1. Wave (2:58)
2. The Red Blouse (5:06)
3. Look to the Sky (2:20)
4. Batidinha (3:15)
5. Triste (2:04)
6. Mojave (2:23)
7. Diálogo (2:52)
8. Lamento (2:44)
9. Antigua (3:10)
10. Captain Bacardi (4:30)
Es frecuente que el estilo musical conocido como bossa nova sea considerado como un género, como si siempre hubiese estado ahí, o por lo menos como si lo siguiese estando. Pero resulta que no es así, oficialmente al menos, ya que el movimiento propiamente dicho solamente duró seis años, de 1958 a 1963. ¿Y qué es la Bossa Nova? Pues sin meterme en camisas de once varas, puede definirse como una forma de samba más íntima, menos orientada al baile y más minimalista (entiéndase el término en sentido amplio), entroncada con la tradición jazzística internacional. El "manifiesto" lo firmaron Vinicius de Moraes, Joao Gilberto y Antônio Carlos Jobim, y lograron una difusión internacional que pasó de entusiasmar, en un principio, a los jóvenes estudiantes de música de Río, a convertir temas de su ortodoxia como La chica de Ipanema, al final, en himnos universales con cientos de versiones de todo tipo.
Portada alternativa, casi igual pero en rojo.
Dice un tal Norman Gimbel, en el libreto del CD de Wave, que "el hogar de Antônio Carlos Jobim es Río -la Río de las aguas azules y los cielos azules, del café negro y de las cosas verdes que crecen y crecen, del Pan de Azúcar y de Ipanema, de su mujer y de sus hijos. Para Jobim, Río es un lugar de paz y ocio placentero, un lugar sin presiones". Wave (1967) fue el tercer lanzamiento de Jobim, a mi juicio perfecto ejemplo de bossa nova, digno de un diccionario. Las piezas, eminentemente instrumentales, están basadas todas ellas en la serena contemplación de la vida cotidiana de la cálida Río de Janeiro, ciudad de la que Jobim solamente se ausentaba cuando tenía que supervisar la grabación de sus obras. La única excepción es Mojave, inspirada por la ocasión en que Jobim visitó el famoso desierto norteamericano. La lista de artistas participantes es muy larga, pero mencionaremos a Claus Ogerman, que dirige a la banda y realiza los arreglos, mientras que el propio Antônio Carlos Jobim se dedica a tocar la guitarra y el piano. Vinicius de Moraes coescribe el tema Lamento, único tema vocal del álbum.
Antônio Carlos Jobim, en la fotografía trasera del estuche del CD.
El ritmo genuínamente brasileño de Tom Jobim (como también se le conocía) es inconfundible, y no es de extrañar que hiciese las delicias del masivo público estadounidense hasta el punto de que su bossa nova fue incorporada al jazz como subgénero bastante reconocible, llenando los lugares de ocio de los ingenuos U.S.A. de los años cincuenta y sesenta con sus tórridos matices sensuales, como de alocada aventura turística en las playas de aquella Hispanoamérica que siempre ha sido considerada por los yankees (desgraciadamente) como su patio privado de recreo. Por suerte, y gracias a la magia de Internet, ahora jugamos todos.
Me alegro que hayas incluído este disco en tu blog , la bossa siempre será bien recibida. Jobim es un clásico del siglo XX, sin duda, y alguien que ha influído en muchísismos otros músicos de todos los estilos. Saludos!
ResponderEliminarSaludos, Santi! No había visto tu comentario. La verdad es que a veces soy consciente de que algunos de los discos que comento no se ajustan del todo a lo que se entiende comúnmente como "nuevas músicas". Pero sí que son obras muy personales y creativas, como ésta por ejemplo. Si me limitara únicamente a hablar de música cósmica y new age, el blog no daría para mucho.
ResponderEliminar