1. Circle Eight (feat. Nanuk) (2:18)
2. The Omega Point (5:40)
3. Diving (2:52)
4. The Die Is Cast (feat. Mark Josher) (4:17)
5. Mother (feat. Anggun) (3:38)
6. Agnus Dei (3:58)
7. Sadeness (Part II) (feat. Anggun) (3:38)
8. Lost in Nothingness (3:21)
9. Oxygen Red (feat. Anggun) (4:02)
10. Confession of the Mind (3:48)
11. Absolvo (2:02)
12. Amen (feat. Aquilo) (4:53)
En un tramo final de año bastante movidito en cuanto a lanzamientos de artistas que nos interesan, hemos tenido también nueva entrega de Enigma, aquel concepto musical que comenzó con gran éxito en los noventa y que ha sobrevivido hasta hoy pese al enorme daño que le ha hecho el mundo de la carroña musical. Con carroña me refiero a discográficas que se han aprovechado de que el mero nombre del proyecto sea de uso muy general, poco menos que imposible de blindar mediante copyright, para lanzar multitud de engendros chill out pseudoétnicos sin el menor interés que han sacado tajada. Si a esto añadimos que la etiqueta "Enigma" también se ha utilizado a lo bestia en sitios como YouTube para bautizar piezas musicales no relacionadas con el proyecto original, nos daremos cuenta de lo difícil que habrá resultado lanzar un nuevo trabajo genuino y que no pase desapercibido en este caótico cajón de sastre.
Enigma, como decíamos, es un proyecto musical más que un grupo al uso, con el productor rumano Michael Cretu como líder y coordinador, que ha publicado ya ocho álbumes de estudio en los que se experimenta con una mezcla de música electrónica, new age, música sacra y étnica, música de baile y retales pop. Su penúltimo trabajo, sin ser lo peor del mundo, sí que fue decepcionante. Pecaba de aburrido y previsible, y dejaba la sensación de haber invertido nuestro valioso tiempo en una actividad sin demasiados réditos. The Fall of a Rebel Angel ("La caída de un ángel rebelde"), como se titula el octavo álbum de Enigma, tenía todos los visos de ser todavía más rutinario, todavía más decadente. Por suerte, a mi humilde juicio no lo es.
El ángel caído de la portada.
Hay unos cuantos elementos en The Fall que, aunque podrían parecer pura pretensión, sacan el álbum de la deriva creativa de Enigma. Cretu articula el álbum como una experiencia narrativa, esto es, como una pequeña historia por episodios escrita con ayuda del libretista Michael Kunze que va desarrollándose tema a tema. Como no es del todo sencillo entender este desarrollo, la edición completa del álbum incluye un segundo CD en inglés, francés y español que explica, como si de un audiolibro se tratase, lo que sucede en cada tema. Una edición de superlujo incluye, además, una serie de láminas en las que el pintor Wolfgang Beltracchi (que también diseña la portada del álbum) se inspira en estos episodios para hacer todavía más rica la narración. Tampoco es que la historia tras la música sea la pera limonera, ya que abunda bastante en el rollito religión-sexo-autodescubrimiento que casi siempre se asocia al espíritu musical del proyecto de Cretu. Pero la experiencia es curiosa, original, y funciona gracias sobre todo a que la música, que es lo que de verdad interesa, está a la altura.
Michael Cretu se encuentra con Beltracchi.
El primer álbum de Enigma, aquel ya lejano MCMXC a.D. (1990) funcionaba sobre todo por lo sensual de sus texturas y lo atrevido de sus atmósferas medio sacrílegas, todo ello amalgamado gracias a un trabajo de producción que para la época era el no va más. The Fall of a Rebel Angel quiere volver a aquellos primeros tiempos mediante una delicadísima labor de estudio que lo convierte en una experiencia sonora envolvente y muy poderosa. Los temas tienen cuerpo y personalidad, pese a que en la primera escucha se nos escapan muchas cosas. Recomiendo unas cuantas pasadas más antes de emitir cada cual su juicio, que en mi caso ha ido mejorando sustancialmente. Me gustan los temas cantados o recitados (estupendos Mother y Amen), me encantan los pasajes instrumentales (maravillosos Diving y Confession of the Mind) y creo que funcionan perfectamente todos los grises de esta escala entre música pura y voces con protagonismo.
Amen
Sí que le tengo que poner una pega principal a The Fall of a Rebel Angel, y es la falta de uno de esos temas con gancho que convirtieron a Enigma en sinónimo de colorido y fantasía en los noventa, esto es, algo como Return to Innocence o Gravity of Love, que aquí habría servido como punto de referencia, como piedra de toque para apoyar el notabilísimo despliegue artístico del álbum. El tema Sadeness (Part II), que funciona muy bien como eficaz centrocampista, no marca goles. Se han sustituído los míticos y ya muy trillados cantos gregorianos por una versión vanguardista de la Tocata y Fuga en re menor de J. S. Bach, y la verdad es que el tema recuerda poco o nada al single estrella de MCMXC a.D., salvo en su erotismo latente.
Sadeness (Part II)
En el resto del álbum, ya que lo mencionamos, no se utiliza el gregoriano como elemento protagonista, quizá en algún punto como sutil elemento marginal, aunque sí que se emplean murmurantes coros mixtos que parecen llevar a cabo alguna clase de invocación maléfica. No olvidemos que el título del álbum, la portada y el título de algunos temas (incluídas las significaciones del número 8) tienen resonancias demoníacas, dantescas.
Por lo menos ha tenido buen tino Cretu al dejar a un lado al cantante Andru Donalds, que transmitía cada vez menos en sus anteriores colaboraciones, y contar con gente como Nanuk, Aquilo y sobre todo Anggun, la chica que cantaba Snow in the Sahara.
Vídeo promocional del tema Oxygen Red, con Anggun.
Que tampoco se asuste nadie con todo el asunto de la iconografía, porque el tema del ángel caído tiene más que ver con el proceso de renacimiento personal del protagonista de la narración que con ningún culto satánico, por mucho que a Michael Cretu le encante causar controversia. Lo dicho, un buen álbum que, pese al grave defecto antes mencionado, es muy digno de recomendación y de colección.