1. The Gate (2:04)
2. Push the Limits (Album Version) (6:27)
3. Gravity of Love (3:59)
4. Smell of Desire (4:57)
5. Modern Crusaders (3:51)
6. Traces (Light and Weight) (4:12)
7. The Screen Behind the Mirror (3:59)
8. Endless Quest (3:06)
9. Camera Obscura (1:28)
10. Between Mind and Heart (4:10)
11. Silence Must Be Heard (5:19)
Tentado me he visto de no añadir el "4" al título de este álbum de Enigma, teniendo en cuenta que no lo he encontrado, por lo menos hasta ahora, ni en su portada ni en su contraportada. El caso es que es el cuarto trabajo de este proyecto-grupo encabezado, como todos sabemos, por ese Curly MC que al final resultó ser el productor Michael Cretu. Está claro que, considerando que el anterior Le Roi Est Mort, Vive Le Roi! es seguramente su obra más lograda, este The Screen Behind the Mirror ("La pantalla tras el espejo") tenía que suponer, en mayor o menor medida, una decepción. Y lo fue, aunque solo relativamente.
Mientras que Mcmxc a.D., The Cross of Changes y Le Roi Est Mort... seguían una línea conceptual bastante definida (religión y sexo, ecología y exotismo, ensueño y tecnología) , en The Screen Behind the Mirror es más difícil averiguar su temática. El hilo conductor del disco es el único que puede proporcionarnos una pista: Carmina Burana, obra musical de Carl Orff inspirada en el mundo medieval y en el contraste entre el hedonismo y la desgracia, el amor y la violencia. Teniendo en cuenta los videoclips creados para este álbum, no es difícil definirlo como una reflexión sobre el hedonismo en nuestro tiempo, regresando tímidamente hacia lo erótico de Mcmxc a.D., aunque no a sus tintes religiosos. No es esta "indefinición" conceptual lo que convierte este Enigma 4 en un disco inferior al anterior, sino más bien el hecho de que Michael Cretu se haya volcado mucho en la creación de unos cuantos temas potentes, mientras que ha utilizado una cantidad evidente de material discutible para completar el trabajo. Tampoco la sucesión de los temas es tan fluida y armoniosa como en discos precedentes, y en Le Roi Est Mort, Vive Le Roi! no había rellenos por ninguna parte.
Portada del single Gravity of Love.
El álbum comienza con el clásico sonido del "cuerno" de Enigma, al que se superpone una recitación de datos astronómicos clavada a la de Vangelis en Albedo 0.39 (un homenaje, supongo) en el tema inicial, The Gate. Luego llega Push the Limits, pieza instrumental interesante, evocadora y muy inspirada, prometiendo grandes cosas para el resto del disco. El plato fuerte es Gravity of Love, tema de estructura pop cantado por Ruth-Ann Boyle, en el que reaparece el O Fortuna de Carmina Burana a modo de estribillo tras su explosión en The Gate. Gravity of Love nada tiene que envidiar a los grandes éxitos de Enigma como Sadeness o Return to Innocence, e incluso, como single, es más eficaz que los elegidos en su día de Le Roi Est Mort... El siguiente corte es el instrumental Smell of Desire, que no funciona mal. Y a continuación llega el momento en que a Cretu le sale el tiro por la culata, ya que el tema Modern Crusaders pone de manifiesto la nula habilidad vocal del cantante elegido, Andru Donalds, con mucho ritmo rockero e intenciones épicas (buen intento por parte del guitarrista Jens Gad) que terminan resultando algo pueriles, y con O Fortuna sonando por enésima vez, además de unas notas de la Tocata y Fuga de Bach. Traces, con sonidos sampleados de gotas de agua y cerillas encendiéndose, nos otorga unos instantes new age o chill-out de alta calidad que nos reparan un poquillo los tímpanos.
Push the Limits.
Gravity of Love.
Pero es en el tramo final donde The Screen Behind the Mirror más flaquea, con un tema homónimo que parece recién sacado del cajón de descartes de Mcmxc a.D., seguido de la un tanto desaprovechada Endless Quest, y de la -para mi gusto- desastrosa Camera Obscura, oooootra vez con O Fortuna de Orff pululando por ahí. Between Mind and Heart, pese a su magnífica producción y sus efectos sonoros, no deja de ser sosa; y Silence Must Be Heard es simplemente mediocre.
Portada de Push the Limits.
El disco no es en absoluto un desastre, pero yo habría deseado algo más sólido, sobre todo teniendo en cuenta que el aumento de calidad que se había ido produciendo en Enigma hasta este momento. The Screen Behind the Mirror supone un estancamiento a partir del cual ninguno de los discos que lance el proyecto será tan bueno como los anteriores. Pero no nos lamentemos, porque el álbum tiene suficiente calidad como para acallar a quienes, debido a la dilapidación de la etiqueta "Enigma" por parte de lanzamientos musicales que nada tienen que ver con Cretu, identifican esta saga musical con algo fácil, vacío y de consumo rápido. Ya quisieran hacer algo que se aproximase lejanamente a este Enigma 4.
Me gusta el término 'decepción relativa' para este trabajo, porque es cierto que en conjunto no llega a las cotas ya escuchadas en sus anteriores álbumes, pero también hay que reconocer los méritos de algunas de las canciones.
ResponderEliminar"Gravity of love", sin ir más lejos, aún me parece un tema enorme. Por otro lado me encanta la atmósfera de la primera mitad del álbum, tecnológica pero con ese poso tan terrenal marca de la casa.
Como la mayoría de los grandes, es una pena que hace mucho que Cretu no se acerque a los niveles de sus primeros discos, incluso incluyendo éste.
También es verdad que Cretu ha debido encontrarse antes o después en una tesitura algo apurada. Llega un momento en el que innovar musicalmente es algo muy duro, y precisamente por explorar los caminos de aquellos primeros discos ha debido verse forzado a buscar nuevas vías, sin echar mano otra vez del gregoriano y el ritmillo sexy. Y eso no siempre le ha salido bien, aunque en discos como "Voyageur" y "A Posteriori" sigue habiendo contenidos decentes. Para mí ha metido la pata definitivamente en el último hasta ahora, "Seven Lives, Many Faces", que más que malo me parece aburridísimo.
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