miércoles, 27 de abril de 2011

Roger Waters - ÇA IRA


CD 1 (Primer acto)

1. The Gathering Storm
2. Overture (4:06)
3. Scene 1: A Garden in Vienna 1765 (0:53)
4. Madame Antoine, Madame Antoine (2:53)
5. Scene 2: Kings Sticks and Birds (2:41)
6. Honest Bird, Simple Bird (2:10)
7. I Want to Be King (2:37)
8. Let Us Break All the Shields (1:45)
9. Scene 3: The Grievances of the People (4:40)
10. Scene 4: France in Disarray (2:34)
11. To Laugh is to Know How to Live (1:44)S
12. Slavers, Landlords, Bigots at Your Door (3:36)
13. Scene 5: The Fall of the Bastille (1:34)
14. To Freeze in the Dead of Night (2:19)
15. So to the Streets in the Pouring Rain (4:17)

(Segundo acto)

16. Scene 1: Dances and Marches (2:11)
17. Now Hear Ye! (2:18)
18. Flushed with Wine (4:31)
19. Scene 2: The Letter (1:39)
20. My Dear Cousin Bourbon of Spain (2:48)
21. The Ship of State is All at Sea (1:46)
22. Scene 3: Silver Sugar and Indigo (0:55)
23. To the Windward Isles (4:50)
24. Scene 4: The Papal Edict (1:17)
25. In Paris There's a Rumble Under the Ground (6:19)

CD 2 (Tercer acto)

1. Scene 1: The Fugitive King (2:21)
2. But the Marquis of Boulli Has a Trump Card Up His Sleeve (4:27)
3. To Take Your Hat Off (2:40)
4. The Echoes Never Fade from that Fusillade (3:15)
5. Scene 2: The Commune de Paris (2:43)
6. Vive la Commune de Paris (3:16)
7. The National Assembly is Confused (2:41)
8. Scene 3: The Execution of Louis Capet (1:39)
9. Adieu Louis for You It's Over (3:45)
10. Scene 4: Marie Antoinette - The Last Night on Earth (1:39)
11. Adieu my Good and Tender Sister (5:09)
12. Scene 5: Liberty (2:51)
13. And in the Bushes Where They Survive (6:52)

"Antes del subir y bajar de la guillotina, antes de que se impusiera el terror, estaba El Pueblo. Ellos lucharon por un mundo mejor basado en los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad, en lugar de uno gobernado por una nobleza rancia y caduca. Es esta historia de esperanza y promesa la que inspira ÇA IRA (...)"

Texto de la contraportada del CD

El megalómano de Roger Waters no ha sido ni será el primer músico de la esfera pop-rock que se pasa puntualmente a la música clásica, aunque hay que admitir que no todos se arriesgan con algo tan complejo como una ópera. Waters, miembro fundador de Pink Floyd, cobró fama de ególatra tras su dictatorial mandato como líder de la banda en los setenta, pese a ser el principal autor de The Wall (1979), el tercer álbum más vendido de todos los tiempos y arquetipo de obra conceptual mastodóntica. En The Wall, Waters convierte al resto del grupo (salvo por varias brillanteces de David Gilmour) en un instrumento a su servicio, situación que debió volverse insostenible en The Final Cut (1983). El teclista de Pink Floyd, el siempre recordado Rick Wright, llegó a afirmar que Roger Waters -que le había expulsado literalmente de la banda- era la persona más fascista que conocía. Y sin embargo, Waters ha dado muestras a menudo de tener una ideología política más que progresista.

Contraportada.

Ça Ira puede considerarse como el trabajo más ambicioso de Roger Waters tras el inicio de su andadura como solista. Junto a Waters, aparecen como coautores del libreto sus amigos Étienne y Nadine Roda-Gil, aunque se supone que el primero es su principal responsable. El hecho de que esta ópera en tres actos fuese compuesta a finales de los ochenta y no saliese publicada en álbum hasta 2005 da una idea del aura mítica que llegó a crear entre los seguidores del músico. Ça Ira significa algo así como "seguirá adelante", y en inglés lleva el subtítulo de There Is Hope, "hay esperanza". Se trata de una obra muy extensa que describe a grandes rasgos el desarrollo temprano de la Revolución Francesa, tomando según la escena distintos puntos de vista, tanto del pueblo llano de París como de la familia real, con cuyo paso por la guillotina termina el tercer acto. Waters no ahorra en grandilocuencia a la hora de ambientar su obra, y al final ésta posee una espectacularidad innegable.


Diseños del estuche del CD, basados siempre en pájaros.

Según nos informa la Wikipedia, Ça Ira se escuchó por primera vez en un acto oficial en Malta, en 2004 aunque no fue representada en su totalidad hasta 2005, en Roma. Más tarde, en 2006, el montaje de esta ópera en Polonia fue retransmitido por televisión, con un carísimo montaje que incluía vestuarios y objetos de época diseñados para la ocasión, e incluso caballos, carros, etc. Todo grande, todo caro y con éxitos de público, aunque a algunos críticos les pareció que Waters no terminó de madurar su idea y se quedó en exponer convencionalismos propios de un frío libro de historia. Por cierto, la ópera tiene dos versiones: una en francés (creo que la original) y otra en inglés.

Cartel del montaje polaco de Ça Ira.

Yo la he escuchado en CD bastantes veces, y debo decir que es un trabajo que me gusta. Algunos fragmentos me resultan especialmente buenos, como la obertura y la escena tercera, aunque en conjunto se trata de una creación musical accesible y fácil de disfrutar por cualquier oyente habitual del repertorio clásico. Y eso es lo preocupante, que cuando se escucha cualquier otra ópera se necesita algo de preparación, algo de "hábito" respecto al género lírico, pero esta Ça Ira entra con demasiada facilidad por sus raíces claramente populares. Roger Waters no logra -quiza nunca pretendió- componer una verdadera ópera como las de Puccini o Wagner, sino una obra más o menos operística que dijese en todo momento "esto es obra de un rockero", con toda la dignidad que ello conlleva y que yo no discuto. Prácticamente cada fragmento de Ça Ira es entendido como una canción pop pese al indudable talento académico de los cantantes líricos (el barítono Bryn Terfel, la soprano Ying Huang y el tenor Paul Groves) siempre con melodías demasiado estructuradas (¿previsibles?) que le restan algo del dramatismo propio de la gran ópera decimonónica.

Otro pájaro.

La ópera de Waters, por cierto, tampoco termina de encajar en los cánones que este género ha ido desarrollando durante el rupturista siglo XX, sino que suena antigua, como un revival de los clásicos. Si nos ponemos exigentes, incluso podemos llegar a afimar que Ça Ira solamente se diferencia de un buen musical de Broadway por las cualidades de sus voces y la potencia de los arreglos para orquesta sinfónica y coros, y algunos momentos en concreto también tienen resonancia de banda sonora hollywoodiense. Ahora que lo pienso, a Waters le habría quedado de lujo si hubiese compuesto una ópera sobre la guerra de independencia norteamericana...

Y también algunos soldados.

Entonces, ¿qué hacemos con Ça Ira? Quizá lo mejor sea no entrar a valorar su peso como ópera en el sentido estrictamente académico, sino simplemente disfrutarla como un magnífico álbum conceptual para orquesta sinfónica; o hasta una enorme ópera rock en la que hemos sustituido a los cantantes habituales. En Spotify en su versión en francés, y a continuación, la obertura y un fragmento.


viernes, 22 de abril de 2011

Robert Miles - DREAMLAND


1. Children (Dream Version) (7:05)
2. Fable (Message Version) (6:23)
3. Fantasya (5:44)
4. Landscape (6:02)
5. In my Dreams (6:15)
6. One and One (4:00)
7. Princess of Light (6:21)
8. Fable (Dream Version) (7:13)
9. In the Dawn (8:00)
10. Children (Original Version) (6:20)
11. Red Zone (6:57)

Como lo que da cuerpo a este blog es la niebla que divide las fronteras entre los géneros musicales, nos toca hablar de Dreamland (1996), disco fundamental en lo que fue la evolución de la música electrónica en los noventa y cuyas ambiciones "ecuménicas" son, como poco, reseñables.

Dreamland es el primer álbum del músico italiano Roberto Concina. Concina, nacido en Suiza, desarrolló su técnica al piano desde la infancia, y cuando fue entrando en la edad adulta se inclinó por la escena electrónica, la de los clubes y los DJs de la música de baile que se hacían fuertes en Europa a finales de los ochenta. Bajo el seudónimo de Robert Miles, más internacional, Concina dio el salto a la fama en el '94 con el tema Children. Se trata de una pieza con ritmo y producción electrónica y de baile que, sin embargo, posee un alma dulce encarnada en una sencilla melodía de piano. Personalmente, puedo recordar que en aquellos años andábamos fritos en España con todo el revuelo de la "ruta del bakalao" y la tramolla pachanguera que acompañaba aquel florecimiento de lo machacón y cutre en las discotecas de moda, donde nombres como el de Chimo Bayo eran ídolos de la juventud mientras en las listas de ventas triunfaban colecciones techno-dance de bajísima calidad como la titulada Máquina total. Además, todo aquello parecía no tener fin e ir cada vez en una dirección peor, hacia el ridículo más absoluto. Children, cuyo planteamiento rítmico esencial era parecido, no fue la solución; pero admito que fue refrescante.

Portada alternativa de alguna de las muchas ediciones del CD.

Robert Miles era asociado en los medios por un género que seguramente acababa de surgir de sus propias manos, el "dream". El dream viene a ser una mezcla de música trance con techno y algo de ambient, todo fusionado de forma más bien gruesa (que no grosera) para recrear una atmósfera delicada, propia de lo que un Tony Manero de entonces habría llamado "new age" a su medida. Es evidente que a los jovenzuelos que entonces consumían pastillas mientras cantaban lo de "vente de vareta con la tía Enriqueta" no iban a pasar jamás de los jamases por el aro de la verdadera música new age de los sellos especializados, con lo que Miles dio en el clavo a la hora de proveer a toda aquella masa pueril de una alternativa algo más dulce y relajada a lo que escuchaban normalmente. También es de suponer que Children hizo su agosto en estas salas llamadas entonces chill-out con las que contaban algunas discotecas importantes, y en las que la gente aprovechaba para descansar un poco, entablar conversaciones con los ligues recientes o tomar una copa sentaditos en enormes cojines y pufs.

Vídeo oficial de Children.

Vídeo oficial de Fable.

Vídeo oficial de One and One.

Children vendió 30.000 copias en dos semanas y sería posteriormente reconocido como el single de más éxito en todo el mundo de 1996, además de proveer a su autor con montones de discos de oro y platino, y premios varios. La compañía BMG no tardó en meter prisas a Robert Miles para que publicase un álbum completo. Se trató de Dreamland, título que hacía honor al género recién implantado, y que puede entenderse como un único tema electrónico con escasas variaciones que, a su vez, contaban con títulos propios. Miles no arriesgó mucho con el álbum, aunque consiguió un trabajo efectivo y otro single de éxito titulado Fable, que era prácticamente igual que Children pero con otra melodía.

Portada de uno de los singles que recogieron el tema Children.

Además, buscando el éxito en Estados Unidos, se añadió un tema vocal a la lista de temas oficial de la versión europea del CD. Se tituló One and One (también escrito One & One), y salvo por el hecho de que su estilo -tanto en lo vocal como en lo instrumental- fue copiado diez mil veces en los peores antros poligoneros del mundo, podría ser la mejor composición de Dreamland. Es hermosa y equilibrada, llena de luminosidad y colorido que deben tanto a la calidad de ciertos pasajes instrumentales como a la voz dulce de Maria Nayler. Y repito, One and One ha sido tan imitada y con resultados tan espeluznantes que jamás sonará otra vez como sonó entonces. One and One se incluyó también en Dreamland - The Winter Edition, editado en Alemania para sacar mayores réditos al pelotazo de Miles, y engrosando de paso la enorme cantidad de ediciones con portadas y tracklists distintas que ya llevaba encima aquel trabajo.

La edición "invernal" de Dreamland, con el libreto desplegado.

No tengo noticia de que Robert Miles haya vuelto a tener una relevancia internacional tan grande como la de entonces en todo el mundo, aunque ha publicado más álbumes y su nombre sigue vivo en el mundillo de los remixes. ¿Y qué pasó con el subgénero dream? Pues supongo que el propio Concina lo creó y lo destruyó. Rompió el molde, ya que casi todo lo que se ha hecho después ha sonado exactamente igual, y normalmente bastante peor. No es de extrañar que dentro de esa tierra estéril que es la música de baile pura y dura la ocurrencia etérea de Miles no arraigara ni desprendiese semillas al viento. El inmovilismo de unos patrones rítmicos que permanecen inalterados desde hace décadas, el empleo nada imaginativo de sampleados cortados por un mismo patrón y, sobre todo, su concepción desde el principio como una "música para fines específicos" hacen aun hoy en día que, pese a que existen artistas y grupos que luchan loablemente por ofrecer alternativas, la música de baile siga siendo un erial para quienes preferimos disfrutar de la música como arte. No diré si Dreamland es un disco que recomiendo mucho o poco; solamente diré que, puestos en los noventa a mezclar la electrónica con algo más "espiritual", mejor lo hizo Robert Miles que alguna de las múltiples imitaciones de Enigma. En Spotify.

domingo, 17 de abril de 2011

Lanzamientos, reediciones, etc.

Después de la sobredosis de Star Wars (lo siento, pero puestos a comentar una, había que comentarlas todas) corremos un tupido velo para comentar algunos lanzamientos de estos días.


Por una parte tenemos el álbum de remixes de Tron Legacy, a la venta desde el 5 de abril, que cuenta con una buena cantidad de los temas originales de Daft Punk reelaborados por gente de la fama de Paul Oakenfold y Moby. No soy nada partidario de realizar remezclas en la línea de lo que hacen los DJs como en este caso, que suelen tomar un sample representativo de la melodía principal y repetirlo con un ritmo machacón durante cinco o seis minutos, sin que esa melodía llegue a evolucionar. Yo a eso no le llamaría remix, pero bueno, si consideramos que la de Tron Legacy es una de las bandas sonoras más interesantes que se han escuchado últimamente, este Tron Legacy Reconfigur3d no deja de tener su aquel.


Por otra parte, decir que Arthur Jeffes y su Penguin Cafe están dando nuevos aires a la vieja discoteca de la banda original, y desde comienzos de este mes se pueden adquirir las ediciones remasterizadas de Union Cafe, Concert Program y Piano Music. Union Cafe fue el último lanzamiento de estudio de la banda de Simon, uno de los más largos y complejos de los pingüinos, con clasicazos como Scherzo and Trio y la exquisita, maravillosa, incomparable Lifeboat (Lover's Rock). Concert Program es un álbum doble en directo, tan bueno como se podía esperar de él, y Piano Music es una colección de temas para piano grabados por Simon Jeffes en distintos momentos de su carrera -algunos grabados por la Penguin Cafe Orchestra y otros no- y editado originalmente tras la muerte del músico. ¿Se supone que van a ser remasterizados todos los demás discos de la banda? De momento, estos tres cuentan con nuevo formato digipack y portadas ligeramente distintas, en la línea del reciente A Matter of Life...

viernes, 15 de abril de 2011

John Williams - STAR WARS EPISODE III: REVENGE OF THE SITH


1. Star Wars and The Revenge of the Sith (7:31)
2. Anakin's Dream (4:46)
3. Battle of the Heroes (3:42)
4. Anakin's Betrayal (4:04)
5. General Grievous (4:07)
6. Palpatine's Teachings (5:25)
7. Grievous and the Droids (3:28)
8. Padme's Ruminations (3:17)
9. Anakin vs. Obi-Wan (3:57)
10. Anakin's Dark Deeds (4:05)
11. Enter Lord Vader (4:14)
12. The Immolation Scene (2:42)
13. Grievous Speaks to Lord Sidious (2:49)
14. The Birth of the Twins and Padme's Destiny (3:37)
15. A New Hope and End Credits (13:06)

Y llegó el final de la saga más famosa de la historia del cine. Fue en 2005 con el esperadísimo Episodio III, que buscando el paralelismo con El retorno del Jedi se tituló La venganza de los Sith. No hay que olvidar que aquel Episodio VI de 1983 iba a titularse originalmente La venganza del Jedi, con lo que se mantenía la coherencia. No intentaré ordenar las seis bandas sonoras de John Williams según su calidad -para eso ya están los nerds profesionales- pero culminar una saga así de intensa con una música así de inmensa pondría las cosas muy difíciles hasta al más leído de los frikis.

Una vista de Coruscant, en el interior del estuche del CD.

¿Qué podemos decir de La venganza de los Sith (la película) que nos pueda servir para describir Revenge of the Sith (el álbum)? Pues antes que nada el hecho incuestionable de que aquí Lucas sí que lo logró: convenció finalmente a crítica y público con una película vibrante, poderosa en cada uno de sus más breves segmentos y avocada desde el principio a la tragedia shakespeariana que se nos venía prometiendo desde el día en que un férreo Darth Vader decía a Luke que era su padre. Salvo si se es un escéptico empedernido, es imposible ver este tercer episodio de Star Wars sin un nudo en la boca del estómago. ¿Cómo va a suceder? ¿En qué punto dará Anakin el paso que le transforme de héroe guaperas a horrendo villano sin rostro? ¿Qué pasará con la pobre y sufridora Padme Amidala? Lo bueno de La venganza de los Sith es que no se dedica toda la película exclusivamente a responder a estas preguntas, sino que hay mucho espectáculo y muchos vaivenes emocionales hasta su esperado final. John Williams realiza aquí, y eso es un hecho independiente de mis impresiones personales, uno de sus mayores esfuerzos expresivos a la hora de ilustrar lo que sucede con los personajes. Y también añade al vasto panorama de la música para Star Wars algunas de sus composiciones más poderosas.

Portada del single Battle of the Heroes.

Podríamos comenzar hablando de Star Wars and The Revenge of the Sith, tema que abre este opus como ningún otro, ya que la transición entre la fanfarria de siempre y la música incidental que la sigue es brusca, sorpresiva, metiéndonos de lleno en la colosal batalla espacial que se desarrolla sobre Coruscant. Dura más de siete minutos en los que escuchamos la "suite" más marcial de la hexalogía de Lucas, abrumadora en su despliegue militar que engulle en su progresivo y épico desarrollo algunos leitmotivs conocidos como el tema de la Fuerza y nos presenta alguno nuevo, como el tema del General Grievous, el androide Sith. Sorprende que tras un movimiento tan grandioso Williams apueste por la intimista y delicadísima Anakin's Dream, que es pura amargura en su desarrollo inicial de Across the Stars (Attack of the Clones) acompañada de un violín solista. Después se mueve hacia el efectismo narrativo de meternos musicalmente en un sueño premonitorio con tintes muy muy oscurantistas.


Star Wars and The Revenge of the Sith

Curiosamente, y por primera vez en las precuelas, el tema principal de esta B.S.O. aparece en el tercer lugar de la lista de temas, y no en el segundo. Se trata de la tremenda Battle of the Heroes, una especie de revisión del Duel of the Fates de The Phantom Menace pero todavía más dramática y épica si cabe. De nuevo tenemos una base muy dinámica y coros enormes, aunque el tema está mucho mejor estructurado en sí mismo e integrado en el resto de la obra. No suena tan "adosado" como Duel of the Fates, y además tiene un efecto impagable cuando lo escuchamos en la película, en el momento álgido del duelo final entre Anakin Skywalker y Obi-Wan Kenobi sobre un río de lava que amenaza con tragarse al primero de un momento a otro, a sabiendas de que lo estamos esperando como algo inevitable. Puro suspense, desde el momento en que escuchamos ya una primera variante sin coros de Battle of the Heroes en Anakin vs. Obi-Wan, que inicia el combate entre los dos caballeros Jedi con pequeñas trazas bien repartidas de The Imperial March.

Contraportada del CD.

¿Y cómo se ha llegado a esta confrontación ciega entre amigos, casi hermanos? Williams lubrica los mecanismos de la trama con aciertos plenos como Anakin's Betrayal ("La traición de Anakin"), un tristísimo lamento coral ante lo que el joven caballero está a punto de hacer con su destino, muy a su pesar, y que casi recuerda lejanamente a los pasajes más amargos de Nacido el 4 de julio, tambén de John Williams. Aunque para negrura, nada mejor que recrearnos con la cuasi-diabólica Palpatine's Teachings, que más que un tema de Williams parece una composición de dark ambient; o con Padme's Ruminations, todavía más vanguardista (la primera mitad parece una de las introducciones cósmicas que meten Tangerine Dream y Klaus Schulze antes de aporrear los secuenciadores) en su expresión premonitoria de la tragedia. Pero la derrota total, la amargura máxima, alcanza su cénit con The Immolation Scene y The Birth of the Twins and Padme's Destiny. El primero de estos cortes, que acompaña a la matanza de los Jedi por parte de las tropas del Imperio recién nacido, parece sacado directamente de algún sombrío escenario de La lista de Schindler. El segundo incluye el mismo tema que escuchamos en el funeral de Qui-Gon Jinn de The Phantom Menace, con lo que podemos hacernos una idea de su temática.

Anakin's Betrayal

The Immolation Scene

Existen dos contrapuntos distintos a esta predominancia de temas oscuros y densos. El primero es el abundante desarrollo de composiciones con tono bélico, tanto en la mencionada The Revenge of the Sith como en las posteriores e incidentales General Grievous, Grievous and the Droids (que suenan en la confrontación de éste contra Obi-Wan), la amenazante Enter Lord Vader y el himno siniestro Grievous Speaks to Lord Sidious, muy mal colocada en el álbum respecto a su uso en la película. Y eso sin olvidar la apoteósica Anakin's Dark Deeds ("Los ropajes oscuros de Anakin"), con un coro estremecedor al comienzo que parece guiñar a Howard Shore y una serie de alucinantes fanfarrias malignas perfectamente enlazadas para una pieza que parece compuesta para su interpretación posterior en conciertos. Podría ser el mejor tema del álbum.

Anakin's Dark Deeds

El segundo contrapunto al que quería referirme, el más excitante para mi gusto, es el del último corte del álbum, A New Hope and End Credits. Toda la luminosidad de la trilogía clásica vuelve a nuestros oídos tras el vapuleo pesimista de este Episodio III, con una composición amable y dulce que nos retrotrae a la juventud del ingenuo Luke Skywalker en la granja de humedad, a su visión memorable del atardecer binario de Tatooine (aquí son sus tíos quienes ven hundirse los dos soles tras las dunas, con el bebé Luke en brazos).

A New Hope and End Credits

Desemboca todo ello en el clásico medley que John Williams ha interpretado toda la vida en homenaje a la película original, incluyendo el desarrollo al viejo estilo de Princess Leia's Theme, la fanfarria inicial de las películas (creo que siempre ha sido entendida por Williams como el leitmotiv de Luke) y un inevitable reprise de Battle of the Heroes que nos conduce a la maravillosa melodía solemne de la escena de las condecoraciones del Episodio IV, y a una cristalina interpretación del tema de la Fuerza que termina con los más afortunados redobles de tambor de los viejos tiempos.

Una nueva esperanza.

Muy importante es también hablar de la edición oficial del álbum, a la que acompañaba un DVD de vídeo titulado A Musical Journey, "Un viaje musical". Presentado por Ian McDiarmid (que interpreta al Emperador Palpatine), es una colección de 16 vídeos que mezclan secuencias de toda la saga Star Wars con selecciones de la música de John Williams, amalgamando lo que podría ser un completo resumen de la serie de películas a través de sus piezas musicales más representativas, colocadas cronológicamente y con alguna línea de diálogo suelta. Aquí, el primer tramo en Youtube:


A Musical Journey

Como conclusión, solamente decir que Revenge of the Sith cierra perfectamente el círculo temático de la saga, pasando de su momento de mayor dramatismo y tragedia a lo que -cronológicamente al menos- será el siguiente episodio, estrenado 28 años antes. Williams, la Sinfónica de Londres y el coro London Voices están soberbios en su clasicismo wagneriano, y pese a lo fácil que habría sido recrearse en los temas clásicos, el compositor apuesta por añadir todavía más novedades al extenso universo sonoro de Lucas, algunas arriesgadísimas. Me imagino a Yoda diciéndole al músico canoso aquello de "hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes", y a continuación, a John Williams... haciéndolo.


Unión de Anakin vs. Obi-Wan y Battle of the Heroes.

miércoles, 13 de abril de 2011

John Williams - STAR WARS EPISODE II: ATTACK OF THE CLONES


1. Star Wars Main Title and Ambush on Coruscant (3:46)
2. Across the Stars (Love Theme from Star Wars Episode II) (5:33)
3. Zam the Assassin and The Chase Through Coruscant (11:07)
4. Yoda and the Younglings (3:55)
5. Departing Coruscant (1:44)
6. Anakin and Padme (3:56)
7. Jango's Escape (3:48)
8. The Meadow Picnic (4:14)
9. Bounty Hunter's Pursuit (3:23)
10. Return to Tatooine (6:56)
11. The Tusken Camp and The Homestead (5:54)
12. Love Pledge and The Arena (8:29)
13. Confrontation with Count Dooku and Finale (10:44)

Sin haber terminado de recuperarse de las pedradas que le llovieron con La amenaza fantasma, George Lucas se tuvo que atener a los tiempos prefijados y estrenar su Episodio II en la primavera de 2002. Su mayor problema, además de enfrentarse a millones de aficionados que le habían puesto bajo sospecha y ya calificaban de fiasco una trilogía que acababa de comenzar, Lucas también se las vio con el exitazo de El Señor de los Anillos, otra saga épica que había arrancado el año anterior con su mejor entrega, La comunidad del anillo, ganadora del Oscar a la mejor banda sonora, por cierto. Lucas y su gente tenían que defender su territorio y desmarcarse de sus propios errores en El ataque de los clones, y para eso comenzó rebajando las expectativas de la nueva Star Wars con una campaña publicitaria mucho menos agresiva, más acorde con un estreno fuerte de temporada que con aquel "antes y después del cine" que había prometido ser el Episodio I.

Imagen de la contraportada.

John Williams también tomó nota y se decantó por el camino de la modestia, con una banda sonora más ajustada a los requerimientos del guión que Episodio I, que era quizá demasiado triunfalista y destinada en gran parte al lucimiento en salas de conciertos. ¿Y cómo se hace eso? Pues sobre todo reforzando el papel de la música incidental y preocupándose menos por las composiciones cerradas. Attack of the Clones es, por poner un ejemplo de todo esto, la primera banda sonora de Star Wars que contiene un solo tema principal entendido como composición independiente, del mismo modo que en Episode I teníamos Duel of the Fates y Anakin's Theme. Aquí ese tema clave se titula Across the Stars, y es un estupendo y tempestuoso tema de amor dedicado al romance entre Amidala y Anakin, bastante más prometedor que lo que luego resultaría el idilio -un tanto acartonado- entre ambos personajes en la película. Parece recordar en algún punto, más en los vaivenes de la melodía que en otra cosa, al tema de Anakin de la B.S.O. anterior; aunque en su planteamiento general recuerda bastante al Luke and Leia de Return of the Jedi.

Portada del single Across the Stars. Debajo, el vídeo oficial.


Pero el punto fuerte de Attack of the Clones, como decíamos, es su música incidental. De no ser por la brillantez clásica de The Empire Strikes Back y Return of the Jedi, casi podríamos decir que Episode II incluye las composiciones musicales que mejor se adaptan a las imágenes de toda la saga. Ojo, he dicho "que mejor se adaptan a las imágenes", en cuanto a que aquí Williams logra una compenetración entre la temática de cada escena y su música bastante inusitada. George Lucas y el productor Rick McCallum estuvieron presentes durante las sesiones de grabación en Abbey Road con Williams y la Sinfónica de Londres, y atestiguaron la gran fluidez con que las notas del músico parecían emerger de manera casi espontánea.

Portada alternativa.

Esta banda sonora es, mucho más que en el caso de The Phantom Menace, producto de la nueva etapa en la carrera de John Williams, más solemne e intimista, que comenzó en los años de La lista de Schindler y se desarrolló en otros trabajos suyos como Las cenizas de Ángela e Inteligencia Artificial, por poner ejemplos más o menos populares.

Zam the Assassin and The Chase Through Coruscant

El compositor tiene tiempo incluso para experimentos de lo más efectista, como la sorprendente inclusión de una guitarra eléctrica en la tensa y vibrante The Chase Through Coruscant, reflejando el ambiente urbano del planeta-ciudad capital de la galaxia; los coros estremecedores de Yoda and the Younglings (deudores del estilo desarrollado seminalmente en Hook, en 1992); y la voz femenina solista de Confrontation with Count Dooku, exquisitamente cercana al terror de serie B que nos sugiere la presencia de Christopher Lee.

Otra portada alternativa.

Aunque hay algunos regresos de temas conocidos, como el tema de la Fuerza y Duel of the Fates en Return to Tatooine (que es más un injerto que otra cosa) y The Imperial March justo antes de los créditos finales, da la impresión de que John Williams ha dejado a un lado todos los pequeños temas que articulaban la partitura de La amenaza fantasma, tanto fanfarrias como sutiles leitmotivs. Aquí hay alguno nuevo, como la tonadilla percusiva de Jango Fett y una melodía muy tímidamente compuesta para Padme, pero poco más a simple vista. Desde luego, el estilo de este músico nunca ha ido en la línea de planear las sagas desde cero como un todo (al estilo de Howard Shore con los Anillos); más bien suele ir componiendo sobre la marcha, cayendo incluso en pequeñas paradojas si hace falta, como el hecho de que The Imperial March suene en los Episodios II y III y no lo haga en el IV (cuando todavía no lo había compuesto, como todos sabemos).

Y otra portada más. Cosas del merchandising.

En resumen, y para no extenderme más, se puede afirmar que Attack of the Clones es lo suficientemente original y al mismo tiempo está lo suficientemente ligada al resto de la saga como para ser una digna sucesora de la trilogía dorada, aunque se trata de una obra adrede modesta y notablemente oscura, contemplativa a ratos, seguramente propia de una película mucho más en la línea ominosa de El Imperio contraataca que del filme de aventuras que finalmente fue El ataque de los clones. No debemos olvidar que, estructuralmente hablando, el Episodio II y el V son perfectamente paralelos en su argumento.

Imagen del interior del CD, con los clones dispuestos para el ataque.

La pena es que tanto los errores que cometió Lucas como aquellos que no cometió y sin embargo se le endosaron a la ligera, restaron potencia a una de las películas más ambiciosas de la saga que seguramente el tiempo se encargará de poner en su sitio. También harían muy bien los de Sony Classical en editar una edición en condiciones que contenga las más de dos horas de música que grabó John Williams en Abbey Road, al menos como lo que hicieron con The Phantom Menace en su Ultimate Edition. Habrá quien la compre y quien la goce.


Confrontation with Count Dooku and Finale

domingo, 10 de abril de 2011

John Williams - STAR WARS EPISODE I: THE PHANTOM MENACE


1. Star Wars Main Title and The Arrival at Naboo (2:55)*
2. Duel of the Fates (4:14)
3. Anakin's Theme (3:09)
4. Jar Jar's Introduction and The Swim to Otoh Gunga (5:08)
5. The Sith Spacecraft and The Droid Battle (2:37)
6. The Trip to Naboo Temple and The Audience with Boss Nass (4:07)
7. The Arrival at Tatooine and The Flag Parade (4:04)
8. He Is the Chosen One (3:53)
9. Anakin Defeats Sebulba (4:24)
10. Passage Through the Planet Core (4:40)
11. Watto's Deal and Kids at Play (4:57)
12. Panaka and the Queen's Protectors (3:24)
13. Queen Amidala and The Naboo Palace (4:52)
14. The Droid Invasion and The Appearance of Darth Maul (5:14)
15. Qui-Gon's Noble End (3:48)
16. The High Council Meeting and Qui-Gon's Funeral (3:09)
17. Augie's Great Municipal Band and End Credits (9:38)

Hagamos una prueba: preguntemos en nuestro círculo de amistades por qué La amenaza fantasma es, como todo el mundo da por sentado, un truño infecto. Aventuro que obtendremos dos tipos de respuesta, a) "no lo sé", y b) "porque es una mierda, y punto", respuestas ambas muy parecidas en su esencia. Es sorprendente cómo una película que obtuvo el respaldo mayoritario -tibio, pero mayoritario- de la crítica se convirtió, gracias a una especie de efecto bola-de-nieve producido por una moda social, en prácticamente la peor película de la historia del cine; en paradigma de la chapuza, la decepción y el mancillamiento de nuestra sagrada infancia. Yo mismo fui testigo de cómo se pasó de un momento inicial de relativa aceptación (¡en la sala de cine donde fui a verla aplaudieron al final!) a un estado de odio y escarnio fomentado por la necesidad de responder a la tendencia mayoritaria y cínica que pedía entre risotadas la ejecución de George Lucas.

Me reservo mi personal opinión sobre la película Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma (1999) para el día en que monte un blog sobre cine, porque éste va de música. Lo anterior venía a cuento a la hora de analizar en qué se fija el espectador medio a la hora de valorar una película. Se mire como se mire, parece mentira que tengan más peso los chistes sin gracia de Jar Jar Binks que la estupenda banda sonora compuesta por John Williams, a la hora de valorar una obra cinematográfica. El caso es que, dieciséis años después de El retorno del Jedi, Williams volvía a sostener la batuta frente a la London Symphony Orchestra para la esperadísima precuela de Star Wars, haciendo que la película más esperada de todos los tiempos tuviese también la banda sonora más anticipada habida y por haber.

Duel of the Fates.

Al igual que la propia película, su banda sonora supone más un prólogo que un verdadero primer episodio. No hay muchos temas clásicos de la sagrada trilogía en esta nueva partitura, salvo los imprescindibles Main Titles, el oscuro tema del Emperador y el tema de la Fuerza, que suena un par de veces. En principio, y salvo por algunas notables sutilezas que analizaremos después, John Williams parece haber reseteado su disco duro para comenzar desde el principio su visión musical de la saga galáctica. Por otra parte, hay que decir que la forma de plantear el sonido de Episodio I es parecida a la empleada en su predecesora cronológica (que no argumental) El retorno del Jedi: cimentada sobre todo en el poderío de una música incidental que se concibe brillantemente como una sucesión de piezas orquestales independientes, aventureras y poderosamente visuales. Hay quien menciona Indiana Jones y la última cruzada (1989) como la fuente estilística de toda la producción posterior de acción y aventuras de Williams, y es cierto que desde aquella composición el músico ha ido profundizando en el uso mucho más romántico de las cuerdas, en el empleo de contrapuntos armónicos (dos melodías distintas pero complementarias interpretadas al mismo tiempo), y en una reducción progresiva de los vientos de las fanfarrias de antaño, salvo en contadas excepciones. Williams no ha dejado de evolucionar.

Portada del single promocional Duel of the Fates.

La gran excepción de La amenaza fantasma es, en este caso, el tema principal Duel of the Fates. Se trata de una pieza espectacular, musicalmente lo más grandioso que ha compuesto Williams quizá en toda su carrera. Aquí se emplean casi por primera vez los coros a gran escala en la saga, y los golpes de trompeta y trompa ponen la carne de gallina. El problema es que el tema no parece encajar del todo bien con el resto de la partitura, y casi ni en la propia película (suena solamente en el duelo final, y muy recortado), dándonos la sensación de que su inclusión en la banda sonora responde a la necesidad de un tema potente que le diese tirón comercial al disco y subrayase el carácter épico y solemne de la película. Se hizo muy popular una versión del tema que incluía diálogos de la película, como en el vídeo oficial. Duel of the Fates también se hace un poco largo a causa de sus muchos finales en falso. El verdadero tema principal de Episodio I, el que representa el espíritu del filme respecto a su posición dentro de la hexalogía, es Anakin's Theme, el tema de Anakin Skywalker.

Imagen de la contraportada del CD.

Anakin's Theme es la clase de pieza que explica sin palabras por qué John Williams es quien es, el compositor por excelencia del cine comercial de los últimos cuarenta años. Se trata de un tema ingenuo que en una primera escucha parece no arrancar, no salir a flote. Sus notas suben y bajan en una sucesión de melodías que suenan a lejanía legendaria, a frágil inocencia. Es el tema musical que correspondería a un niño cualquiera, bastante indefenso, de no ser porque justo al final escuchamos sobrecogidos unas notas sutiles pero nada casuales, que nos alertan: esa inocencia no durará para siempre, y los desequilibrios que pesan sobre su carácter acabarán decantándose por la perdición. Anakin es la auténtica amenaza fantasma, mucho más que el siniestro encapuchado de los hologramas azules.

Anakin's Theme

Pero no vayamos tan rápido, porque The Phantom Menace no es solamente un par de temas centrales y música incidental genérica. Casi parece que el músico neoyorquino se hubiese pasado una década preparando en la sombra su regreso a los planetas de Lucas, porque casi cada corte del álbum oficial suena tan bien como el tema principal de cualquier otra banda sonora, y no como una serie de variaciones sobre un par de leitmotivs básicos. Por poner tres ejemplos, podemos escuchar la marcha que acompaña al ejército droide que desembarca en Naboo, y que mezcla sabiamente el sabor caricaturesco de los nazis de Indy con el toque facha de The Imperial March, sin ser ni uno ni otro; o buscar acertados paralelismos entre The Flag Parade con la marcha triunfal de Ben-Hur previa a la carrera de cuadrigas; o apreciar la colorista fantasía guerrera de Panaka and the Queen's Protectors.

The Flag Parade

No obstante, y aunque estos ejemplos de riqueza compositiva corresponden a fanfarrias espectaculares, pienso que The Phantom Menace encuentra su mejores momentos en los temas lentos y meditativos, como por ejemplo el maravilloso He Is the Chosen One, Watto's Deal and Kids at Play (el tema de la Fuerza suena maravilloso aquí), The High Council Meeting and Qui-Gon's Funeral (suena un breve atisbo del Yoda's Theme y otro de The Imperial March) o el ya mencionado Anakin's Theme. Williams emplea también a discreción el coro London Voices, no solamente en Duel of the Fates, sino también en otros cortes como The Swim to Otoh Gunga y el correspondiente al funeral de Qui-Gon, y experimenta exitosamente con ambientaciones más vanguardistas y ambientales en fragmentos como The Appearance of Darth Maul, precedente lejano de algunos pasajes muy arriesgados de La venganza de los Sith (2005). Un caso aparte es Augie's Great Municipal Band, un tema quizá demasiado tecnificado, directamente inspirado en el tema Serra Pelada del Powaqqatsi de Philip Glass, película documental curiosamente producida por Lucas más de una década antes.

Portada de la "edición definitiva".

Un año después del estreno de la película, la banda sonora se había convertido merecidamente en un best-seller discográfico y la compañía Sony Classical, que se había dejado un pastón en conseguir los derechos de su publicación, lanzó un doble CD con lo que llamó "edición definitiva" de la obra. Este álbum contiene muchas más pistas que el disco original, ordenadas cronológicamente y con títulos menos reveladores de la trama (lo de Qui-Gon's Noble End - "El noble final de Qui-Gon" es de juzgado de guardia, considerando por ejemplo que el disco llegó a España tres meses antes que la película), aunque muchos de los cortes son tan breves y están tan obsesivamente organizados que el disco parece realizado por y para nerds. Y tampoco contiene absolutamente toda la música de la película, por más que se empeñe. Yo me quedo con el lanzamiento originario, excelente ejercicio de oficio y raza, tristemente uno de los más sólidos puntos a favor del Episodio I que casi nadie reconoció como motivo de admiración.

jueves, 7 de abril de 2011

John Williams - RETURN OF THE JEDI


CD 1*

1. 20th Century Fox Fanfare (Alfred Newman, 1954)
2. Main Title / Approaching the Death Star / Tatooine Rendezvous (9:17)
3. The Droids Are Captured (1:17)
4. Bounty for a Wookie (2:50)
5. Han Solo Returns (4:01)
6. Luke Confronts Jabba / Den of the Rancor / Sarlacc Sentence (8:48)
7. The Pit of Carkoon / Sail Barge Assault (6:02)
8. The Emperor Arrives / The Death of Yoda / Obi-Wan's Revelation (10:57)
9. Aliance Assembly (2:10)
10. Shuttle Tydirium Approaches Endor (4:06)
11. Speeder Bike Chase / Land of the Ewoks (9:38)
12. The Levitation / Threepio's Bedtime Story (2:44)
13. Jabba's Baroque Recital (3:03)
14. Jedi Rocks (2:49)
15. Sail Barge Assault (Alternate) (5:03)

CD 2*

1. Parade of the Ewoks (3:28)
2. Luke and Leia (4:45)
3. Brother and Sister / Father and Son /
The Fleet Enters Hyperspace / Heroic Ewok (10:39)
4. The Emperor's Throne Room (3:25)
5. The Battle of Endor I (Into the Trap / Forest Ambush /
Scout Walker Scramble / Prime Weapons Fire)
6. The Lightsaber / Ewok Battle (4:31)
7. The Battle of Endor II (Leia Is Wounded-The Duel Begins /
Overtaking the Bunker / The Dark Side Beckons /
The Emperor's Death) (10:02)
8. The Battle of Endor III (Superstructure Chase /
Darth Vader's Death / The Main Reactor) (6:03)
9. Leia's News / Light of the Force (3:21)
10. Victory Celebration / End Title (8:33)
11. Ewok Feast / Part of the Tribe (4:00)
12. The Forest Battle (Concert Suite) (4:03)

*Lista de temas de la edición RCA Victor de 1997. La portada es la original de 1983.

El Jedi regresó en 1983 con todas las expectativas posibles al ser el final del fenómeno Star Wars. Otra vez Lucas, tras darle un millón de vueltas al asunto de la dirección (David Lynch renunció para dirigir Dune y Steven Spielberg fue descartado por aquello de los egos), delegó en otra persona para dirigir. Fue Richard Marquand quien llevó a buen puerto El retorno del Jedi, el Episodio VI de la saga con el que ésta concluye. Cierto que la película tiene sus carencias -demasiado muñeco suelto- y que no es tan absolutamente excelente e innovadora como sus dos predecesoras, pero dejó un buen sabor de boca al atarse todos los cabos de la trama con prístina eficacia. John Williams, casi más que en ninguno de los casos previos, realizó una contribución decisiva.

Me refiero a que El retorno del Jedi resultó ser, conscientemente o no, una película con un tono algo más "light" que la dramática y tensa El Imperio contraataca, y hacía mucha falta que la sutil inclinación emocional de la banda sonora le aportase las connotaciones exactas a cada escena. No obstante, y aunque la banda sonora de Williams es en general tan buena como las anteriores, es justo decir que realizó algunas apuestas fallidas en lo que se refiere a sus platos fuertes: los temas principales de la película o leitmotivs, equivalentes del Main Title y el Princess Leia's Theme de Star Wars y The Imperial March y Yoda's Theme de The Empire Strikes Back; temas que en este caso no lograron la difusión popular que convirtieron las bandas sonoras anteriores en clásicos musicales. Se trata de Parade of the Ewoks, tema dedicado al pueblo de "osos" enanos guerreros que habita la luna de Endor; y de Luke and Leia, tema dedicado a los protagonistas masculino y femenino de la saga.


Luke y Leia. Debajo, su tema.



Aquí es donde entran las opiniones personales, claro, pero debo entender que el segundo tema fue compuesto en las primeras fases de escritura del guión. En él, Han Solo se había esfumado al final de El Imperio para no regresar y dejar su porvenir en suspenso, mientras que Luke y la princesa terminaban enamorados. El problema es que el público adoraba a Solo y Harrison Ford era ahora una megaestrella gracias a su encarnación del arqueólogo Indy, así que no se podía prescindir de él. Sobra mencionar que todo el primer tercio de la película es una excusa -muy divertida y bien rodada, por supuesto- para explicar el rescate del atractivo canalla, con lo que nos hacemos una idea de lo que su regreso a escena supuso a efectos de la trama. Como resultado, es notorio que el tema Luke and Leia suena mucho más como el tema amoroso que debió ser que como un corte musical dedicado a dos hermanos. Y es que claro, la chica era para Han, y hubo que redefinir los roles. Tan poco útil resultó esta composición que prácticamente ni se escucha en la película, por muy bien que esté planteada a un nivel meramente musical. Respecto a Parade of the Ewoks, ni el peso de estos personajes en la película ni el relativo rechazo que sufrieron por parte del público (¿una tribu de osos de peluche armados con lanzas es capaz de derrotar al Imperio Galáctico?) contribuyó a mitificar la pieza, aunque sí fue ampliamente explotada en el montaje del filme.

Los ewoks. Debajo, el tema creado para ellos, esta vez en directo.



La música incidental compensa ampliamente por la ausencia de temas originales pegadizos. Es incluso mejor que la de El Imperio, si cabe, en una línea aventurera que contiene una gran variedad de posibilidades muy bien exploradas. Viajamos desde el oscuro y decadente palacio de Jabba el Hutt (con un par de piezas de música de cámara futuristas realmente brillantes, amén de un breve leitmotiv para el obeso gusano mafioso) de regreso a Dagobah (con la correspondiente recuperación del tema de Yoda) y al espacio, y de allí a la luna de Endor, el poblado de los Ewoks (todo muy tribal y percusivo) y a la nueva Estrella de la muerte (donde el Emperador Palpatine tiene otro leitmotiv propio, siniestro de verdad) y la que hasta aquel momento fue la escena de batalla más larga recogida en una película hasta aquel momento. En su mayor parte, las composiciones de Return of the Jedi retoman los temas ya conocidos de la saga, dotándolos de un brío nuevo muy ágil y efectivo, sin duda porque John Williams se siente comodísimo jugando una vez más con todos esos elementos que ya domina con los ojos cerrados.

En su palacio de Tatooine, Jabba se lo monta en plan sadomaso.


Una pieza barroca que escuchamos en el palacio de Jabba.

Los regresos de temas clásicos resultan tremendamente efectivos en algún caso, como cuando Luke contempla la pira de su padre bajo las estrellas y suena una versión prodigiosa del tema de la fuerza (Light of the Force), aunque hay fragmentos totalmente novedosos que brillan con luz propia, como la fanfarria que escuchamos cuando Han Solo ha sido rescatado y los protas abandonan Tatooine, o los tenebrosos pasajes corales que acompañan la amarga lucha de Luke y Vader en presencia del Emperador. A éstos hay que sumar dos piezas que Williams añadió con motivo del reestreno de la trilogía en 1997, en la llamada Edición Especial: Jedi Rocks, la bizarrada compuesta para una actuación musical de marionetas en el palacio de Jabba que quedó pobretona en la peli original (se conocía como Lapti Nek); y Victory Celebration, tema que vino a sustituir acertadamente a la breve e ingenua composición original de 1983.

La extraña actuación en el palacio del Hutt.

Y el final alternativo con nueva música. Bonito y con buen rollo, la verdad.

Personalmente, la nueva composición para la escena final me gustó mucho más, también en parte porque Lucas añadió más contenido visual a la secuencia, que queda por fin redonda. A todo esto debemos añadir las grabaciones no utilizadas que la edición de RCA Victor de 1997 incluyó en su magnífico doble CD, y que merecen muy mucho la pena. Encontramos una versión alternativa de Sail Barge Assault, de la escena en que los protagonistas rescatan a Han Solo de la muerte en la fosa de Carkoon; y The Forest Battle, música compuesta para la batalla final en la luna de los ewoks.

La edición de 1997 incluye una suite de archivo con música sobre la Batalla de Endor.

En resumen, podemos decir que Return of the Jedi mantiene con holgura el nivel de sus predecesoras, aunque con el defecto de no poseer temas propios especialmente memorables. Recapitula los sonidos de toda la trilogía con brillantez y gran colorido expresivo, y además introduce novedades como breves pasajes con coros y mucha más carga aventurera (la saga de Indiana Jones y la de la familia Skywalker parecían alimentarse mutuamente entonces) que le otorgan un peso propio. Qué difícil iba a ser retomar todos aquellos sonidos a finales de los noventa para La amenaza fantasma, y qué bien cumplió con su cometido John Williams, visto lo visto.

martes, 5 de abril de 2011

John Williams - THE EMPIRE STRIKES BACK


CD 1*

1. 20th Century Fox Fanfare (Alfred Newman, 1956) (0:21)
2. Main Title / The Ice Planet Hoth (8:08)
3. The Wampa's Lair / Vision of Obi-Wan /
Snowspeeders Take Flight (8:48)
4. The Imperial Probe / Aboard the Executor (4:24)
5. The Battle of Hoth (Ion Cannon / Imperial Walkers /
Beneath the AT-AT / Escape in the Millennium Falcon) (14:48)
6. The Asteroid Field (4:15)
7. Arrival on Dagobah (4:52)
8. Luke's Nocturnal Visitor (2:35)
9. Han Solo and the Princess (3:26)
10. Jedi Master Revealed / Mynock Cave (5:44)
11. The Training of a Jedi Knight / The Magic Tree (5:15)

CD 2*

1. The Imperial March (Darth Vader's Theme) (3:03)
2. Yoda's Theme (3:29)
3. Attacking a Star Destroyer (3:04)
4. Yoda and the Force (4:02)
5. Imperial Starfleet Deployed / City in the Clouds (3:03)
6. Lando's Palace (3:53)
7. Betrayal at Bespin (3:46)
8. Deal with the Dark Lord (2:36)
9. Carbon Freeze / Darth Vader's Trap /
Departure of Boba Fett (11:50)
10. The Clash of Lightsabers (4:17)
11. Rescue from Cloud City / Hyperspace (9:08)
12. The Rebel Fleet / End Title (6:26)

*La lista de temas corresponde a la edición de RCA Victor de 1997. La portada es la original.

Empezaré con una curiosidad: tan grande fue el éxito de Star Wars y de su banda sonora que, con motivo del estreno de su primera secuela tres años después, se pidió a John Williams que regrabase la famosa fanfarria de la Twentieth Century Fox, ya que parecía cuadrar perfectamente con el tema introductorio de la película como si, casualmente, hubiesen sido un todo desde siempre. Por eso se incluye esta breve pieza en el disco con la banda sonora de cada entrega de la trilogía original. Y por supuesto, toda película o programa de TV que estrena la Fox desde 1980 contiene al principio, sin que mucha gente lo sepa, un trocito de la banda sonora de El Imperio contraataca, interpretado por Williams y la London Symphony Orchestra.

Cuando La guerra de las galaxias se convirtió en el fenómeno que fue, amén de batir todos los récords de taquilla existentes entonces, fue lógico que aquella historia creada por George Lucas se expandiese en algunas secuelas. Los personajes estaban allí, buenos y malos, y también había todo un universo por explorar. También en lo musical. Por eso, a pesar de que Lucas delegó las labores de dirección al recientemente desaparecido Irvin Kershner, la presencia de John Williams fue indiscutible de cara a la primera continuación de Star Wars: El Imperio contraataca (The Empire Strikes Back, 1980).

John Williams, a punto de desconectar (otra vez) al pesado del droide.

Y para no desorientarnos antes de tiempo, hay que admitir desde ya que es esta banda sonora la que realmente abre el camino hacia una nueva forma de entender el arte de componer música para películas. Si Star Wars fue una reivindicación de la música orquestal de corte romántico (casi decimonónico en su clasicismo épico), The Empire Strikes Back es lo que viene después, el título musical que abre la década de los ochenta con un sonido completamente nuevo. A continuación, un magnífico documental sobre la grabación de este trabajo, y sobre la carrera de Williams en general (en inglés, I'm sorry):


La propia película es igual: si La guerra de las galaxias fue algo completamente novedoso en su argumento y clásico en su estructura formal, El Imperio es también nueva en lo segundo, tanto en el tratamiento del guión como en los perfiles de cada personaje y la autoconciencia de ser un capítulo intermedio entre una obra unificada que venía de un episodio anterior e iba hacia otro posterior. El Imperio contraataca, en fin, es quizá la primera película que un chaval de hoy puede ver sin notar que pertenece a una generación pasada.

El maestro Yoda y Luke Skywalker. Abajo, Yoda's Theme.


En principio, la fórmula empleada por Williams es la misma: la famosa fanfarria inicial, muchos temas de música incidental que acompañan al movimiento de elementos en pantalla, y un par de composiciones potentes que sirvan como temas principales de la partitura. En este caso nos encontramos con los dos mejores de toda la saga: la pseudo-fascista marcha imperial (The Imperial March), que acompañará para siempre a la efigie negra cromada de Darth Vader; y el tema de Yoda (Yoda's Theme), maravilloso por ser uno de los pocos temas cinematográficos que no están dedicados ni al héroe, ni al villano, ni al amor ni a la acción. Yoda's Theme es una acertada descripción musical de la bondad y la sabiduría. Hay un tercer leitmotiv destacado en la partitura, aunque no está presentado de manera del todo explícita en el álbum grabado: el tema de amor entre Solo y Leia, pero de ese hablamos después. Hasta aquí todo va según lo establecido, pero...

Luke y Vader en el duelo final de la película. Abajo, The Imperial March.


...pero atentos/as, porque lo que en Star Wars eran temas incidentales bastante potentes pero supeditados a las imágenes, en The Empire Strikes Back son composiciones con vida propia, tan perfectos en su estructura y planteamientos que son capaces de narrar el argumento por sí mismas. Cada corte de esta banda sonora es una pieza única, cerrada y autoconclusiva, con una textura tan multifacética que transmite muchos más matices que los temas de su predecesora. La razón es simple: si La guerra de las galaxias fue una aventura deslumbrante y fácil de digerir, El Imperio es mucho más compleja, filosóficamente profunda y dependiente de los sentimientos de cada personaje implicado. Es un espectacular viaje de los desiertos helados de Hoth a la ciudad en las nubes de Bespin, pasando por mil y una peripecias en mitad del espacio y, por supuesto, por el pantanoso Dagobah donde habita el maestro Yoda; pero también es el amargo viaje iniciático del aprendiz Jedi Luke Skywalker en busca de la revelación de su identidad, la huída desesperada de Han Solo, Leia y compañía ante un Imperio Galáctico que les va ganando terreno minuto a minuto. John Williams tiene para todos.

Contraportada del LP original.

La película comienza en Hoth, y una de las primeras grandes piezas del álbum se desarrolla aquí. The Battle of Hoth es toda una suite orquestal que acompaña espectacularmente las escenas de lucha y los vericuetos del arranque de la trama, poco menos que una banda sonora en pequeñito dentro del conjunto de la partitura para la película de Kershner. Podemos destacar el empleo a discreción de la marcha imperial como signo evidente de que los malos van ganando desde el principio de la película. Williams emplea, además, algunas interesantes notas de piano de cola justo antes de que empiece la batalla, como elemento creador de tensión.

La escena del campo de asteroides. Impresionante.

Y la sigue inmediatamente un tema que, si bien supuestamente no iba a tener demasiada importancia, es de los más recordados de esta obra: The Asteroid Field, imaginativo ejercicio de intriga y nerviosismo a base de percusiones que recrea mágicamente las maniobras imposibles del Halcón Milenario mientras esquiva asteroides y huye de los cazas imperiales. La parte central de la banda sonora se define por una fluctuación constante entre temas heroicos y composiciones algo oscurantistas, según sea la escena que corresponda en la pantalla.

"¡Los reyes magos no existeeeeeeeen!"

Por agilizar la descripción de un trabajo tal largo y complejo pasaremos a los temas finales. Bespin es descrita en el pentagrama con una melodía solemne que incluso contiene alguna vaga referencia a la fanfarria rebelde de siempre, aunque ya sabemos que Lando ha tendido una trampa a los protagonistas. A continuación viene lo mejor, la oscura lucha entre Luke y Vader y la fuga de Bespin, con algún fragmento sobrecogedor como la marcha procesional, casi fúnebre, que suena mientras Luke observa escondido cómo Boba Fett se marcha con el cuerpo congelado de Han Solo. La banda sonora concluye con una rendición a plena potencia (y plena epicidad) del tema de amor de la película mientras la flota rebelde se aleja, dejando la trama completamente abierta de cara a El retorno del Jedi. Los títulos finales van acompañados de un estupendo medley con los temas más destacados de la banda sonora. Por cierto, este es con seguridad el mejor tema-resumen para los créditos finales de la saga.

Épico plano final. Debajo, el tema de los créditos finales.



Para resumir, insistir en que The Empire Strikes Back (espero no ser redundante) es una banda sonora más potente que la de la película original por su mayor complejidad compositiva ante un universo argumental que se ha expandido, y sin duda también por la gran ambición depositada por John Williams en cada nota. Williams consigue dar a esta partitura mucha más amplitud cromática, entre otras cosas por una gran labor de orquestación que resta importancia a los vientos y refuerza las cuerdas, mucho más cálidas y con más hondo calado emocional en el oyente. En 1981 compondría la música para la primera entrega de Indiana Jones, quedando patente que el trabajo que nos ocupa contiene la semilla de prácticamente toda su carrera posterior, y su "marca de la casa" como compositor, ya sin posibilidad de comparación con ningún otro músico de su generación, y mucho menos de error al identificarlo. Esta banda sonora es la que deberíamos tener en casa, aunque solamente pudiésemos tener una.

domingo, 3 de abril de 2011

John Williams - STAR WARS


CD 1*

1. Main Title (5:24)
2. Imperial Attack (6:19)
3. Princess Leia's Theme (4:25)
4. The Desert and the Robot Auction (2:55)
5. Ben's Death and Tie Fighter Attack (3:49)
6. The Little People Work (4:04)
7. Rescue of the Princess (4:49)
8. Inner City (4:16)
9. Cantina Band (2:45)

CD 2*

1. The Land of the Sand People (2:52)
2. Mouse Robot and Blasting Off (4:04)
3. The Return Home (2:48)
4. The Walls Converge (4:35)
5. The Princess Appears (4:06)
6. The Last Battle (12:09)
7. The Throne Room and End Title (5:27)

* La lista de temas corresponde a la primera edición del álbum en CD por Polydor, en 1986.

El mejor ejemplo de utilización efectiva de música en el séptimo arte es La guerra de las galaxias (1977). Así de categóricos podemos ser si atendemos a que la atrozmente famosa película de George Lucas sigue siendo citada, más de treinta años después de su estreno, como el mayor fenómeno de masas que jamás haya tenido su origen en una pantalla de cine. Cualquiera que tenga dos dedos de frente, a estas alturas, tendrá que reconocer que, si obviamos al propio Lucas, el máximo responsable del hondo calado de la saga en la cultura popular es John Williams.

George Lucas y C3PO durante el rodaje en Túnez.

Lucas, un joven y prometedor principiante que había despegado con fuerza gracias a American Graffiti (1973), logró el respaldo necesario para llevar a cabo su fantasía personal: plasmar en imágenes y con total libertad creativa todo un universo fantástico y de ciencia-ficción, algo que nunca antes se había llevado a cabo en términos de gran producción para adultos. Muchos de quienes formaron el elenco de su proyecto eran también relativamente novatos en sus labores, aunque entre los más curtidos estaba el versátil compositor John Williams, que poco tiempo antes había logrado su segundo Oscar por Tiburón (1975) y se había hecho una sólida reputación en los setenta por sus partituras para algunas de las películas más espectaculares de la década, como las catastrofistas La aventura del Poseidón (1972), Terremoto (1974) y El coloso en llamas (ídem). Fue Steven Spielberg quien recomendó a Lucas que contara con su batuta, quizá pensando en que una película tan innovadora y arriesgada iba a necesitar unos cuantos puntales "conservadores" que le diesen peso artístico. Y John Williams, que entonces era tremendamente prolífico, se empleó a fondo hasta lograr la primera pieza del que terminaría siendo su principal aporte personal a la historia de las bandas sonoras: la saga Star Wars, las seis películas, para las que llegaría a crear una de las obras musicales, si la entendemos en su conjunto (cosa que debemos hacer), más coherentes, complejas y extensas jamás compuestas.

Cartel original de La guerra de las galaxias.

Star Wars, que hoy se identifica con el Episodio IV de la saga bajo el título de Una nueva esperanza, sirvió también para dar nuevo impulso a un modo de hacer música para películas que había caído en desuso durante los años previos, con el apogeo de corrientes fílmicas de corte europeizante y que utilizaban composiciones mucho más modestas que las que se obtienen con una gran orquesta sinfónica a pleno rendimiento. Pensemos en el folclorismo italiano de Nino Rota en El Padrino, en el modesto lirismo de Michel Legrand en Verano del 42 y de Francis Lai en Love Story, o en la recuperación de temas para piano de Scott Joplin en El golpe, además de los muchos éxitos que iban haciendo entrar a la canción pop en la música de cine de primera línea, en musicales como El violinista en el tejado (primer Oscar de Williams) o Cabaret, y eso aparte de la irrupción en el gremio de artistas pop como Isaac Hayes, Burt Bacharach o los mismísimos Beatles. Star Wars fue un regreso triunfal -en todos los sentidos- al clasicismo de los años dorados del Hollywood de Maurice Jarre, Alfred Newman, Miklos Rozsa, etc. La vieja forma de hacer bandas sonoras se había salvado, y gracias a Star Wars sigue viva hoy.

La escena cumbre, musicalmente hablando, de Star Wars.

A George Lucas también se le debe reconocer su parte del mérito en la concepción musical de Star Wars. Me explico. Resulta que Lucas, seguramente influido por lo que hizo Kubrick en 2001, pensaba recurrir a obras clásicas para ambientar sus aventuras galácticas. Por eso John Williams tuvo que emplearse a fondo para convencerlo de que una banda sonora totalmente original ayudaría a dar empaque a aquel universo totalmente nuevo que acababa de surgir vívidamente en el celuloide. No obstante, y posiblemente por causa del empecinamiento de Lucas, es posible detectar algunas influencias estilísticas bastante evidentes en algunas de las piezas de Star Wars, como la inevitable Los planetas de Holst en la manera de abordar las orquestaciones por parte de Herbert W. Spencer, algún fragmento de La consagración de la primavera de Stravinsky en escenas puntuales (cuando los droides R2D2 y C3PO caminan por las dunas de Tatooine) e incluso algún discreto leitmotiv de la Tetralogía de Wagner, disperso aquí y allá para deleite solo de los muy expertos. Recogiendo todo esto, amén de importantes pinceladas del estilo épico de Erich W. Korngold y Max Steiner, y sobre todo las ideas que fluían en su genial cerebro, John Williams se puso al frente de la London Symphony Orchestra y grabó la banda sonora en Inglaterra, casi en un tiempo récord. El disco fue publicado paralelamente al estreno de la película, y ha sido reeditado en múltiples ocasiones con material inédito añadido de forma progresiva, hasta un punto en el que, si no me equivoco, podemos encontrar prácticamente todo lo grabado por Williams a la venta oficialmente.

Despliege de portada y contraportada en la versión LP.

No creo que deba detenerme demasiado en la descripción de los temas que componen esta obra, y mucho menos en las escenas que acompañan (¿alguien no ha visto La guerra de las galaxias?), aunque sí es bueno subrayar algunas líneas generales en la música de esta película. Para empezar, es importante recordar que John Williams emplea leitmotivs a discreción, de forma bastante más sencilla y comprensible que el Wagner antes mencionado.

Princess Leia's Theme

Aunque hay algunos muy difíciles de reconocer cuando aparecen, destacan especialmente tres: el llamado "tema de la Fuerza", que suena, por ejemplo, en la famosa escena del atardecer con dos soles; el tema de la princesa Leia, que posee un desarrollo individual en el corte Princess Leia's Theme, aunque aparece en más ocasiones; y la breve pero intensa "fanfarria rebelde", que escucharemos sobre todo en escenas de acción, como el asalto final a la Estrella de la muerte. Tampoco debemos pasar por alto el mítico tema de la introducción, Main Title, la fanfarria que suena junto a ese preámbulo escrito sobre el negro espacial que te pone en situación; ni tampoco la divertida y original Cantina Band, interpretada por extravagantes criaturas en una taberna.

Así empieza la película, por si queda alguien que no lo sepa...

La escena de la cantina, con su banda extraterrestre. Han Solo disparó primero.

Mi preferido es el primero, el de la Fuerza, que logra hacernos viajar con la imaginación a ese pasado mítico en que los caballeros Jedi protegían la paz en la galaxia. John Williams hace posible algo tan difícil como dar forma a un cuento dentro de un cuento, el que narra Obi Wan Kenobi al muchacho Luke, que a su vez nos es narrado a nosotros con maestría por un George Lucas en estado de gracia. Kenobi usaba la Fuerza, y Lucas usaba a Williams.

Portada de la versión en CD de 1997, la más completa hasta la fecha.

Por concluir con una impresión personal, decir solamente que la banda sonora de Star Wars debió ser todo un shock sensorial para quienes asistieron al estreno de la película, y todavía hoy destaca como una proeza en el arte de la composición que no peca de excesiva complejidad y que puede ser disfrutada por un público muy amplio. Eso sí, se queda un poco "pequeña" cuando la comparamos con el vasto abanico de melodías y sentimientos plasmados en su secuela natural, su expansión conceptual cuasi-darwiniana El Imperio contraataca.


P.D. Acabo de toparme con el trailer original de La guerra de las galaxias, de antes de que John Williams añadiera su música. Aquí lo pongo, como testimonio palpable de lo distinta que habría sido la ambientación de la película sin el toque Williams:


El primer trailer de Star Wars (1977).
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