Disco 1
1. The Lamb Lies Down on Broadway (4:54)
2. Fly on a Windshield (2:45)
3. Broadway Melody of 1974 (2:11)
4. Cuckoo Cocoon (2:13)
5. In the Cage (8:12)
6. The Great Parade of Lifeless Packaging (2:46)
7. Back in N.Y.C. (5:39)
8. Hairless Heart (2:10)
9. Counting Out Time (3:14)
10. The Carpet Crawlers (5:16)
11. The Chamber of 32 Doors (5:45)
Disco 2
1. Lilywhite Lilith (2:49)
2. The Waiting Room (5:17)
3. Anyway (3:17)
4. Here Comes the Supernatural Anaesthetist (2:49)
5. The Lamia (6:58)
6. Silent Sorrow in Empty Boats (3:01)
7. The Colony of Slippermen:
The Arrival / A Visit to the Doktor / The Raven (8:12)
8. Ravine (2:06)
9. The Light Lies Down on Broadway (3:32)
10. Riding the Screen (4:07)
11. In the Rapids (2:22)
12. It (4:19)
Una de las primeras cosas que hice en cuanto me vi un poco libre de teletrabajo tras el inicio del confinamiento fue rebuscar algunas cosas interesantes de YouTube que no había podido ver antes con el cuidado suficiente. Entre otros vídeos, disfruté de cabo a rabo del estupendo trabajo de animación, modesto pero muy meritorio, que alguien (sin duda un fan) se ha currado para ilustrar todo el mítico doble álbum de Genesis The Lamb Lies Down on Broadway (1974). Cerraré esta entrada con el correspondiente vídeo insertado.
Contraportada
Creo que el álbum se beneficia bastante de una iniciativa audiovisual así, puesto que se trata de una obra densa, con muchísima letra y con un argumento muy surrealista que hace más bien complicado seguir la trama. Porque, sí, joven pipiolo que no sabes que existía algo así antes de que te instalaras Spotify en el móvil: hace unas pocas décadas se grababan álbumes musicales enteros, a veces en doble disco, que contaban una única historia con su argumento, sus personajes, etc. Bienvenido a la fantástica época del rock progresivo y los álbumes conceptuales.
Peter Gabriel caracterizado como Rael.
The Lamb Lies Down on Broadway es el último trabajo que grabó la formación clásica de Genesis, en la que el cantante y principal letrista era Peter Gabriel. Puede decirse que este trabajo bisagra es precisamente aquel en el que Gabriel tuvo mayor protagonismo, y esto no es cualquier cosa si recordamos que el resto de componentes está en el legendarium de la música popular de la época e incluso de tiempos muy posteriores: Mike Rutherford, Tony Banks, Phil Collins y Steve Hackett. Pero Gabriel era el alma del grupo en los setenta por su inconfundible dominio del escenario, sus disfraces, las historias estrafalarias que contaba entre canción y canción...
Phil Collins, Mike Rutherford, Tony Banks, Peter Gabriel y Steve Hackett.
De hecho, sospecho que en algún punto entre la publicación de sus álbumes Trespass (1970), Nursery Cryme (1971) y Foxtrot (1972), Peter Gabriel debió tener la idea de convertir alguno de aquellos cuentos bizarros en una larga canción prog, una ópera rock. Seguramente dio un primer paso con el tema Supper's Ready de Foxtrot, y admitiendo que el álbum Selling England by the Pound (1973) fue un trabajo más equilibrado, con los pies relativamente en el suelo, la apoteosis de las ocurrencias de Gabriel llegó con The Lamb. Todo el doble álbum que nos ocupa es una inmensa, bizarrísima empanada mental que adquiere paso a paso tonos épicos. Es una gozada.
Diseños del interior de la funda del vinilo con las letras de los temas.
El álbum cuenta la historia de Rael (que se escribe casi como "real"), un joven grafitero neoyorquino de origen portorriqueño que realiza todo un viaje surrealista, no sabemos si alegórico, metafísico, onírico, esquizofrénico o inducido por las drogas, por todo un inframundo de seres extraños, recorriendo una geografía fantástica en busca del camino a casa y rescatando de paso a su hermano John, que también anda por allí perdido. Parece que Gabriel se inspiró en cosas tan dispares como el musical West Side Story, la película El Topo de Alejandro Jodorowsky y la obra del psicólogo Carl Jung. Buscó también incluir numerosas referencias a la cultura norteamericana en contraste con el espíritu británico del album previo. Antes de que alguien lo pregunte, no hay en el embalaje del álbum la menor información explícita sobre qué rayos significa el título "El cordero se tumba en Broadway".
Despliegue de la funda del vinilo en el que se narra la historia.
El virtuosismo instrumental del grupo es demoledor, aunque la mayoría de temas del álbum son tan originales en su sonido que difícilmente pueden compararse con lo grabado por Genesis en discos anteriores y posteriores. Es un microverso musical influido sin duda por una grabación realizada en condiciones inusuales: en lugar de en un estudio convencional, la banda grabó el álbum en un caserón de Gales utilizando un equipo móvil de los que se usan para grabar conciertos. No sé qué importancia darle al detalle, pero parece que Brian Eno fue invitado para grabar algún pasaje vocal y hay quien sostiene que pudo intervenir en más aspectos de la producción. Yo a veces aprecio un asomo de sus paisajes ambient en temas como Silent Sorrow in Empty Boats, que desarrolla una melodía muy a lo Music for Airports. Cuatro años antes.
Cuckoo Cocoon
In the Cage
Hablando de sus temas, personalmente creo que este no es un álbum muy propio para destacar canciones aisladas. Todos los temas son de algún modo piezas importantes, capítulos del periplo de Rael, y al mismo tiempo parte de un todo indivisible, pinceladas de un cuadro que pocas veces tienen esencia individual. Por destacar algunos cortes llamativos, tenemos el homónimo al álbum, Cuckoo Cocoon, In the Cage, Counting Out Time, Lilywhite Lilith, It.. Y por supuesto el tema más conocido, el enorme Carpet Crawlers, cuya atmósfera envolvente oculta una letra de pesadilla: una serie de individuos embozados que se arrastran por la alfombra a través de un pasillo hacia una puerta cerrada.
Mención aparte merecen sus espléndidos instrumentales, como el elegante Hairless Heart o los experimental The Waiting Room y Ravine, o algunos pasajes de temas cantados, como la parte central de In the Cage, casi todo Here Comes the Supernatural Anaesthetist, que es un deleite de imaginación, y la primera mitad de Riding the Screen.
Hace algún tiempo publiqué una entrada sobre famosos álbumes dobles del rock progresivo y The Lamb Lies Down on Broadway fue uno de ellos. Tiene cosas en común con otro clásico allí mencionado: The Wall, de Pink Floyd, publicado cinco años después. En ambos se cuenta la historia de un chaval embarcado en un viaje épico de autodescubrimiento con elementos de ensoñación y locura; pero son sobre todo álbumes publicados en un momento de gran popularidad de sus bandas correspondientes en los que, además, uno de sus miembros se erige como líder y se produce una fricción de egos que conduce a la separación justo después de la gira. Lo cierto es que The Lamb fue un álbum complicado de componer y grabar, sobre todo porque Peter Gabriel, en mitad del pulso que echaba a los demás por el control de la obra, se encontró también con cierta insolidaridad de estos cuando se ausentaba a causa del embarazo de riesgo de su mujer. Hubo disculpas y buenas palabras posteriores y quizá por eso nunca ha existido una aversión manifiesta entre los viejos miembros de Genesis, que se reunieron por sorpresa para un único concierto en 1982 y podrían incluso reencontrarse fugazmente en próximas fechas, si la difícil coyuntura lo permite, en algún momento del nuevo tour que anunciaron hace cosa de un mes.
Un clásico largo, profundo, lleno de matices sutiles y que crece y cambia cada vez que vuelves a escucharlo.
The Carpet Crawlers, con la letra en pantalla en español.
Mención aparte merecen sus espléndidos instrumentales, como el elegante Hairless Heart o los experimental The Waiting Room y Ravine, o algunos pasajes de temas cantados, como la parte central de In the Cage, casi todo Here Comes the Supernatural Anaesthetist, que es un deleite de imaginación, y la primera mitad de Riding the Screen.
Here Comes the Supernatural Anaesthetist
Hace algún tiempo publiqué una entrada sobre famosos álbumes dobles del rock progresivo y The Lamb Lies Down on Broadway fue uno de ellos. Tiene cosas en común con otro clásico allí mencionado: The Wall, de Pink Floyd, publicado cinco años después. En ambos se cuenta la historia de un chaval embarcado en un viaje épico de autodescubrimiento con elementos de ensoñación y locura; pero son sobre todo álbumes publicados en un momento de gran popularidad de sus bandas correspondientes en los que, además, uno de sus miembros se erige como líder y se produce una fricción de egos que conduce a la separación justo después de la gira. Lo cierto es que The Lamb fue un álbum complicado de componer y grabar, sobre todo porque Peter Gabriel, en mitad del pulso que echaba a los demás por el control de la obra, se encontró también con cierta insolidaridad de estos cuando se ausentaba a causa del embarazo de riesgo de su mujer. Hubo disculpas y buenas palabras posteriores y quizá por eso nunca ha existido una aversión manifiesta entre los viejos miembros de Genesis, que se reunieron por sorpresa para un único concierto en 1982 y podrían incluso reencontrarse fugazmente en próximas fechas, si la difícil coyuntura lo permite, en algún momento del nuevo tour que anunciaron hace cosa de un mes.
Un clásico largo, profundo, lleno de matices sutiles y que crece y cambia cada vez que vuelves a escucharlo.
A disfrutar.