2. Against the Odds (3:57)
Otra novedad reciente ha sido la reedición del primer álbum en solitario de Richard Wright, con una nueva mezcla a cargo de Steven Wilson para celebrar el 80 cumpleaños del mítico teclista de Pink Floyd, fallecido en 2008. El disco se llama Wet Dream, se publicó originalmente en 1978 y es un disco francamente interesante que, según parece, en su momento pasó bastante desapercibido y busca ser recuperado en unos años en los que el aura mítica del cuarteto londinense está en lo más alto.
El polifacético Julián Ruiz comentaba hace una eternidad, hablando de un disco en solitario de Mick Jagger, que los fans de las grandes bandas de la música popular suelen castigar a los miembros de éstas que lanzan material en solitario, ante el temor a veces irracional de que tengan éxito y las bandas se desintegren. Supongo que hay una parte de lógica en esto, aunque también hay que admitir que en el caso de Pink Floyd no todos los trabajos de sus miembros fueron "castigados". En todo caso, es verdad que les fue mejor en momentos en los que la banda estaba real o supuestamente separada. Antes del fatídico tour de The Wall, tres de los cuatro (excepto Nick Mason, que esperó a 1981) habían lanzado trabajos en solitario, y en mi opinión este Wet Dream es el más destacable.
Lógicamente, ser miembro de algo tan top como Pink Floyd tiene sus ventajas incluso cuando vas por libre. Aprendes cosas de los demás, haces lucir las tuyas y todo funciona bien. Se percibe que Wet Dream es un intento de hacer algo parecido a lo que hacía el grupo, pero filtrado por la visión personal de Wright. Es una variante ligera, agradable, un poco comercial pero al mismo tiempo exploratoria (es un disco casi del todo instrumental), del sonido asociado a la banda. No es solo la portada de Hipgnosis, son también los títulos de algunos temas y el saber que Wright lo grabó en un pueblo paradisíaco del sur de Francia lo que nos induce a sentir que es una obra que inspira un sentimiento vacacional.
Richard Wright, como británico y miembro de unos Pink Floyd que en algún momento se declararon fans de los Monty Python, tenía seguramente un fino sentido del humor, y de ahí que tanto el título "Sueño húmedo" como muchos títulos de temas contengan ocurrentes juegos de palabras. Comienza Wet Dream con el instrumental Mediterranean C (que se lee "Mediterranean Sea", mar Mediterráneo, y que también habla de la nota C, do mayor en la nomenclatura inglesa), con un gran desarrollo de saxofón de Mel Collins, habitual de King Crimson. La melodía es muy Wright y el ritmo tiene un matiz a lo Alan Parsons.
Against the Odds ("Contra todo pronóstico") está protagonizada por la voz de Wright. Es un tema delicado con un desarrollo maravilloso de guitarra en su último tramo, a cargo de Snowy White. Cat Cruise ("Crucero para gatos") es otro instrumental con el saxofón luciéndose a fondo y con unos efectos electrónicos que pueden recordar, con un poco de imaginación, a maullidos. En Summer Elegy ("Elegía veraniega") vuelve la voz de Wright y la guitarra -esta vez eléctrica- de White, que con razón fue contratado años después por Roger Waters para tocar las partes de David Gilmour en sus conciertos. La primera cara del vinilo termina con Waves ("Olas"), instrumental a medias entre los teclados, el saxo y una batería eficiente a cargo de Reg Isidore.
Con la sencilla y más o menos pegadiza Holiday comienza la segunda mitad del disco. Mad Yannis Dance ("La danza del loco Yannis") es de lo más experimental del disco en lo que a composición se refiere, aunque no se sale de los instrumentos ya utilizados en temas anteriores. Empieza después otro instrumental, Drop in from the Top ("Déjate caer desde lo alto"), una pieza simpática dominada por el órgano Hammond solista y la guitarra eléctrica. El último tema cantado del disco es Pink's Song ("Canción de Pink", quién sabe si refiriéndose al personaje tipo ópera rock con el que Waters andaría trabajando entonces), que en algún momento suena como algún fragmento de The Division Bell que no termino de recordar. Fue coescrito por la entonces esposa del músico, Juliette Wright. El álbum concluye con Funky Deux, que de nuevo me recuerda por su esquema rítmico un poco "funky" y su uso del piano eléctrico al estilo de Alan Parsons, quizá filtrado a través de alguna pieza de The Dark Side of the Moon.
Steven Wilson afirma que Wet Dream merece ser considerado un álbum perdido de Pink Floyd, al estilo de aquellos discos de miembros de Genesis en los setenta en los que participaba casi toda la banda de tapadillo, aunque yo creo que aquí eso es ir demasiado lejos. Y no me refiero a la calidad, que es muy alta, sino a que se aprecia que el álbum es simplemente algo que a Richard Wright le apetecía hacer. Desprende un aroma de dulce nostalgia que funciona bien de principio a fin y es un trabajo que puede disfrutarse sin pausas, de una sentada. El segundo álbum de Wright, el muy apreciado Broken China, llegaría casi veinte años después, en 1996. Es una obra mucho más oscura, nada menos que un álbum conceptual sobre la lucha contra la depresión, y la verdad es que ambos trabajos forman un doblete bastante llamativo por su contraste temático.