jueves, 10 de junio de 2010

Louis and Bebe Barron - FORBIDDEN PLANET


1. Main Titles - Overture (2:22)
2. Deceleration (0:55)
3. Once Around Altair (1:10)
4. The Landing (0:50)
5. Flurry of Dust - A Robot Approaches (1:10)
6. A Shangri-La in the Desert -
Garden with Cuddly Tiger (1:33)
7. Graveyard - A Night with Two Moons (1:17)
8. 'Robby, Make Me a Gown' (1:18)
9. An Invisible Monster Approaches (0:48)
10. Robby Arranges Flowers, Zaps Monkey (1:18)
11. Love at the Swimming Hole (3:12)
12. Morbius' Study (0:37)
13. Ancient Krell Music (1:48)
14. The Mind Booster - Creation of Matter (0:59)
15. Krell Shuttle Raid and Power Station (2:33)
16. Giant Footprits in the Sand (0:45)
17. 'Nothing Like This Claw Found in Nature!' (1:26)
18. Robby, the Cook and 60 Gallons of Booze (1:07)
19. Battle with Invisible Monster (2:55)
20. 'Come Back to Earth with Me' (1:19)
21. The Monster Pursues - Morbius Is Overcome (5:49)
22. The Homecoming (1:58)
23. Overture Reprise (2:14)

¿Qué es la música? ¿Dónde se encuentra el límite exacto entre la música, el sonido y el simple ruido? No pretenderé resolver esta cuestión en el comentario de este disco, pero sí que debemos mantenerla en el aire, por lo que pueda pasar.

Louis y Bebe Barron

Planeta Prohibido es una película que hoy se considera universalmente como un clásico de la ciencia-ficción (ese género sale mucho por aquí, lo admito), además de seguramente la versión más original de una obra de Shakespeare, La tempestad en este caso. Estrenada en 1956, sorprendió al público tanto por sus originales efectos especiales y su atmósfera futurista como por lo que aquí nos ocupa: su banda sonora, compuesta por los pioneros norteamericanos de la música electrónica Louis y Bebe Barron, que arrancaba aplausos en las salas. Este disco es emblemático, sobre todo porque se trata de la primera obra musical realizada con cinta magnética, pero también por ser la primera banda sonora cinematográfica completamente electrónica.

Imagen promocional de la película.

El matrimonio Barron, que ya tenía detrás cierto bagaje en la realización de música de vanguardia -contando incluso con el apoyo de John Cage-, fue contratado por la Metro-Goldwyn-Mayer para crear solamente unos cuantos minutos de efectos sonoros correspondientes a escenas de aterrizajes de naves y cosas así, aunque parece que lo que realizaron los Barron animó a los productores a encargarles la totalidad del acompañamiento musical de la película. Una apuesta arriesgada y loable por su parte.

Trailer original de Planeta Prohibido.

Sucede que los Barron no estaban sindicados como músicos, así que ni siquiera se les permitió usar la palabra "música" en la portada del álbum que se lanzó a la venta con la partitura de Forbidden Planet. Más bien se entendió todo aquello como una curiosidad tecnológica que ayudaba a ambientar la película, y no todo el mundo comprendió que aquello era verdaderamente música, aunque no tuviese nada que ver con las epopeyas orquestales que realizaban para el cine los músicos de entonces. Se sobreentiende que ni siquiera hoy en día sea fácil comprender que lo que hicieron aquellos pioneros era música electrónica, composiciones muy abstractas en las que cosas como el ritmo o la melodía eran poco menos que inexistentes.

Cartel de la película.

Lo que encontramos en Forbidden Planet son reverberaciones, burbujeos, sonidos de ficticias sirenas, de ruidosas computadoras dignas de aquellos platillos volantes plateados de los '50. Las capas de sonido se superponen, se entrecruzan formando en algún caso patrones armónicos muy efímeros. Louis y Bebe Barron, al mando de sus osciladores y magnetófonos, se esfuerzan en imaginar cómo debe ser la música de las civilizaciones intergalácticas que aparecen en la película, componiendo piezas muy bien definidas por el término inglés "soundscapes", es decir, creaciones sonoras que describen espacios físicos más que sentimientos o acciones concretas mediante un efecto que da a la música un carácter espacial. Es como si, mediante las fluctuaciones del sonido y la superposición de capas, fuésemos capaces de imaginar un espacio geográfico concreto.

Portada alternativa.

Lo más terrenal que escucharemos en Forbidden Planet será el rugido del león de la Metro en el primero de los temas, la Obertura. Desde luego, es un álbum musical para escuchar atentamente con auriculares y sumergirse en él, nada apto para ambientar guateques o poner en el coche. Y por supuesto, es una pieza fundamental de la vanguardia musical de inconmensurable influencia en la música posterior, no solamente de cine.

Los dos primeros cortes del álbum.

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