Tras meses de trabajo casero en las Bahamas y un tranquilo proceso de grabación en plan "voy a divertirme un rato entre la merienda y la cena", parece que Mike Oldfield iba en serio. Acaba de anunciar que Return to Ommadawn está terminado, y que ahora trabaja en su versión en audio 5.1. Probablemente salga a la venta en pocos meses. Es una suite instrumental dividida en dos partes, y personalmente no descarto que las obras de Rob Reed (que sin duda conoce) le hayan despertado el gusanillo.
Fragmento de la portada de Ommadawn (1975).
Para quien pueda asustarse de ver a Mike tirando otra vez de repertorio, será bueno advertir que, según ha ido comentando en Facebook durante este tiempo, se trata de una composición del todo nueva que comparte únicamente una filosofía sonora y un conjunto de instrumentos parecidos a los de sus clásicos setenteros. No sería, por lo tanto, ni un refrito ni un remake de Ommadawn. De hecho, el título fue propuesto y posteriormente votado por fans a través de la red social.
La lista de instrumentos del nuevo álbum.
Hay una segunda noticia -esta sí, polémica- que Oldfield ha dejado caer, aunque no voy a comentarla hasta que se confirme. ¿Conocéis estas versiones al piano de obras de Mike? Hay ya una buena colección en Youtube, y aquí cuelgo la que toca ahora.
Otra vez gracias a las versiones de Ed Starink en su colección SynthesizerGreatest, llegó a mi conocimiento el maravilloso tema llamado Aurora, del efímero grupo electrónico holandés Nova. A disfrutar, y luego seguimos charlando.
¿A que suena como Vangelis en los setenta, pero un poco más dulce? Pues Aurora llegó al no. 1 en Holanda y tuvo su repercusión en otros países del entorno en una época en la que el synth-pop, instrumental o no, estaba muy de moda. Pese a ello, la formación de RobPapen, RuudvanEs y PeterKommers (al final tendré que donar unos euros a la Wikipedia) sólo tuvo un par de éxitos menores además de este, y eso que llegaron a publicar paralelamente bajo los nombres de Nova y Peru, suponemos que por ver por si aquí o allá saltaba la liebre.
Portada del álbum Terranova.
Sólo nos queda decir que Aurora formó parte del álbum Terranova, de 1982, un trabajo que antes o después comentaremos aquí en su totalidad. Hubo un segundo disco al año siguiente, QuoVadis, y los músicos siguen en activo como productores.
Aquel álbum del galés Rob Reed en el que jugaba con el sonido de los instrumentales clásicos de Mike Oldfield ya tiene preparada su segunda parte. Se llama Sanctuary II y sale a la venta el 10 de junio.
Portada
En la página de Reed puede reservarse tanto el álbum como material relacionado con él. Advertimos que los extractos disponibles suenan un poco a más de lo mismo, pero en mi caso los que en su día precedieron al Sanctuary de 2014 no me parecieron gran cosa hasta que los escuché en su contexto.
Desde que me puse a escuchar Electronica 2 por primera vez y tuve que dejarlo a la mitad porque me moría de aburrimiento, he estado pensando si merecía la pena ponerme a despotricar contra uno de mis ídolos musicales de siempre. Sé que esta clase de artista tiene, por una parte, un fandom enormemente fiel que le defenderá haga lo que haga, y otro sector "talibanizado" que no perdona los errores o las extravagancias, y que siempre sale a relucir a base de pataleos cada vez que el músico en cuestión no les sirve en bandeja un clásico digno de su mejor época. Yo no pertenezco a ninguno de los dos grupos, y debe ir por delante mi deseo sincero de que este disco satisfaga a tanta gente como sea posible. Mis impresiones son solamente mías. Y que conste también que sigo teniendo la esperanza de que Jarre vuelva a sorprendernos en el futuro con algo de verdad digno de él.
Si queremos ponernos en la piel del músico, es cierto que no se puede satisfacer a todo el mundo. No puedes volver a tu propio sonido de hace décadas, porque te fallarías a ti mismo como artista y no ofrecerías nada nuevo a tus fans más bienpensantes. Tampoco puedes hacer algo radicalmente distinto (un disco de rancheras, por ejemplo) porque no sería coherente con tu carrera. Creo que solamente puede enfocarse un nuevo álbum, llamándote Jean-Michel Jarre, si vas a perseguir una de dos metas posibles: impresionar a tus seguidores fieles con un trabajo que suene muy tuyo, pero novedoso, creativo y fresco; o captar a nuevos fans, gente joven que después descubra tu música a la inversa y se interese por el conjunto de tu carrera. En teoría, ambas metas son compatibles. Pero el mayor problema de The Heart of Noise es que no tiene público-objetivo, lo que en inglés llamaríamos "target audience". No puede cumplir ninguna de sus metas.
Trasera.
No va a gustar a sus seguidores más exigentes porque el sonido personal de Jarre es difícil de apreciar salvo que hagamos una labor de rastreo concienzudo. Las estructuras de la mayoría de temas se han simplificado hasta la planicie total, las melodías son -en general- pobres y repetitivas, y la coherencia y cohesión del álbum entendido como obra unificada es inexistente. La intro y el epílogo instrumentales y cósmicos son, en lo que se refiere a este último aspecto, o bien anecdóticos o bien una estafa en toda regla. En el primer caso, The Heart of Noise, Pt. 1, estamos ante el mejor corte de todo el proyecto (incluyendo ambos álbumes), o al menos el que más se parece a lo que Jarre podría estar haciendo actualmente de haber mantenido una continuidad con su carrera pre-año 2000. Le ayuda, o más bien le viene a rescatar, la visión elegante y clasicista de Rone. Empezar el álbum levantando esas expectativas para luego tirarnos de cabeza a una vorágine digna de una rave playera es querer tomarnos el pelo. El epílogo, que viene a ser una maqueta "terminada" del mismo tema introductorio, no aporta mucho respecto al primero, y si se trata en realidad de la primera piedra del proyecto, no se comprende por qué evolucionó de manera tan distinta.
The Heart of Noise, Pt. 1
Siguiendo con el razonamiento de las dos metas, toca decir que Electronica 2 tampoco va a gustar a nuevos y jóvenes oyentes, sencillamente porque los jóvenes que escuchan tecno bailable no tienen pajolera idea de quiénes son los artistas que lo hacen, y sobre todo, no les interesa lo más mínimo saberlo. Ni compran CDs ni se los bajan legalmente. Es más, podemos estar seguros de que el mundo hipster detesta, con su pose cínica, a aquel Jarre comercial y mainstream de los conciertos láser ochenteros, con lo que un Jean-Michel sesentón convocando a estrellas actuales debe ser objeto de chistes en teterías y tiendas de ropa usada de todas partes. Admitámoslo: el tecno de garito es, a nivel artístico y creativo, un erial poco soportable si lo sacamos de su funcionalidad como ambientación del ocio nocturno. Entérese, señor Jarre: ¡Es un género distinto al que usted cultivaba! ¡DISTINTO!
Clip oficial de Exit.
Electronica 2: The Heart of Noise tiene un par de buenos momentos además del ya comentado, algunos inclusos dignos del Jarre que todos conocemos. Ahí está The Heart of Noise, Pt. 2, una versión algo más plana y rítmica de la introducción, que en todo caso cumple con su papel. Ahí está Exit, el tema grabado para enmarcar unas palabras del coyuntural Edward Snowden, que nos recuerda a alguna pieza nerviosa y enérgica del Jarre clásico. Ahí está Switch on Leon, colaboración con The Orb en una interesante línea ambient con theremin incluido, dado el homenaje a su creador Leon Theremin. Y hay incluso alguna pieza que, sin sonar demasiado a Jarre, cumple bien con su cometido: These Creatures, con Julia Holter, muy en la onda de Laurie Anderson; Why This, Why That and Why, con Yello y unos bonitos fondos cósmicos, que se disfruta pese a la voz cavernosa que estorba muchísimo; y sobre todo Brick England, muestra inequívoca de que los Pet Shop Boys sí han sabido mantener sus esencias de siempre sin renunciar a la innovación.
Brick England
Fuera de lo comentado, ya podemos tener pilas nuevas en el mando a distancia, porque vamos a machacar el botoncito para cambiar de canción. El primer bodrio del disco nos lo sirve Primal Scream con su As One, digna de un botellón a maletero abierto, o de los coches de choque de las fiestas de Alcorcón hace diez años. Después viene Here for You, en la que Gary Numan, por muy icono de modernidad que sea, canta como un gato amordazado bajo la ducha. Electrees, con Hans Zimmer, que levantaba lógicas expectativas, es un truñaco aburridísimo en el que ni escuchamos a Jarre ni escuchamos a Zimmer. Se la podían haber ahorrado, porque es una decepción rotunda considerando a los implicados. Es un ejemplo claro de cómo ha conseguido Jarre que sus colaboradores resten en lugar de sumar.
Electrees
What You Want, con Peaches, es intolerable del todo, a no ser que estemos de verdad implicados en el rollo urbano hiphopero a palo seco. Giselle, con Sebastien Tellier, no suena tan mal si nos olvidamos de la existencia de unos alemanes llamados Kraftwerk, que hacían lo mismo pero mucho mejor. Podría ser un pobre intento de Jarre para volver a figurar en vueltas ciclistas. Circus, con Siriusmo, podría reproducirse en bucle durante horas por la megafonía del Zara antes de que alguien se diera cuenta. Pienso que Jeff Mills y The Architect no son lo peor del disco, aunque el simple hecho de que no se me ocurra nada más que comentar al respecto no es buena señal. Enervante es Swipe to the Right, hasta el punto de que no he sido capaz de escuchar entera todavía esta plomiza canción de Cyndi Lauper. Y cuando crees que Electronica 2 ha tocado fondo con Christophe y Walking the Mile, todo un pestiño depresivo e interminable, llega la guinda: un terrible artista llamado Jean-Michel Jarre que colabora con otro que se llama igual, pero sin guión entre Jean y Michel, dando como resultado la pieza más plana, gris y estéril de todo el trabajo: Falling Down.
Falling Down
Electronica 2, haciendo balance general de lo dicho, podría quedarse en un 50/50 entre lo bueno y lo malo, pero hay que considerar que lo "bueno" es más bien "aceptable", y lo "malo" es en realidad "terrible". Durante sus primeros diez minutos, el nuevo trabajo de Jarre llega a ser ligeramente superior a Electronica 1: The Time Machine, un disco en cualquier caso llamativo, con golosinas de sabor efímero que echarnos a la boca. Pero después de un rato, y salvo por pequeños destellos de inspiración muy dispersos, el álbum que nos ocupa es, sin ninguna duda, lo peor que ha publicado el francés en toda su vida. Ahora tocará, me temo, esperar otro montón de años para que Jarre vuelva a sorprendernos con el anuncio de un nuevo trabajo. Por lo menos, espero que sepamos a qué atenernos, porque el proyecto Electronica ha sonado a punto sin retorno.
Tomita, en la contraportada de su álbum Pictures at an Exhibition.
El pasado 5 de mayo falleció Isao Tomita de un paro cardíaco en un hospital de Tokio, a los 84 años y todavía en activo. Hoy hemos conocido la noticia. Tomita será recordado como un hábil versionador de piezas bien conocidas de la música clásica (Debussy, Ravel, Stravinsky, Holst, etc.) por medio de sintetizadores como el revolucionario Moog. Fue un pionero de la electronic music, uno de los más importantes e influyentes de su generación, una "voz" sintética entrañable y característica de aquellos fabulosos años setenta en los que todo parecía posible si un músico poseía los talentos de la imaginación y la fantasía. Entre sus obras, destaca el álbum Snowflakes Are Dancing (1974), al que pertenece el maravilloso Arabesque No. 1, melodía inolvidable de la infancia para muchos de nosotros. Descanse en paz.
Escuchemos su versión del Bolero de Maurice Ravel, que, por cierto, es de dominio público desde hace unos pocos días.
16. May I Help You, Mr Wayne? (Bonus Track) (3:27)
17. They Were Hunters (Bonus Track) (2:45)
18. Fight Night (Bonus Track) (4:20)
-Vaya, hombre. ¿Pero tú... bebes?
-Una cervecita sin alcohol -dice el de la capa roja, sentándose en un taburete del bar y levantando un dedo para llamar la atención del camarero. Justo en el asiento de al lado, el tipo vestido de negro que ha hecho la pregunta está terminándose un sándwich mixto, al que no deja de añadir ketchup de un bote pegajoso sin etiqueta. El oriental que abre el botellín no parece sorprenderse de que los mayores justicieros del mundo hayan elegido su minúsculo after hours para hacer un descanso en mitad de una noche movidita de lucha contra el mal.
-¿Y qué? ¿Cómo lo llevas, Super? -pregunta Batman tras limpiarse un churretón rojo del prominente mentón.
-Bah, como siempre. -responde Superman con media sonrisa y enarcando las cejas. -Vivimos malos tiempos.
-¿Has visto ya la peli nueva?
-¿En la que salimos los dos? -da un trago a morro del botellín -¡Qué va, si dicen que es muy mala!
-No está tan mal, hombre -sonríe el murciélago. -Ayer se la bajó Alfred por torrent. Un screener.
-Menos mal que somos defensores de la ley... -frunce el ceño el hijo de Kripton. -Y además en screener, con lo mal que se ven y se oyen. Escuchas la tos del viejo de al lado.
-Esta se ve bien, pero para lo que hay que oír,,, -espeta Batman. -La banda sonora es de Hans Zimmer. Ya sabes, medio autoplagio, medio plagio de otros, más colección de efectos sonoros que música.
Contraportada de la edición especial (la que lleva dos discos).
-Hans Zimmer ha hecho cosas buenas. Acuérdate de La delgada línea roja. Y oye, casi todos los grandes artistas toman cosas prestadas.
-Tú siempre tan bienpensado, Super -se hurga Batman los incisivos con un palillo. -Mira que la trilogía que hizo sobre mí Nolan estuvo bien, pero ese Hans me compuso un tema que sonaba como el Titanic tocando el claxon. -Superman se echa a reír.
-A mí me encantaban mis primeras películas, las de Christopher Reeve -Batman asiente con nostalgia -El tipo me tenía cogido el punto, lástima de puñaladas que da la vida. Y nadie olvidará nunca la fanfarria de John Williams. Era como la de Star Wars pero con pelo en el pecho. De todas maneras, en El hombre de acero tengo un temilla musical muy sencillito, pero resultón, cuatro pares de notas in crescendo. Muy heroico.
En el corte Look to the Stars de Man of Steel suena el tema de Superman.
-No está mal, es verdad -tamborilea Batman con los dedos sobre la barra de zinc. -En la peli nueva suena también bastante, aunque me parece que el CD que han publicado no contiene algunos de los momentos musicales más chulos de la película. Es un poco raro. Ah, y a Zimmer le echa una mano Junkie XL, el de Mad Max.
-¿Esos quiénes son? ¿Raperos? -pregunta Superman, aguantando el abultado eructo que le sube glotis arriba.
-Junkie XL es el apodo de Tom Holkenborg, un holandés que también trabaja de DJ. Y Mad Max... ¿pero tú en qué mundo vives, Super?
-No está uno al tanto del show business viviendo en una fortaleza polar-, responde Superman a la defensiva.
-En fin, lo que te decía, que la música suena mejor en la película que en el disco. Al escucharla sola, parece una colección de ruidos que te dejan medio sordo. Notas de sintetizador sueltas. Algún fragmento bonito pero disperso, como el primer tema, muy melódico. Ese me ha tocado la fibra personal.
Beautiful Lie.
>>Una cosa muy rara, de todas formas. Tampoco está claro qué parte de la música es de Zimmer y qué parte de Junkie XL. Es un collage musical poco estructurado, como hecho a pegotazos.
-No sabía que fueses tan entendido en música -sonríe Superman con una mueca mientras observa el líquido rubio del botellín al trasluz. Las barras fluorescentes del techo zumban.
-Y no soy un entendido. Pero con las cosas de comer no se juega. Me compro todas mis películas, los comics, los muñecos de acción, los videojuegos y las bandas sonoras. Soy millonario, ¿te acuerdas? Me encanta el tema de Danny Elfman para mi peli del '89, y hasta me llegué a acostumbrar al de Hans Zimmer para la trilogía, que era amenazador, pero aquí tengo otro nuevo. No me gusta mucho, porque al principio parece música de ilustrar catástrofes y después resulta que me representa a mí. Vamos, que tengo hasta una suite al final del disco, pero bah, ni chicha ni limoná.
Men Are Still Good (The Batman Suite).
-¿Una suite para ti solo? Me parece que ya sé quién gana el famoso duelo de héroes. -ríe Superman, al que acaban de obsequiar con un plato ovalado de cacahuetes fritos ligeramente rancios. -¿Te imaginas, tú y yo a torta limpia?
-Sin spoilers, Super. De todas manera, el malo malo es Lex Luthor, que se comporta como el Joker pero sin maquillaje. Le ponen una música que parece un tango macabro.
The Red Capes Are Coming.
>>Pero en serio, la película no está tan mal como la pintan. Y sale una tía que no veas tú. ¡Wonder Woman!
-Menos mal. Con lo que se decía de ti y de Robin hace tiempo, ya me temía yo que nos fuesen a emparejar, rollo gay.
-No jodas, hombre, otra vez con el cachondeo -refunfuña Batman.
El vigilante de Gotham, molesto, se aplica a la tapa de cacahuetes hasta que Superman da cuenta del resto con supervelocidad.
-Pues lo que te decía, que suenan unos punteos de guitarra eléctrica cuando aparece Wonder Woman que molan bastante -añade Batman un minuto después de tan incómoda pausa. -Como si fuera a repartir estopa Leónidas el de Esparta, pero con tetas.
Is She with You?
-¿Y alguno de nosotros dos...? -pregunta Supermán -Ya sabes.
-¿Con Wonder Woman? -replica Batman con una mueca. -¡Ja! Más quisiéramos.
-Oye, que yo tengo novia formal -apura Supermán su bebida, frunciendo el ceño.
-Macho, la Lois Lane está más vista ya que el tebeo. Un tío cachas como tú, con ese tirabuzón en el flequillo...
-Para el carro, mariposón -ríe el hombre de acero mientras se limpia las manos y hace sonar dos euros sobre la barra.
-Todavía te parto la cara hoy, como sigas por ahí. -Se envara el murciélago.
-¿Tú a mí? -se mofa Superman, brazos en jarras. -Te faltan hue...
(viñeta del maravilloso El regreso del caballero oscuro, obra de Frank Miller)