martes, 10 de febrero de 2015

Terry Riley - IN C


Terry Riley, un tipo curioso que suele llevar una barba blanca enorme y un llamativo gorro que le da aspecto de mago, se dedicó en los años '60 a dar conciertos improvisados con un órgano y un saxofón. Poseía -y posee- una formación académica y amplias influencias de la música oriental (de la India, sobre todo) y del mundo del jazz. Muchas de las actuaciones que le dieron fama en su día duraban desde el anochecer hasta el amanecer, y a ellos se asistía con toda la familia, con mantas y almohadones. Riley solía poner grabaciones en cassette que él mismo grababa del concierto en los momentos en que necesitaba un descanso, o hacer una visita al baño. Pero no nos dejemos llevar por el pensamiento de que este señor era un simple hippie anarquista, porque este In C (1964), que es la obra que nos ocupa, es un trabajo de excelsa imaginación compositiva y todo un hito popular de la música clásica.

 Dos ediciones en disco de In C.

In C ("En Do") es una obra básicamente improvisada. Si hacemos caso a la Wikipedia, la obra consiste en 53 frases musicales numeradas, siendo repetida cada una de ellas un número aleatorio de veces. Cada músico tiene un total poder de decisión sobre la parte que le toca interpretar, incluso optando por entrar en un momento u otro según le parezca bien, con la única condición de que siempre haya al menos tres frases musicales sonando a la vez, con lo que se mantenga el efecto polifónico. Estas frases, además, deben ser interpretadas en orden, aun cuando se suprima una de ellas. Por poner un ejemplo, es posible pasar de una frase musical, llamémosle 1, a otra frase llamada 3, aunque en este caso no se podrá interpretar después la que llamaríamos 2. Esta forma de estructurar la obra se conoce como serialismo y música aleatoria. Uno de los músicos, habitualmente una chica guapa, será quien vaya imponiendo el ritmo marcando notas en Do. Dadas las circunstancias, la obra no puede tener una duración fija, aunque Riley dice que debe moverse entre los 45 y los 90 minutos. La composición de la orquesta también es flexible: la primera grabación de la obra contó con 11 músicos, mientras que una versión de 2006 grabada en el Walt Disney Concert Hall reunió a 124.

Otras dos ediciones discográficas.

Lo fácil aquí es pensar que In C es otra de las muchas obras musicales herméticas que los engreídos compositores clásicos del siglo XX crearon a espaldas del público, para disfrute exclusivo de sus amigos y críticos especializados, igualmente pedantes. Pero no es así, porque In C contiene una música agradable de escuchar, elegante y relativamente accesible pese a que la repetición constante de las melodías puede resultar enervante para los absolutamente profanos. Estamos hablando, en resumen, de uno de los trabajos fundacionales esenciales del minimalismo clásico contemporáneo. 

Me encanta esta portada, de estilo psicodélico-ácido.

Redacté esta entrada hace años, aunque introduje errores en la tipografía y el color del texto que no he sido capaz de modificar, de modo que he optado por reescribirla, corrigiendo y completando lo mínimo posible para mantener el contenido de la original. No he vuelto a escuchar In C, pero escribí entonces que la grabación cuya portada encabezaba la entrada (la que cuelgo a continuación) estaba a punto de engrosar mis discos favoritos. Por algo sería.

In C

5 comentarios:

Ó. dijo...

Cierto: la leí también hace tiempo, y en su día, la versión que aparecía en la cabecera, la de Ars Nova, era la que primero escuché. Y está muy pero que muy bien. Como siempre, un abrazo.

El conde dijo...

Resbalón por mi parte, Ó. Entonces encabecé la entrada con la versión de Ars Nova que comentas, pero esta vez no ha sido así. Corrijo el texto (aunque mantengo el cambio de foto).

Gracias por participar, abrazos para ti también.

José Ramón dijo...

Interesante artículo. Muy instructivo

Ó. dijo...

Por cierto, que he vuelto a escuchar la susodicha versión de Ars Nova, y releyendo tu reseña me he dado cuenta de otra cosa: la nota C equivale a Do. Sin duda, el idioma anglosajón nos juega malas pasadas a todos cuando pronunciamos mental, y correctamente, las palabras. Espero no estar quedando como un auténtico pesado riguroso y "tiquismiquis", pero sé que te gusta hacer las cosas bien (se nota por tus fantásticas reseñas), de modo que espero que esta nueva apreciación sea de tu agrado. Otro fuerte abrazo, caballero.

El conde dijo...

Eso pasa cuando uno va de listo por la vida. Como C se pronuncia "si", dí por hecho que era la misma nota musical. No tengo ni idea de solfeo, eso además, pero bueno...

Muchísimas gracias, Ó. He corregido el texto y tienes todo mi agradecimiento por la información. Con comentaristas así da gusto.

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