domingo, 13 de julio de 2014

Angelo Badalamenti - TWIN PEAKS


1. Twin Peaks Theme (5:06)
2. Laura Palmer's Theme (4:52)
3. Audrey's Dance (5:17)
4. The Nightingale (4:56)
5. Freshly Squeezed (3:48)
6. The Bookhouse Boys (3:29)
7. Into the Night (4:44)
8. Night Life in Twin Peaks (3:27)
9. Dance of the Dream Man (3:41)
10. Love Theme from Twin Peaks (5:04)
11. Falling (5:23)

Muchos de los actuales amantes de las series, que hoy en día son legión, se encontrarán con un verdadero shock si deciden acercarse por primera vez a aquella extraña serie de los primeros noventa llamada Twin Peaks, salida del retorcido cerebro de David Lynch. Ya en su día, la investigación de la muerte de la mítica Laura Palmer en aquel pueblo de montaña fue todo un fenómeno televisivo, si bien pocos podrán ofrecer una explicación más o menos coherente de su argumento y, sobre todo, de su conclusión. 

El caso es que la banda sonora del invento, a cargo de quien ya era el compositor de cabecera de David Lynch, Angelo Badalamenti, fue un éxito que se benefició enormemente del carácter de "obra de culto" que en seguida se apropió de la serie. Su música adquirió el mismo carácter, por contagio. Y por sus propios méritos también. Se publicó en 1990.

David Lynch, Angelo Badalamenti...

¿Cómo definir la música de Badalamenti? Por un lado es enormemente melódica y muy sencilla a nivel compositivo, casi siempre logrando un efecto nostálgico y -lo que mejor funciona aquí- onírico, además de desprender una rara y casi enfermiza sensualidad. El tema principal suena como si fuese el "esqueleto" de alguna otra canción (quizá alguna que, de algún modo, parece sonarnos de algo) a la que se ha despojado de cualquier matiz más allá de sus compases más básicos, hasta el punto de que suena brumosa, irreal. Lo mismo puede decirse del efectista Laura Palmer's Theme (y del Love Theme, por extensión), que podría debatirse, musicalmente hablando, entre las resonancias del dramón de la joven asesinada y el sutil lado oscuro que la cubre a ella y a sus excéntricos vecinos de Twin Peaks. 

...Julee Cruise...

Invitada de excepción en el álbum es la etérea, susurrante voz de Julee Cruise, que no solamente canta textos escritos por el propio David Lynch, sino que llega a aparecer en la propia serie, como cantante. Es la vocalista de los temas The Nightingale, Into the Night y Falling, la tercera de las cuales, para cerrar el disco, es una versión cantada del tema principal de la serie.

...Laura Palmer, el agente Cooper...

Lo que más valor otorga a la música de Twin Peaks, sin embargo, es su mágica conexión con las imágenes de la serie, lograda en parte por el buen hacer de Badalamenti, en parte por el perfecto entendimiento ente éste y Lynch. El mismo surrealismo, la misma dimensión alucinógena que se desprende de todas aquellas escenas míticas e incomprensibles (una moqueta con líneas angulosas, Laura Palmer hablando al revés, un señor bajito que se pone a bailar), se encuentra recogido en la música original de la serie, lo que la convierte en mucho más que un aderezo. Es más bien su alter-ego sonoro.

...¡Y él!

De la música de Twin Peaks existen varias ediciones discográficas, algunas en plan "toda la música de...", seguramente muy jugosas, pero como siempre, nos gusta quedarnos con el álbum original. Yo recomiendo acercarse a este trabajo, sin importar demasiado qué edición elijamos. Es un imprescindible, sobre todo dentro del campo no tan amplio y no siempre tan meritorio como en este caso, del mundo musical televisivo.

La escena de los títulos.

martes, 8 de julio de 2014

Vuelve Pink Floyd con un nuevo álbum. En serio.

Internet echa humo y la noticia ampliada puede leerse en todas partes (recomiendo acudir, por ejemplo, a la versión digital de El País), pero yo no podía dejar de mencionarlo también. Parece que la esposa de David Gilmour, Polly Samson, ha revelado en las redes sociales que la mitológica banda británica trabaja a día de hoy en un trabajo con material inédito que saldría a la venta en octubre. Su título es The Endless River ("El río sin fin"), y se basa en material que se grabó durante las sesiones que dieron lugar a The Division Bell, en 1994. Eso no quiere decir que se trate de un simple álbum de descartes inéditos, ya que estas grabaciones (principalmente temas instrumentales cercanos al ambient) están siendo reelaboradas, de modo que están sirviendo como los cimientos del nuevo disco, que incluirá -por lo tanto- contenidos totalmente propios.

Pink Floyd en los años setenta.

Ojo, porque teóricamente nos encontraremos con la misma formación oficial de Pink Floyd de su último álbum hasta ahora: Gilmour, Nick Mason y el desaparecido Richard Wright, quien al parecer tuvo una especial relevancia en la creación de las piezas en que se basará The Endless River. Pese a que Roger Waters se mantiene actualmente en relaciones cordiales con Mason y Gilmour, no parece que tenga mucho que aportar a un trabajo "nacido" en una época de enemistad máxima. Pero nunca se sabe... 

Pink Floyd en su reunión para el evento Live 8.

El caso es que, en principio al menos, The Endless River tiene sabor a gran homenaje a Rick Wright (recordemos que la banda dedicó gran parte de sus mejores trabajos a otro compañero perdido, Syd Barrett, que entonces ni siquiera había muerto), y no parece que se plantee como punto de partida para una nueva etapa en la carrera de la banda, sino como un lanzamiento aislado un tanto póstumo. En resumen, The Endless River dependerá de su calidad para ser, o no ser, el sueño dorado que los fans de Pink Floyd llevan esperando veinte años.

lunes, 7 de julio de 2014

Suzanne Ciani - DREAM SUITE


1. Meeting Mozart (4:43)
2. Andalusian Dream (4:26)
3. Lime Marmalade Reverie (3:59)
4. Full Moon Sonata (5:01)
5. Time Stops (4:23)
6. Dream of the Pink Zebra (3:32)
7. Riding Heaven's Wave: Eulogy to a Surfer (4:07)
8. Megan's Dream (3:34)
9. Sogno Agitato (3:11)
10. 'Til Time and Times Are Done (4:01)

Una de las principales vías por las que comencé a escuchar "nuevas músicas", después de haber trabado algún conocimiento de la música clásica y las bandas sonoras de cine, fue gracias a un recopilatorio publicado hacia 1995 por la compañía Virgin y de título Universos. Era un álbum bastante obvio en su selección (Adiemus, Penguin Cafe Orchestra, Madredeus, Morricone, Metheny, Nyman, Sacred Spirit...), pero entre tanto tema hiperconocido se colaron algunas pequeñas maravillas que, con el tiempo, terminaron por quedárseme grabadas en la cabeza. Una de ellas fue Meeting Mozart, el tema con la que comienza este Dream Suite (1994).

Meeting Mozart, en un bonito montaje paisajista.

Suzanne Ciani, a quien hemos tenido por aquí un par de veces con álbumes emblemáticos de la new age de siempre como The Velocity of Love y Seven Waves, realizó en Dream Suite ("Suite de los sueños") un agradable, impagable experimento que serviría, de algún modo, para reivindicarse a sí misma como compositora de ámbito general, no solamente como maestra de los sintetizadores. Lo cierto es que Ciani se había especializado en trabajos new age bastante relajantes, poco movidos y quizá algo conservadores. Muy en la línea yanki del género. Salvo por la trilogía de álbumes Pianissimo (el estupendo blog Solsticio de Invierno ha publicado hace poco un análisis del primero de ellos), Suzanne Ciani no había terminado de demostrar discográficamente una versatilidad que sí era cosa probada en su faceta de compositora para distintos medios, como anuncios y "jingles" televisivos, y quizá por eso le apetecía hacer algo al respecto.

Contraportada del CD.

En Dream Suite, Suzanne Ciani se alió con la Young Russia Orchestra, reservándose para ella misma el piano solista, que sirve como hilo conductor de los temas del disco. El resultado es una colección de temas sencillamente exquisitos tanto en su riqueza compositiva como en sus orquestaciones, una maravilla cuyo tema inicial, el mencionado Meeting Mozart, hace méritos para ser considerado uno de los grandes himnos de la música instrumental contemporánea. Pero ojo, porque ningún otro tema del álbum se queda por debajo en su carácter soñador, inspirador y preciosista, y al final Dream Suite puede ser calificado más como un fascinante álbum de música neo-clásica que como un trabajo new age al uso. 

Dream Suite es uno de esos discos que no cansan tras varias escuchas, y que pueden también escucharse tramo a tramo, ya que cada uno de sus temas es una pieza autoconclusiva con una duración perfecta para desarrollarse sin hacerse pesada. Sin que esto quiera decir que el álbum sea aburrido (nada más lejos de la realidad), se me ocurre que puede ser el preludio perfecto a una larga siesta de verano.

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