jueves, 10 de marzo de 2022

Esa musiquilla en mi cabeza, capítulo 12: "BRIAN BORU'S MARCH"

Aunque el propósito de esta serie de entradas suele ser el de certificar la autoría de algunas melodías que nos suenan pero nos resultan esquivas, en esta ocasión nos vamos a decantar por un tema tradicional y anónimo que ha sido insistentemente versionado. Cuanto más lo escuchas, más seguro estás de haberlo escuchado antes, aunque quizá la primera vez no lo parezca.

Brian Boru, rey de Irlanda.

Entre la Historia y la leyenda, las hazañas del héroe guerrero irlandés Brian Boru se sitúan entre los siglos X y XI de nuestra era. Brian Boru no solamente logró (probablemente) expulsar a los vikingos de Irlanda, sino que fue rey supremo de una isla unificada y fundó su propia dinastía, la de los O'Brien. Cuenta la tradición que el tema que nos ocupa, la Marcha de Brian Boru, era interpretada cada vez que el rey hacía aparición en la corte y se sentaba en el trono. Es indudable que el tema tiene un toque elegante, ceremonial, que puede situarlo con coherencia en una corte medieval.

La versión de The Chieftains.

Como es lógico, quienes más han versionado este tema han sido los músicos del mundo celta, nacionalistas o no, si bien se han tomado la libertad de interpretarlo de maneras diversas. Según algunas fuentes, se cree que la melodía se compuso para arpa celta, y también hay quien afirma que quizá fue originalmente una pieza dulce, cortesana, que se convirtió con el tiempo en una marcha, y que el instrumento que mejor se le ajusta es el fiddle o violín folk. Podría ser la obra para fiddle más antigua que se conserva en el repertorio.

La versión de James Galway.

Hace poco tuve el gusto de visitar la monumental biblioteca del Trinity College de Dublín, donde se expone (yo no lo sabía hasta que la tuve delante) el arpa celta más antigua que aún existe en Irlanda, la llamada precisamente "de Brian Boru". Este instrumento en particular no solamente es uno de los principales símbolos nacionales, sino que también aparece en el reverso de la moneda irlandesa de 1 euro. Vista desde el otro lateral, es el emblema de la cerveza Guinness. No pude evitar tararear la famosa melodía mientras sacaba unas fotos.

La versión de Loreena McKennitt.

Una de las primeras versiones actuales del tema es la de The Chieftains de 1969, del álbum The Chieftains 2, en la que el recientemente desaparecido Paddy Moloney la interpretaba a la gaita. También tienen cierta celebridad las interpretaciones del flautista de Belfast Sir James Galway, alguna grabada en 1978 como poco, que en su día Ramón Trecet seleccionó para sonar en su propio funeral. Otra versión muy accesible y actual es la de Loreena McKennitt en el álbum The Wind that Shakes the Barley (2010). Para concluir añado una bella interpretación en vivo a cargo de Anima Keltia, que toca el arpa celta para la que tal vez se compuso la pieza.

La versión de Anima Keltia.

jueves, 3 de marzo de 2022

John Williams - E.T. THE EXTRA-TERRESTRIAL


1. Three Million Light Years from Home (2:57)
2. Abandoned and Pursued (2:58)
3. E.T. and Me (4:49)
4. E.T.'s Halloween (4:07)
5. Flying (3:20)
6. E.T. Phone Home (4:18)
7. Over the Moon (2:06)
8. Adventure on Earth (15:06)

"En nuestra asociación de diez años y seis películas, John Williams ha sido una fuerza creativa inconmensurable en todas mis películas. Esto debería ser obvio para cualquiera que se dé cuenta de que John era la voz de Tiburón, el alma de la nave nodriza de Encuentros en la tercera fase y el furioso latido de corazón del que surgió En busca del arca perdida

La partitura de John para E.T. es distinta de todas las demás. Es cálida y bondadosa. Es terrorífica y está llena de suspense y, al acercarse a su punto álgido, es decididamente operística.

Para mí, este es el mejor trabajo de John Williams para el cine. John Williams es E.T."

Steven Spielberg, en el libreto del álbum original (1982)

Ahora que John Williams ha cumplido 90 años, y coincidiendo con el 40 aniversario del estreno de la película, toca regresar sobre una de las obras cumbres del músico neoyorquino, que a su vez es una de las bandas sonoras más conocidas y apreciadas del séptimo arte. ¿Quién no ha visto E.T.? Estamos hablando de una película que fue durante diez años largos la más taquillera de todos los tiempos, sin duda la película familiar de más éxito de Steven Spielberg y un hito generacional como hay pocos para los chavales "de la E.G.B.". John Williams ganó su cuarto Oscar gracias a esta partitura original.

E.T. saluda a John Williams durante un concierto.

Como ya he incidido en ello en otras obras de su autor aquí comentadas, no voy a insistir en la perfecta simbiosis que hay entre el trabajo de Spielberg y el de Williams, pero sí hay que mencionarla en cuanto a que la fórmula mágica, pese a dar como resultado cosas tan dispares como esta E.T., la anterior Tiburón (1975) y la posterior Jurassic Park (1993), es bastante fácil de rastrear. La fórmula es tratar un argumento de ciencia ficción -o incluso de terror- como si fuese de naturaleza fantástica, en el sentido más colorido e ilusionante del término. Algún crítico cultureta ha acusado a Spielberg de infantilizar el cine, y pese a que no es acertado considerar que trate al público como si fuésemos críos, sí es cierto que suele apelar a sentimientos muy juveniles.

Un pequeño documental sobre la grabación de esta banda sonora.

La clave es la asombrosa exploración que hacen Spielberg y Williams del sentido de la maravilla. En Tiburón convertían una historia de terror en una película de aventuras a mitad de metraje, y pese a que el tema del escualo está en la línea del de Psicosis, terror violento puro, gran parte de la música de la película tiene un espíritu casi propio del cine clásico de piratas. En Jurassic Park, con una premisa de thriller tecnológico y de ciencia ficción acaban convirtiendo este universo de dinosaurios resucitados en prácticamente un sueño infantil hecho realidad. Y en esta E.T. partimos de una trama ufológica (recordemos que el tema estaba muy candente desde la década anterior, precisamente gracias a películas como Encuentros en la tercera fase) para ir hacia una dulce historia de amistad y correrías de tarde de verano.

Flying, interpretada en vivo.

John Williams aborda E.T., como decíamos, desde ambas ópticas: la fría y adulta de los científicos cazadores de OVNIs que buscan al alienígena escondido, y la del grupo de niños que encuentran un ser raro y entrañable con el que jugar, y al que además consideran en principio como si fuese un duende. Pronto son conscientes de que tienen un extraterrestre escondido en el cuarto de los juguetes, pero Williams sigue adelante con su partitura como si E.T. siguiese siendo más un personaje fantástico de cuento de hadas que un ser muy real procedente de otro planeta. Si ya con sus BSOs para la trilogía clásica de Star Wars había optado por un acercamiento clasicista, de sinfonismo romántico, aquí evita también cualquier clase de enfoque electrónico o new age. Encima, y a pesar de que Spielberg siempre quiso que E.T. fuese una película pequeña y modesta, Williams compone algunas de sus piezas orquestales más suntuosas, dando predominancia a los instrumentos de cuerda frente a la importancia de los vientos-metales en los temazos de Superman o En busca del arca perdida.

Over the Moon

La cantidad de temas distintos que maneja aquí Williams es asombrosa, hasta el punto de que todos los cortes de los álbumes editados (incluyendo la última y exhaustiva edición de La-La Land Records) pasan por piezas para concierto aun siendo en muchos casos puramente incidentales. En realidad, es bien sabido que la escena cumbre de la película, en la que la pandilla de niños en bicicleta rescatan a E.T. de los militares y vuelan sobre el bosque al atardecer, fue montada para encajar con la pieza que había compuesto John Williams, y no al contrario. También hay que recordar que E.T. fue una de las películas que pusieron de moda las proyecciones con orquesta en vivo, hace ya bastantes años.

E.T. and Me

Es imposible escoger un ramillete de temas que recomendar en una obra tan completa, pero me quedaría, como muestra, con Adventure on Earth, un tema largo que a menudo figura en recopilatorios y que contiene una sección in crescendo que viene a ser una de las más tremendas aproximaciones de John Williams a lo absolutamente sublime. Hay que ser muy frío para no emocionarse ante algo tan hermoso. También son muy meritorios E.T. and Me, con su atmósfera onírica, y el corte Over the Moon, que tal vez fuese el verdadero tema principal de la película hasta que el vuelo nocturno de E.T.'s Halloween (en el que, sí, amigo friki, también suena el tema de Yoda de Star Wars) le robó el protagonismo.

Adventure on Earth, del reciente álbum grabado con la Filarmónica de Viena.

Sobre las ediciones... desde hace tiempo, me gusta encabezar la entrada con la portada del álbum original y su lista de temas, aunque E.T. se ha reeditado con algunos cambios en varias ocasiones. Además de la primera edición, que es una mezcla de piezas recogidas tal cual para la película y algunas otras arregladas a modo de suites para su grabación en disco, se publicaron algunas otras versiones con portadas ligeramente distintas y pocos cambios en la música. Sí que hubo una notable edición expandida en 1996, ampliada ligeramente en la edición del 20 aniversario de 2002, y la mejor y más completa edición hoy disponible es la antes mencionada de La-La Land de 2017, con dos CDs bien cargados y un libreto con un análisis musical muy detallado. Ahí nos podemos enterar, por ejemplo, de que el tema del vuelo de E.T. comienza con las dos últimas notas de la melodía-mensaje de Encuentros en la tercera fase, que a su vez están presentes en el Así habló Zaratustra de 2001: una odisea del espacio, recurriendo Williams a un asentado arquetipo musical extraterrestre de manera casi subliminal.

Las ediciones del 20 y del 35 aniversario, expandidas.

Sería injusto dejar de mencionar aquella peculiar grabación que produjo Quincy Jones en la que Michael Jackson añadía su narración de la trama, estilo cuentacuentos, a la música de Williams. La película tuvo un impacto tan brutal que la inusual colisión de fenómenos (Jackson publicó su millonario Thriller ese mismo año 1982) resultó inevitable, por extraña que hoy pueda parecer. Una banda sonora tan importante daba para eso y seguirá dando para mucho más en el futuro.