1. The Barbarian (4:35)
2. Take a Pebble (12:38)
3. Knife Edge (5:10)
4. The Three Fates (7:48)
5. Tank (6:53)
6. Lucky Man (4:40)
ELP es considerado generalmente como el primer "supergrupo" de la historia del pop-rock, además del mejor y el más mítico. No pienso decir lo contrario, pero casi todo lo que acumula tantos apelativos necesita serias matizaciones. En primer lugar, decir que por "supergrupo" entendemos a aquellas agrupaciones de músicos que, provenientes de bandas o de carreras en solitario en las que han alcanzado el estrellato y se han forrado de pasta, se reúnen en plan colegas para hacer algo nuevo y potente. Eso no es nada malo, y el gremio de los músicos ha dado ejemplos de que estas asociaciones a veces son geniales (pensemos en aquellos Traveling Wilburys, por ejemplo), y otras resultan experimentos interesantes, aunque con lastres significativos.
Palmer, Emerson y Lake (creo que en este orden).
El álbum con el que comenzaron su andadura en 1970 Keith Emerson, Greg Lake y Carl Palmer, que se llamó Emerson, Lake & Palmer, hace honor a su nombre: el disco une los talentos de Emerson -teclista de The Nice-, con el de Lake -voz de King Crimson y bajista- y Palmer -batería de Atomic Rooster-; es decir, los une pero no los mezcla. Todo el álbum es una lucha de egos desaforados, imposibles de mezclar como el cola-cao con la leche fría. Hablamos de tres colosos de aquella época del rock post Sgt. Pepper en la que todo era grande, fastuoso, revolucionario. Los discos de vinilo eran la oferta cultural de mayor éxito en volumen de negocio, por encima del cine o la televisión, y el público masivo deseaba escuchar las largas piezas que los virtuosos instrumentistas de entonces les servían, muchas veces en discos dobles con largas suites nada sutiles, a medio camino entre el rock y la música clásica. Los ELP, desde luego, supieron cómo responder a la demanda a la perfección, y miedo me da pensar qué cotas de gigantismo habrían alcanzado si el mismísimo Jimi Hendrix se les hubiese unido, tal como estuvo a punto de suceder de no haber fallecido (pasándose el grupo a llamarse HELP).
Visión expandida de la imagen de la portada. Sí, lo de la izquierda es una cabeza.
Ambiciosos y comprensiblemente pretenciosos (el grupo del que proveía cada uno de ellos fue pionero, a su modo, del rock progresivo), comenzaban el álbum con The Barbarian, versión del tema clásico de Béla Bartók Allegro Barbaro (1911), para introducir como tercer corte un tema del también clásico Janácek, Knife Edge. El segundo tema, Take a Pebble, es el primero del disco con secciones vocales; The Three Fates es un delirio compositivo casi imposible de describir; casi como Tank, un poco menos extravagante pero igualmente raro; y concluye el álbum con la única pieza claramente radiable, Lucky Man, de nuevo un tema vocal de rock más o menos al uso. En general, el disco está trufado de una especie de rock improvisado casi jazzístico, predominantemente instrumental y en el que los tres instrumentistas se lucen en larguísimos solos a los teclados y la batería que en algún momento parecen más exhibiciones de velocidad que expresiones artísticas.
Portada del single Lucky Man, con Knife Edge.
De todos modos, el grupo acababa de formarse y se puede decir que comenzó con buen pie, ya que Emerson, Lake & Palmer, pese a sus desequilibrios, suena bien y resulta muy atractivo. Otros trabajos posteriores, siento decirlo, cayeron bastante más en la autocomplacencia, sobre todo cuando a las ventas estratosféricas se unían conciertos en estadios cuajados de rayos láser a lo bestia. El tiempo, curiosamente, parece tratar mejor a este debut que a otras panaceas por venir.
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