dos temas extra: La luz sagrada y Subito pianíssimo.

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