lunes, 27 de mayo de 2024
Synergy - ELECTRONIC REALIZATIONS FOR ROCK ORCHESTRA
miércoles, 22 de mayo de 2024
Noche de concierto con la FSO
Tuve el gusto de decirle a Constantino Martínez-Orts, director titular de la Film Symphony Orchestra (FSO) que su último espectáculo es impresionante. Fue el sábado pasado en el Teatro Auditorio Roquetas de Mar, en Almería. No era la primera vez que asistía a uno de sus conciertos, ya que estuve en la doble sesión, dos días distintos, de su monográfico sobre John Williams de hace un par de años. Aquello no tuvo desperdicio, pero lo cierto es que esta nueva gira Henko también merece muchísimo la pena.
Para quien no sepa de qué hablo, la FSO es una formación española especializada en interpretar un amplio abanico de bandas sonoras de películas y series, tanto clásicas como totalmente actuales. Yo les sigo encontrando el defectillo de no contar con un coro clásico que les permita ampliar su repertorio, pero lo cierto es que el sonido de esta orquesta es magnífico, impecable, y los arreglos que hacen de temas muy conocidos -a veces suites completas- son más que acertados. Esta vez han contado con una estupenda cantante, por cierto. Su espectáculo es muy didáctico y está pensado para toda la familia, pero no decepcionará al aficionado un poco más curtido, al incluir siempre algunas piezas poco o nada conocidas, interpretadas con fidelidad y respeto. En este caso, sorprenden los temas iniciales de El capitán Blood (E. W. Korngold, 1935) y Las normas de la casa de la sidra (Rachel Portman, 1999), además del tema de amor de Espartaco (Alex North, 1960).
Como explica Martínez Orts en su charla inicial (va explicando pormenorizadamente el contexto de cada pieza antes de interpretarla), "henko" es una palabra japonesa que se refiere a la transformación espiritual que experimentamos algunas veces en la vida al adaptarnos y sobreponernos a las circunstancias, en busca de nuestro destino. Se supone que el nexo de unión entre los distintos temas del espectáculo es la transformación que sufren los personajes de las películas correspondientes (El Padrino II, Mulán, Siete años en el Tibet, Apolo 13, etc.), aunque creo que la inclusión de algunas piezas (007 Skyfall, Desayuno con diamantes, el medley de Star Trek, La Roca, Harry Potter y el cáliz de fuego...) se justifica para añadir variedad y colorido al show, y no tanto por la presencia clara de ese "henko" en la trama.
Me he animado a escribir esta nota -no es una verdadera reseña- sobre la actual gira de la FSO porque en la recta final del concierto experimenté uno de esos pocos instantes de la vida en los que uno siente que está exactamente donde quiere estar, justo en una situación momentánea que no cambiaría por ninguna otra. No quise leer antes el programa de mano por no estropearme posibles sorpresas, y efectivamente Martínez-Orts y los suyos reservaban para el final nada menos que los créditos finales completos de Indiana Jones y el templo maldito, interpretados durante esta gira por primera vez en España. Simplemente magnífico. Temblaron los cimientos del auditorio con el aplauso posterior y yo ayudé bastante.
La web oficial de la FSO, aquí.
lunes, 6 de mayo de 2024
Loreena McKennitt - THE VISIT
2. Bonny Portmore (4:21)
Uno de los picos de popularidad de Loreena McKennitt le llegó en 1991 gracias a su álbum The Visit. Nunca me he puesto a escuchar su música cronológicamente, y después de haberme acercado a este trabajo mientras hacía alguna otra cosa en casa (lo sé, mala idea) tengo la impresión de que casi todo lo que ha venido después en su discografía deriva de lo conseguido aquí, tanto en lo que se refiere al contenido musical como al éxito popular.
Supongo que The Visit dibujó una rosa de los vientos de buen tamaño en el mapa mental de los seguidores de la canadiense, que hasta entonces la situaban en el ámbito amplio de lo celta, para expandirse hacia lo que conocemos como "world music". Y digo que el ámbito de lo celta era amplio porque precisamente en aquella década -acabamos de hablar de ello en la entrada sobre Ave Mundi Luminar- todas las músicas alternativas estaban en boga. La new age, la electrónica cósmica muy producida y los ritmos tribales encontraban su igual, y unos pocos años más tarde incluso con más intensidad, en la música celta. Habría que preguntarse por qué una forma de folclore característica de unas áreas del mundo muy concretas llegó a ponerse de moda en todas partes, a convertirse en un género que ocupaba su propio espacio, y no precisamente pequeño, en los estantes de las tiendas.
Nos explica Mike Shooter en su blog La voz de los vientos que la idea general de The Visit le vino a la mente a McKennitt mientras asistía a una espectacular exposición en Venecia sobre el auge de la primitiva cultura celta en la Europa precristiana. Ella explica en el libreto del CD que entiende el concepto de "La visita" como ese impulso creativo que hace toc-toc de vez en cuando en la puerta del artista, y que los temas del álbum se inspiran precisamente en este largo periplo de los celtas desde la India hacia las Islas Británicas, a través del cual fueron sembrando el misticismo -muy proto-new age, si se puede decir- de la unión espiritual con la tierra, a través de una serie de creencias y rituales que hoy podemos entender como ecologistas, y que al mismo tiempo contenían esta idea de las "visitas", de la migración del alma hacia la naturaleza.
The Visit, efectivamente, es un poderoso álbum de world music a base de temas tanto propios como tradicionales, un ejercicio de investigación musical (Loreena McKennitt es casi tan valiosa por su erudición como por su virtuosismo vocal) que expande las raíces de lo celta hacia el resto del mundo. Desde la tradición japonesa de las linternas de papel para celebrar la migración de las almas de los difuntos (All Souls Night) hasta la leyenda artúrica (The Lady of Salott, con un poema de Tennyson como letra), McKennitt marida su arpa con numerosos instrumentos de viento, percusiones de Oriente Medio (Between the Shadows), sonidos de sitar, una guitarra (Tango to Evora, de inspiración portuguesa) que se antoja latina, un toquecillo de guitarra eléctrica también (The Old Ways) y muchas más cosas. The Visit incluye una bellísima versión cantada de Greensleeves, la ingenua melodía que se atribuye a Enrique VIII, y un fragmento de Cimbelino (Cymbeline), la obra tardía de Shakespeare sobre la invasión romana de la Inglaterra celta, que sirve como apropiado cierre temático del álbum.
De más de un disco decimos que no le sobra nada, pero de este podemos afirmar que todo en él es sobresaliente, magnífico, tan cargado de matices que se percibe que su autora había dado con un filón creativo del que iba a sacar muchísimo oro. En efecto, mucha de su producción discográfica posterior bebe de fuentes parecidas, del mestizaje, pero en su caso -y a diferencia de muchas otras mezclas raras que se hicieron cuando todo esto estaba de moda- sostenido por una coherencia musical, temática y hasta histórica que le aporta una seriedad y un interés atemporales. Imprescindible en cualquier colección, quizá mejor incluso en su "edición definitiva" de 2021, que incluye muchísimo material extra.