1. Steh auf, zieh mich Dir nach (4:44)
2. Du schönste der Weiber (4:28)
3. In den Nächten auf den Gassen (1:33)
4. Du Sohn Davids 1 (2:59)
5. In den Nächten auf den Gassen II (3:26)
6. Der Winter ist vorbei (3:42)
7. Ja, deine Liebe ist süßer als Wein (3:36)
8. Du Sohn Davids 2 (3:47)
9. Du tränke mich mit deinen Küssen (4:59)
10. In den Nächten auf den Gassen III (2:13)
11. Schön bist Du vor Menschensöhnen (alternative session) (2:48)
12. Mitten im Garten (alternative piano version) (4:50)
El proyecto de Florian Fricke, a diferencia de lo que solía y suele ocurrir con las bandas vanguardistas de éxito, que suelen ir tecnificándose más y más a lo largo de su carrera, optó en algún momento a mediados de los '70 por hacer todo lo contrario: girar progresivamente hacia lo acústico, hacia músicas tradicionales. Habiendo realizado varias obras en la línea del krautrock y siendo pioneros en el uso del sintetizador Moog, los componentes de Popol Vuh (se llaman así por el libro sagrado de los indios quichés de Guatemala, mayas) fueron paulatinamente agarrándose a sus viejas guitarras, percusiones, flautas, voces humanas, etc., logrando un sonido muy natural, fresco y atemporal.
Pero no debemos equivocarnos: Popol Vuh nunca renunció a la experimentación, y su "involución" estilística no es realmente tal, ya que, mediante el uso de instrumentos acústicos continuaron realizando la misma clase de estructuras que otros grupos desarrollaban entonces con su cada vez más complejos equipos analógicos y digitales. Hablando en plata, el grupo se dedicó a tocar música para sintetizador, pero con guitarras y tambores. Y si a esto le sumamos que tenían profundas influencias del mundo maya y de la música de la India (y los mantras de por allí), estaba claro que se les iba a dar bien la creación de texturas minimalistas que invitasen a la meditación. Pocos grupos hay tan originales como ellos en la vanguardia alemana de hace tres décadas.
Popol Vuh. A la derecha, Florian Fricke.
Este Das Hohelied Salomos (1975), que se sustenta en textos sobre el amor de puño y letra del Rey Salomón bíblico, está bastante cercano a los álbumes publicados por la banda de Fricke para películas de Werner Herzog (Nosferatu, Aguirre, Fitzcarraldo), si bien aquí el sonido de la guitarra eléctrica y la ocasional voz femenina solista de Djon Yun lo convierten en un álbum menos meditativo y, de paso, más accesible. Se comenta por ahí que, dada la complejidad y la apariencia "improvisada" de los temas (que empiezan y terminan con "fadings"), el álbum puede ser algo así como una selección de extractos de sesiones de grabación mucho más largas. Sea como sea, es un disco bonito, agradable y muy digno de recomendación.
P.D.: Por cierto, ¿no recuerda peligrosamente el último tema al primer corte de Ambient 1: Music for Airports de Brian Eno, publicado un par de años después? Ehem, ehem...
Cité una parte de tu reseña para una entrada en mi blog. Le puse link y el nombre del blog, ojañá no te moleste :) Saludos!
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