Edgar Froese, uno de los dos o tres padres de la moderna música electrónica vanguardista (los abuelos son otros), inició su carrera como músico mientras era estudiante de Bellas Artes, e influido directamente por una famosa entrevista que mantuvo con Salvador Dalí. Froese es especialmente conocido por ser el fundador y el miembro más famoso de Tangerine Dream.
El álbum Aqua (1974) está perfectamente definido por su título: el primer tema del disco, con temas muy largos y meditativos, se desarrolla sobre los sonidos burbujeantes del agua, creando un clima de relajación y liberación mental muy efectista. Los demás temas, si bien no reproducen exactamente el mismo sonido de arroyuelo, sí que contienen sonidos "acuáticos", envolventes, algo más minimalistas que los de otros álbumes electrónicos de la época. Por cierto, este Aqua se vio perjudicado en su popularidad por el lanzamiento casi en paralelo de Phaedra, una de las dos o tres obras maestras absolutas (tal vez la mayor) de Tangerine Dream.
Froese lucha, batalla por dar a su disco de debut en solitario una personalidad propia, y si bien consigue alejarse del sonido de otros artistas en boga como Klaus Schulze, opino que no se aparta demasiado de los mejores Tangerine de entonces, ambientales y "planeadores". En todo caso, el álbum, además de ser francamente bueno, contiene la que se considera como primera grabación siguiendo la técnica binaural: durante unos momentos del tema NGC 891, escuchamos sonidos grabados por Froese en su ventana, disponiendo varios micrófonos de manera que el sonido fuese grabado de la misma manera en que los oídos humanos (uno a cada lado de la cabeza) lo reciben de nuestro entorno. Sinceramente, no se si la técnica resultó muy diferente del stereo de toda la vida, pero desde luego Edgar Froese fue un pionero, ya que serían varios los artistas que aplicarían esta técnica con posterioridad. Según se cuenta, sus efectos sobre la percepción pueden llegar a ser insólitos, casi hipnóticos. Desde luego, e independientemente del sonido binaural, recomiendo entender discos como este, ya no como simple música, sino como experiencias sonoras que deben disfrutarse con auriculares, recreándose en las texturas y en cómo las capas de sonido se mueven en ese espacio indefinido que une un oído con otro mediante hilos invisibles.
Estreno del sr. Froese en solitario que, sin quitarle ningún mérito, ya que fue un pionero en toda regla, no me llega a convencer del todo. Discos posteriores sí lo harían (Stuntman y, sobre todo, Pinnacles), pero este disco tiene su valor en el contexto de su tiempo, ya que, a mi entender, ha envejecido fatal.
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