miércoles, 30 de septiembre de 2015

Roger Waters The Wall, una experiencia única.

 Una imagen del evento.

Ayer me di el capricho de asistir con un amigo al excepcional evento que tuvo lugar en cines de todo el mundo, limitado al 29 de septiembre, en el que se proyectó la película-concierto Roger Waters The Wall. Se trata de un documental dirigido por el propio Waters junto a Sean Evans, en el que se recoge todo un concierto de la gira en la que el ex-Pink Floyd recrea el mítico doble álbum de 1979, intercalado con imágenes en las que el músico visita por primera vez el monumento conmemorativo de la batalla de Montecassino (en Italia), en la que murió su padre.

Cartel de la película de cine.

Waters ha conseguido actualizar el mito de The Wall, no solamente con una utilización asombrosa de los más punteros avances técnicos al servicio de un superespectáculo de masas, sino sobre todo sabiendo enfocar aquella historia autobiográfica, un tanto introspectiva, a los conflictos militares, sociales y económicos actuales. Puede acusarse a Roger Waters de pretencioso, pero tenemos que admitir que el show sobrevive a su propia grandilocuencia.

El tráiler.
La experiencia es estremecedora, desde la emotiva introducción a cargo de Liam Neeson al simpático epílogo en el que Waters y el bueno de Nick Mason hacen gala de su humor británico mientras responden a preguntas enviadas por los fans. Lo mejor es, evidentemente, escuchar los temazos de The Wall con la calidad envolvente que ofrece una buena sala de cine actual, y contemplar la delicadeza, a veces exquisitez, con que cada tramo del álbum es acompañado visual y escénicamente. Una pasada. 
 
 
El momentazo del concierto en el O2 de Londres, con sorpresa. No aparece en la película.

Comenta Nick Mason, por cierto, que el actual montaje de Waters es sorprendentemente fiel tanto a la música grabada como a los conciertos de la gira original de 1980. Y personalmente lo suscribo, porque se puede decir que el show visto ayer en cines, sin importar lo mucho o poco que nos siga doliendo la ausencia del resto de Pink Floyd en el escenario, es totalmente canónico con el concepto primitivo. Cuelgo un vídeo no oficial con un trocito de aquella primera gira, por comparar.


domingo, 27 de septiembre de 2015

Leonard Rosenman - STAR TREK IV: THE VOYAGE HOME


1. Main Title (2:39)
2. The Whaler (2:01)
3. Market Street (4:37)
4. Crash-Whale Fugue (8:16)
5. Ballad of the Whale (4:59)
6. Gillian Seeks Kirk (2:42)
7. Chekov's Run (1:10)
8. Time Travel (1:28)
9. Hospital Chase (1:14)
10. The Probe (1:16)
11. Home Again: End Credits (5:38)

No es que las portadas de las bandas sonoras anteriores sean muy parecidas entre si, pero... ¿a que esta es radicalmente distinta? Aunque no se puede juzgar un disco por su portada, da la impresión de que esto sucede porque la música contenida bajo ella también es muy distinta. Y también es distinta la película, pese a mantener la continuidad respecto al episodio anterior, En busca de Spock.

Traducida libremente para el público español como Star Trek IV: Misión: salvar la Tierra (1986), The Voyage Home ("El viaje a casa") viene a ser un experimento de comedia de situación que pone al mítico reparto original en el San Francisco -sede posterior de la Alianza- de los años ochenta, gracias a un viaje en el tiempo para salvar a las ballenas un poco sacado de la manga, pero con resultados francamente simpáticos. Leonard Nimoy repitió como director en esta mezcla de humor, ecologismo y buen rollo general. Pudo Nimoy, esta vez sí, contar con su amigo Leonard Rosenman para componer la banda sonora, y a pesar de que fue candidata al Oscar y hay quien la admira profundamente, suele despertar sentimientos enfrentados.

Leonard Rosenman (de www.filmmusicsociety.org)

El gran problema de Leonard Rosenman no es su talento, sino más bien su enfoque: excesivamente cómico, demasiado ligero y alejado de lo escuchado antes en la ya asentada franquicia. Rosenman, que era un compositor de cine con las hechuras de una generación un poco envejecida en aquellos ochenta (y a pesar de que había ganado dos merecidos Oscars en años consecutivos por sus adaptaciones musicales para Barry Lyndon y Esta tierra es mi tierra), ofrece una partitura que suena como algo más o menos fuera de contexto, sacado de un Hollywood de la edad dorada del Technicolor. Para más inri, y este es quizá el defecto que yo más critico, Rosenman reutiliza prácticamente inalterado el que fue su tema principal para la versión en dibujos animados de El Señor de los Anillos (1978), nada menos que como tema principal de su Star Trek. Es cierto que la fanfarria inicial empieza de modo prometedor, pero cuando empiezan a sonar las melodías recicladas de manera tan obvia te rechinan los dientes.

Main Title

La inclusión de temas cómicos de ejecución bastante tópica (la música de persecución de Hospital Chase o el toque ruso algo rancio de Chekov's Run, por ejemplo) tampoco ayuda a llegar al fan de la franquicia sci-fi, ni siquiera convenciéndonos a nosotros mismos de que la película es en realidad una comedia. De todos modos, es justo decir que hay temas incidentales bastante mejor enfocados, como The Whaler o Time Travel.

Por otra parte, sí que es evidente la maestría de Rosenman a la hora de aplicar un colorido y suntuosidad a sus composiciones que lo relacionan con la mejor música clásica académica, en general mucho más rica que el sonido tirando a sobrio de las bandas sonoras del llamado Nuevo Hollywood de los setenta y ochenta. Uno no sabe si tomárselo como un aporte de frescura de la vieja escuela, o como un fósil pasado de fecha, aunque bien merece la pena asumir la primera opción.

Esta banda sonora también tiene su correspondiente edición expandida.

Por último, merece la pena mencionar que en los temas Market Street y Ballad of the Whale colabora el grupo The Yellowjackets, un cuarteto de jazz fusión que subraya escenas de ambientación callejera, amén de añadir un tema ajeno a la película, Ballad of the Whale, que recuerda con agrado -aunque lejanamente- al sonido marino de Eric Serra en El gran azul. Estamos ante una banda sonora agradable y con momentos bastante inspirados, pero coincido con quienes consideran que Leonard Rosenman no terminó de captar el tono general de la saga, y creo que debe valorarse más como una curiosidad que como un título de referencia.

martes, 22 de septiembre de 2015

James Horner - STAR TREK III: THE SEARCH FOR SPOCK


1. Prologue and Main Title (6:27)
2. Klingons (5:55)
3. Stealing the Enterprise (8:33)
4. The Mind Meld (2:30)
5. Bird of Prey Decloacks (3:37)
6. Returning to Vulcan (4:49)
7. The Katra Ritual (4:29)
6. End Title (6:12)
7. The Search for Spock (3:43)

Si hay una película en toda la saga de Star Trek que ha sido injustamente menospreciada y merece reivindicación, hablamos seguramente de Star Trek III: En busca de Spock (1984). Cierto que no tiene ni la frescura ni el ritmo vibrante de La ira de Khan, pero funciona bien como segundo episodio de esa especie de trilogía con continuidad estricta que forman Star Trek II, III y IV. Sus efectos especiales, esta vez sí, son tan buenos como los de la mejor película del momento, el guión no es redondo pero no está mal, y en general se puede decir que ha resistido bien el paso de los años. Ayuda a mantener el tipo, frente a su predecesora, otro buen trabajo de James Horner, esta vez en el que sería su segunda y última aportación a la franquicia.

El caso es que el director, el mismísimo Leonard Nimoy, quería a su amigo personal Leonard Rosenman para poner música a su película, pero está claro (y más viendo lo que ocurriría en la siguiente entrega), que mereció la pena continuar con Horner. Se le sugirió que continuase con los temas que había introducido en Khan, pero con un tono algo más místico y solemne, menos aventurero, y queda bastante claro que logró otra partitura de muy alto nivel en la que dominan las cuerdas sobre los metales. Pese a ello, Horner empezó a hacer el gesto, metafóricamente hablando, de taparse la nariz ante la parafernalia trekkie, y terminó por renegar en alguna ocasión de sus trabajos para la saga. Tal como estaremos pensando, en este momento ya jugaba en la primera división de Hollywood y se puso un poco snob.

El tema inicial.

En efecto, The Search for Spock comienza con una evolución del tema secundario de la fanfarria del filme previo, más lento y con alma de adagio. No sé muy bien por qué, pero al final del disco hay una versión tontorrona en plan tecno-pop ochentero de la misma melodía. Para encontrarnos con el brío juguetón y aventurero que hacía tan especial la banda sonora anterior tendríamos que movernos hacia el tema Stealing the Enterprise, en el que la tripulación de susodicha nave hace unas cuantas travesuras para ponerse en marcha hacia donde parece haber renacido Spock. Y quien echase de menos la fanfarria que compusiese James Horner dos años antes, solo tiene que ir hasta el penúltimo corte del álbum, el de los créditos finales.

"Robando el Enterprise".

Sin que el conjunto pierda demasiado brillo por su conservadurismo, The Search for Spock mantiene el tono general también en sus piezas incidentales, aunque Horner realiza un par de adiciones muy interesantes. La primera es el tema que compone para los Klingon, los archivillanos el universo Star Trek, que vuelven con fuerza en la tercera película tras una brevísima aparición en la primera. Su leitmotiv es percusivo, con muchos metales y una trompa tibetana, retomando de algún modo el enfoque tribalista de Jerry Goldsmith, pero dándole un matiz todavía más tosco y disonante. Algún crítico se quejó de que para los klingon de la película, por culpa de la música de Horner, "siempre es hora de cenar". Muy agudo.

Klingons

El otro avance notorio de James Horner es un desarrollo más amplio del tema experimental que crease para Spock en Khan en plan electrónico, muy efectivo en el corte The Katra Ritual, donde además se cuela una delicada (y breve) versión con el mismo sonido del tema de la serie a cargo de Alexander Courage. Ya podría haber hecho algo igual de sutil con su corta-pega de un tema de Romeo y Julieta de Prokofiev, que presagiaba las futuras picardías de Horner.

Edición expandida.

Como en el caso del álbum anterior, esta versión en disco de la banda sonora tuvo una primera edición más bien cutre, muy recortada. Pese a que nunca fue un álbum que suscitase un gran interés para el coleccionismo (de nuevo por la mala fama de la película), tuvo también su versión expandida, de nuevo la que más vale la pena conseguir en la actualidad.

jueves, 17 de septiembre de 2015

James Horner - STAR TREK II: THE WRATH OF KHAN


1. Main Title (3:09)
2. Surprise Attack (5:08)
3. Spock (1:13)
4. Kirk's Explosive Reply (4:03)
5. Khan's Pets (4:20)
6. Enterpirse Clears Moorings (3:34)
7. Battle in the Mutara Nebula (8:04)
8. Genesis Countdown (6:37)
9. Epilogue / End Title (8:44)

Aunque pensaba limitarme a una revisión general de la saga Star Trek a nivel musical, la importancia y la fama de esta primera secuela hacen necesario su análisis pormenorizado. Es indudable que La ira de Khan (1982), tanto la película como la banda sonora, son referentes de primer orden entre los trekkers, y ha sido al plantearme su análisis cuando he tomado conciencia de las bondades de este trabajo temprano de James Horner. Al final, todos contentos.

Contraportada de la edición original en vinilo.

Como dijimos en la entrada anterior, Star Trek: la película no llegó a alcanzar las cotas de popularidad y éxito económico esperados, y este fue seguramente el momento en el que la Paramount llegó a una conclusión que marcaría toda la saga cinematográfica hasta tiempos muy recientes: las películas de Star Trek no estarían nunca tan destinadas al público general como a los fieles fans de la saga en particular, por lo que se podía dejar de lado la grandilocuencia y el espectáculo visual de su primera entrega, en favor de -de algún modo- continuar con el espíritu de la serie clásica mediante filmes que retomasen su sabor sencillo y aventurero. La modestia de medios se tradujo también en que Star Trek II tuviese un presupuesto escandalosamente inferior a la anterior, y de ahí que la película no haya resistido demasiado bien el paso del tiempo en lo que a estética (efectos especiales, decorados, pectorales de plástico) se refiere. La mejor manera de hacerla un producto interesante en su momento fue centrarse en el guión y los personajes, y aquí se logró dar en el clavo con creces. La ira de Khan se centra en la venganza de un villano "de turno" de un episodio de la serie, que regresa del exilio para hacer la puñeta a Kirk, Spock y compañía. Se tuvo también la osadía de terminar la película con un final pesimista, a la espera de una tercera parte. Encontró William Shatner, además, su célebre momento de gloria en la cultura pop...


Buscando la economía a todos los niveles, el nuevo director Nicholas Meyer prescindió del importante caché de Jerry Goldsmith para contratar a un joven y más barato compositor llamado James Horner, responsable de algunas músicas para películas de ciencia-ficción de serie B de la factoría Roger Corman como Humanoides del abismo o Batalla más allá de las galaxias (Los siete magníficos del espacio). Como todos sabemos, Horner se acabaría convirtiendo en uno de los músicos más prolíficos y representativos de las siguientes dos décadas, y es de justicia decir que Wrath of Khan es el trabajo en el que puso por primera vez sobre la mesa las claves de su estilo plenamente configuradas, antes de empezar a reutilizarlas con más o menos picardía en múltiples ocasiones.

El tema principal de The Wrath of Khan.

Para empezar la disección de Star Trek II hay que recurrir a una curiosidad. ¿Recordamos que Jerry Goldsmith compuso un tema principal para la primera entrega que fue rechazado por ser demasiado "náutico"? Pues James Horner aborda tanto el estupendo tema de los títulos iniciales como gran parte de la partitura de la secuela como si de un filme de piratas se tratase, con resultados prácticamente perfectos. Si alguien no pilla del todo lo de las películas de barcos, que escuche el corte titulado Enterprise Clears Moorings y lo entenderá en seguida. Este enfoque determina que tanto la banda sonora como la propia película adquieran exactamente el tono aventurero y más o menos ligero que se buscaba, de nuevo dotando al conjunto de hermosos ribetes fantásticos y románticos. Horner no rompe las bases de Goldsmith, pero sabe reconducir los conceptos hacia su terreno un poco más folletinesco y pulp.

Durante la siguiente escena escuchamos Enterprise Clears Moorings.

Lo más sobresaliente de esta banda sonora, no obstante, es la música incidental. Temas como Battle in the Mutara Nebula o Genesis Countdown contienen una música épica espectacular, delicada y elaborada hasta el extremo, dotada de un aura optimista y luminosa difícil de describir. Vuelve a emplear Horner los efectos electrónicos de la BSO anterior, en este caso de manera incluso más efectiva, mejor integrada en la partitura, como haría en años venideros en otras películas. Lucen especialmente bien en Spock, un estupendo tema para el primer oficial de orejas puntiagudas que, en principio, parecía destinado a abandonar formalmente la franquicia por decisión de su propio intérprete, Leonard Nimoy. No voy a recordar su dramático final, porque es de sobra conocido, y una escena emocionante de verdad.

Spock

Hay tiempo de escuchar un típico tema musical para momentos asquerosos/desagradables a base de violines chirriantes, como es Khan's Pets; el conocido "parabará" marca de la casa Horner en Surprise Attack; y por supuesto un tema final a modo de suite resumen. Este excelente trabajo fue bastante maltratado en su edición discográfica original, aunque en 2009 se publicó una edición expandida muy cuidada que, por supuesto, es la más recomendable.

 Portada de la edición expandida.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Jerry Goldsmith - STAR TREK: THE MOTION PICTURE


1. Main Title / Klingon Battle (6:50)
2. Leaving Drydock (3:29)
3. The Cloud (4:59)
4. The Enterprise (5:58)
5. Ilia's Theme (3:00)
6. Vejur Flyover (4:55)
7. The Meld (3:15)
8. Spock Walk (4:17)
9. End Title (3:15)

Ahora que millones de almas perdidas de todo el mundo esperan ansiosas el estreno de la nueva entrega de Star Wars, llego yo y me pongo a comentar la música de su rival más directo, Star Trek, la otra "space opera" que causa furor entre los -con cariño- frikis de toda la vida. Contando la franquicia de Gene Roddenberry con un sinfín de ramificaciones, entre películas y series de televisión, lo cierto es que podríamos pasarnos meses hablando de la música de Star Trek, aunque yo he preferido centrarme en su más potente encarnación musical hasta el momento, y quizá comentar algo más en una próxima entrada.

Contraportada de la edición original.

Como bien saben los aficionados a la ciencia-ficción, Star Trek (1966-1969) fue una serie de televisión norteamericana refrescante, con un buen nivel de calidad y, sobre todo, capaz de mantener varias apuestas arriesgadas a nivel sociocultural (integración racial, pacifismo, feminismo, elogio de la ciencia y la razón) que la convirtieron en un programa de culto, pese a que al final las audiencias no respondieron del todo y tuvo una duración en antena relativamente corta. Tampoco duró demasiado la interesante serie de dibujos animados estrenada en los setenta. 

La intro con la sintonía original, a cargo de Alexander Courage.

El fandom mantuvo vivo su recuerdo hasta que la explosión comercial del cine de ciencia-ficción que supuso La guerra de las galaxias dio impulso a la idea más o menos asentada de retomar la saga con una película de cine. Procurando evitar odiosas comparaciones con el universo de George Lucas, así como coincidencias de fechas de estrenos, Star Trek: la película llegó a los cines en 1979 con la nada sutil afirmación, en el cartel, de que "no hay comparación". No hizo mella en los críticos, ni la taquilla respondió demasiado bien pese al pelotazo inicial, aunque con los años se siguen venerando tanto sus excelentes efectos visuales como su banda sonora, a cargo de Jerry Goldsmith. ¿El problema? Muy poco que contar en un metraje demasiado largo, un exceso de misticismo mal enfocado y un mal aprovechamiento del carácter aventurero y colorista de los guiones de la serie de TV. 

Trailer de la película.

Goldsmith se convertiría en el principal músico de la saga con el paso de los años y la llegada de múltiples secuelas, unas más afortunadas que otras, todo gracias a las sólidas bases que sentó en esta partitura en concreto. Estamos no solamente ante una de las principales obras de su autor, sino ante una composición muy influyente de cara a lo que sería el cine fantástico en la década posterior. Jerry Godsmith colaboró estrechamente con Alexander Courage y Fred Steiner, músicos destacados de la serie de televisión que aportaron piezas completas a esta banda sonora. Curiosamente, el propio Goldsmith había sido invitado a participar en la serie más de una década antes, aunque se quedó fuera por problemas de agenda, y el visto bueno del director de la película, el todoterreno Robert Wise, lo recuperó para la franquicia. Entre un momento y otro tuvo lugar el despunte popular del estilo compositivo de John Williams, y es inevitable que Star Trek se viese influenciada, en su apartado musical, por el carácter romántico y plenamente sinfónico de Star Wars.

Main Theme

Parece que el director y el músico tuvieron algún rifirrafe cuando Goldsmith entregó las primeras composiciones, sobre todo la fanfarria principal, que no gustó a Wise por ser demasiado "náutica", como de película de barcos. Fue seguramente en este momento cuando Goldsmith compuso su famosa fanfarria para Star Trek, quizá no tan brillante como el tema de los títulos de Star Wars pero sin duda efectiva por su tono marcial, como enfatizando el carácter disciplinado e institucional del Enterprise y su tripulación. Esta composición, no obstante, alcanza su momento más épico en la escena en que el capitán Kirk y los suyos redescubren su famosa nave en los muelles de la estación espacial, preparada para partir. 

Escena de la película en la que suena The Enterprise

Jerry Goldsmith siempre se caracterizó por la calidad de sus piezas incidentales, ejecutadas con su estilo potente y austero, casi podríamos decir que "muy masculino", y aquí no iba a ser menos. Sus piezas para encarnar musicalmente a los Klingon, con acentuadas percusiones, han hecho escuela tanto en Star Trek como en multitud de otras películas con seres de aspecto bárbaro o tribal. 

En esta escena podemos escuchar Klingon Battle, que contiene tanto el leitmotiv de los Klingon como el de V'ger.

También destaca mucho su utilización de estremecedoras notas de sintetizador en su plasmación sonora de V'ger, la misteriosa y gigantesca inteligencia artificial que amenaza la Tierra y que es -siento decirlo- tediosamente explorada por el Enterprise durante media película. El artefacto utilizado, una especie de complemento electrónico para guitarras eléctricas llamado Blaster Beam, aparecía por primera vez en esta película.

Incluso cuando Goldsmith se detiene a ambientar escenas menores, sin entrar en estos motivos musicales reconocibles, consigue dotar a su música de una untuosidad romántica que dota a la película de reminiscencias más fantásticas, de cuento de hadas, que de ciencia-ficción futurista al uso. Hay también un sabor clásico importante en su partitura para Alien del mismo año, aunque el enfoque conceptual es bien distinto. Casi se podría decir que su banda sonora para Legend (1984) es una continuación musical directa de Star Trek

Ilia's Theme

Suele ocurrir que, contando una banda sonora con un tema central muy potente, el resto de la partitura se mueva entre variaciones del mismo y música incidental que acentúe la fuerza de las distintas situaciones de la trama. Ya hemos mencionado lo bien que resuelve Jerry Goldsmith esta última cuestión, y todavía se permite el lujo de incluir una segunda pieza concertante en su partitura, la exquisita Ilia's Theme, que además funcionó como obertura previa al inicio de la película. En aquella época hubo alguna otra película con obertura, aunque la idea cayó en desuso.

 Portada de la edición 20 aniversario.

El álbum con la banda sonora ha sido publicado hasta el momento en tres ediciones. La primera, a cargo de Columbia, reordena a placer una selección recortadita del material original, mientras que la segunda -Sony, 1999- expande y ordena narrativamente sus contenidos con más música original y un segundo disco con entrevistas y material para los fans, con motivo del 20 aniversario del estreno. La mejor y más completa edición, la de La-La Land de 2012, contiene tres CDs con todo el material imaginable, creo que incluso piezas rechazadas, y es la más recomendable para quien desee adquirirla hoy en día.
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