domingo, 4 de julio de 2010

Ray Lynch - DEEP BREAKFAST


1. Celestial Soda Pop (4:37)
6. Kathleen's Song (4:05)
7. Pastorale (5:26)
8. Tiny Geometries (6:08)

Todo un descubrimiento ha sido para mí, muy recientemente, la escucha de esta obra que yo echaba al amplísimo saco de la new age, un género que en mi caso suele tener que hacer méritos enormes para entusiasmarme. Este disco lo ha logrado, y explicaré mis motivos.

Ray Lynch

Deep Breakfast (1984) tiene, para empezar, esa necesaria capa de leyenda que te predispone a su favor desde el principio. Parece que Ray Lynch y su mujer grabaron éste y el anterior álbum en plan bastante casero, y en su propia casa los vendían en plan mercadillo antes de que pudiesen lograr la distribución de una compañía discográfica "oficial". A todos nos gusta lo artesanal, lo que sabemos que a su autor le ha costado trabajo sacar adelante. Efectivamente, muchos de los temas de Deep Breakfast suenan tan caseros que, por momentos, a uno le parece que bien podría reproducirlos tal cual con un órgano Casio a pilas. Entiéndase ello en el mejor sentido posible, y teniendo en cuenta en todo momento que una cosa es disponer de medios modestos y otra no saber rentabilizarlos al máximo. Ray Lynch consigue, mediante ciertos efectos sonoros y una producción tan sencillita como cabía esperar de un álbum originalmente autoeditado, separar sus magníficas composiciones del sonido de los feriantes con cabras equilibristas para acercarse por momentos al sonido de los grandes.

Despliegue de la carpeta, con una portada ligeramente distinta (la original, creo).

Aquí enlazo con el segundo de mis argumentos a favor, ya que el disco del que estamos hablando es una colección sólida como una roca de temas completamente independientes que funciona como un microcosmos musical en el que uno puede encontrarse de todo, desde piezas para un cristalino sintetizador con secuenciadores de fondo, a temas con violín y flauta perfectamente encuadrables en el minimalismo ortodoxo (en Kathleen's Song, mi tema favorito del álbum). Y, fuera o no Lynch consciente de ello, Deep Breakfast parece muy acertadamente empapado de reminiscencias de artistas clásicos de la música electrónica e instrumental en general, desde pinceladas del primitivo Vangelis y el gurú Tomita hasta atmósferas en plan Jarre, tanto del que compuso Oxygene como del que lanzaría después obras como Revolutions. Incluso hay momentos, por ejemplo en el segundo tema The Oh of Pleasure, que me recuerdan a las atmósferas mágicas de Giorgio Moroder en The Neverending Story. Desde luego -e impresiones personales aparte- creo que Ray Lynch, nacido en Salt Lake City y con formación musical clásica, sabe dónde tiene que agarrarse en lo que a música contemporánea se refiere.

Portada alternativa, un poco menos amateur en su diseño.

No quitaría yo importancia a los aspectos más trascendentales, orientalistas y homeopáticos de esta obra de Ray Lynch, pero creo que todo ello queda supeditado al despliegue de imaginación y creatividad de un disco que no termino de concebir como destinado a una sesión de yoga. Por ejemplo, no concibo la escucha de la fresca y divertida Celestial Soda Pop sin seguirle el ritmo con la punta del pie. Pienso que Deep Breakfast es sobre todo un divertimento musical que surge de lo que no todos los artistas new age tienen: inspiración y ambición por hacer algo grande.

2 comentarios:

Pepe dijo...

Soy un incondicional de Lynch, me enamoró desde que hace mucho tiempo escuché este disco por primera vez, como bien dices un trabajo muy sólido en su estilo de producción casera.

Sin embargo he de admitir que mi disco favorito de Lynch es el siguiente, "No blue thing", con el que logró otro éxito de ventas y popularidad en EEUU y en todo el mundo, además de contar con varios de sus cortes en sintonías, anuncios y concursos.

Ray Lynch, un sintesista genial del que espero un nuevo disco desde hace años, pero cuidado, los mitos como éste no pueden caer, así que mejor no presionarle para asegurar al menos un disco decente.

parsick dijo...

Grandísimo trabajo de Ray Lynch, a la altura de la mejor Suzanne Ciani, por citar a alguien también del otro lado del Atlántico, con un sonido algo parecido. Este "Deep Breakfast" lo descubrí un par de años después de su publicación original y me cautivó desde el primer momento, digamos que me enamoré de este album y me gustaron todos y cada uno de sus temas. Lamento disentir con Pepe respecto al siguiente album, para mí fue un gran fiasco, perdiendo parte de esa magia del anterior disco. Creo que Ray puso el listón muy alto, aunque digo lo de siempre... para gustos, los colores.

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